FDA opta por dejar el alarmismo en campaña de tabaco: ¿es posible esto en Chile?




A partir de este mes la agencia del Gobierno de Estados Unidos encargada de la regulación de la Administración de Drogas y Alimentos (más conocida como FDA por sus siglas en inglés), impulsó una millonaria campaña destinada a reducir los niveles de tabaquismo en el país del norte, esta vez con un interesante giro comunicacional, que se aleja del miedo como concepto clave para lograr el objetivo.

En Estados Unidos mueren más de 480 mil personas al año a causa del tabaquismo y los estudios han detectado que de los 22 millones de fumadores que hay en ese país, dos tercios quieren abandonar la adicción. El año 2015, el 55% de ellos hizo el intento, pero solo el 7% lo logró. A raíz de estas cifras – y de los enormes costos asociados a esta adicción- la FDA decidió destinar US$70 millones para apoyar esta iniciativa y lanzar la campaña "Every Try Counts", dirigida precisamente a reforzar positivamente a aquellos fumadores que hacen intentos reiterados por dejar el consumo y alentarlos de manera constante a perseverar en su propósito.

A diferencia de otras campañas antitabaco que resaltan los riesgos con el fin de infundir temor en la población y buscar con ello el abandono (cajetillas con imágenes de pulmones cancerosos, dientes destruidos o bebés con bajo peso) la FDA da un giro en la estrategia y fomenta el intento de dejar de fumar, una y otra vez, pero con mensajes de aliento. La iniciativa resulta sumamente interesante y digna de análisis como modelo a replicar, puesto que, si bien las publicidades alarmistas sirven en primera instancia como llamado de atención, es fundamental activar nuevas propuestas de acompañamiento que permitan mantener la acción y trabajar emocionalmente con las personas, considerando las dificultades propias de las adicciones. Utilizar el refuerzo positivo como técnica de modificación de conductas es algo muy propio de la psicología y que está altamente estudiado y comprobado.

En Chile, recientemente la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados aprobó una modificación a la Ley del Tabaco que elimina la venta en formato de cajetillas de 10 unidades; crea una cajetilla plana con advertencias casi totales en las dos caras y elimina aditivos como el mentol. Con esto se busca crear barreras de acceso por costo, imagen y sabor, lo que va en el sentido correcto. Hace algunas semanas los resultados preliminares de la Encuesta Nacional de Salud, detectaron que sobre el 30% de los chilenos fuma. Si bien representa una caída de casi 10 puntos respecto a 2006, la cifra es aún alta: 17 mil chilenos mueren al año a causa del tabaquismo.

A la luz de los resultados y estas nuevas medidas legales, ¿podríamos pasar a una segunda fase de la comunicación en salud e imitar iniciativas como la de la FDA?

Las nuevas autoridades de salud que asuman en marzo tienen ahí un interesante desafío, para atacar hábitos de vida y factores de riesgo que generan pérdidas por más de US$1.200 millones anuales en atenciones de salud (cáncer, infartos, entre otros). Generar un cambio en el paradigma comunicacional de la prevención, sumando al llamado de atención el acompañamiento y generando un cuidado integral de las personas es fundamental. No solo en el tabaquismo, también en otras enfermedades como por ejemplo la obesidad, cuyos índices siguen elevados y donde los sellos alimenticios ya han jugado un rol de alarma, y el llamado a perseverar en una alimentación sana acompañada de actividad física es todavía una tarea pendiente.

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