FILSA 2013: sin mucha novedad




La pauta noticiosa de estos días obliga a escribir sobre la versión 2013 de la Feria Internacional del Libro de Santiago, que se hace cada vez más conocida por su sigla FILSA, y que en estos días ha estado envuelta en la más artificial de las polémicas, a partir del eslogan que los organizadores eligieron para la presente versión, "FILSA p'al que lee". Indignadas cartas al director de gente con el pudor irritado ante el fálico eslogan y torpes defensas de gerentes de editorial adornaron el debate de cartulina que antecedió la apertura de la convención libresca.

<em>Chimuchinas baratas aparte, un paseo por la Estación Mapocho no deja, <strong>en rigor, casi nada nuevo</strong>. El mismo cuento de siempre comienza en la entrada, donde se tiene que pagar dinero para entrar a comprar libros.</em>

Así es. Aún cuando hay formas de entrar sin pagar, igual se gasta plata para entrar a gastar aún más plata, en el país en el que IVA al libro es el más alto del mundo. Una vez dentro, el esquema es conocido. La escena la dominan las multinacionales, donde los precios no bajan salvo excepciones, o en su defecto los puestos de ciertas librerías que ya tienen precios elevados en sus sedes habituales. Desde luego, cambian los libros, puesto que es esta la época en que a las editoriales se les dispara la glicemia porque hay que presentar todo lo nuevo.

Para encontrarle el lado amable a esta feria, que lo tiene, hay que entrar con un ánimo detectivesco, con disposición de pesquisa. Quedarse entrampado en los enormes stands de las multinacionales puede llevar rápidamente a la frustración, pues los precios son altos y la variedad no difiere en nada de lo que se puede encontrar en librerías a lo largo del año. Quien vaya a FILSA y quiera sacar provecho de la pagada visita, debe estar dispuesto a escudriñar en los stands más alejados del epicentro transnacional, donde hay menos luz natural y glamour, pero más ofertas y solidaridad con los esforzados bolsillos. Ahí, si la paciencia acompaña al visitante, es posible encontrar libros a buen precio, que es –en el papel- la idea que signa la realización de este tipo de eventos, al menos para el ciudadano de a pie.

En este sentido, la guionista Bernardita Labourdette (cuyo cómic Varua Rapa Nui recientemente fue elegido el mejor cómic chileno del 2012, en el marco de la 2ª Feria del Cómic de Santiago), una enferma de literatura, como diría Enrique Vila-Matas, una bibliófila rarísima e ineludible, es experta en recorrer de punta a cabo estas convenciones a lo largo del todo el continente latinoamericano y publicar útiles recomendaciones para tener en cuenta a la hora de aplanar los pasillos alfombrados de la Estación Mapocho, a ponerle ojo para no salir con las manos vacías o con la tarjeta de crédito reventada. Ojo también con el stand de editoriales independientes y universitarias, ahora tienen un mejor espacio, en el que se pueden apreciar el interesante trabajo de estos sellos. A poner atención también en los puestos de ciertas librerías, con tenacidad y tiempo se pueden encontrar joyas.

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