Fútbol y política: ¿Más parecidos de lo que pensamos?




Estamos a tres semanas de que se inicie el Mundial de Fútbol...y, ¿Qué tan similar es el fútbol y la política internacional?

En sus raíces, se trata de organizaciones en los que ambas tratan de crear condiciones de competencia equitativas y con cuerpos legales, para que todos los participantes sepan a qué atenerse y lo que es y no es aceptable.

El fútbol trata de tener normas aceptadas a nivel internacional (y un órgano de gobierno) para asegurarse de que todo el mundo juegue el mismo juego, con las mismas reglas. Esta es la FIFA, que se enfrentó a una gran oposición inicial de países como Gran Bretaña ante el temor de que la Asociación de Fútbol Nacional (FA) perdiera gran parte de su poder (lo que finalmente ocurrió); y a pesar de aquello, se convirtió en la potencia futbolística global, una especie de EEUU o China del fútbol.

Aunque los intentos de crear reglas y un órgano rector que sea obedecido en política internacional es mucho más difícil de lograr, solo basta con mirar a la ONU, para que hablar de la OEA. De la misma forma que en el fútbol, ​​hay claros beneficios que se obtienen para cada miembro al estar de acuerdo en ciertas reglas y la posibilidad de un árbitro mundial que puede decidir cuando dichas reglas se rompen y cuando se debe aplicar un castigo. En el largo plazo, esto es necesario para la continuidad de las relaciones entre los países; sustentada en la confianza para continuar y mantener las "reglas del juego".

Las distribuciones del poder, tanto en el fútbol como en política conduce a leyes globales que intentan ser equitativas para los estados más pequeños, a pesar de que es notorio el peso de algunos países en términos de influencia y poder, usualmente del mundo desarrollado. Replicando así el modelo hegemónico norte sur también en el fútbol. Comparando el FMI (como un mascarón de proa de las influencias occidentales en el orden económico mundial) y la FIFA, se generan algunas similitudes interesantes. Por ejemplo, ambas instituciones deciden si otras naciones pueden unirse a la base de ciertos principios que son necesarios para participar en el comercio / partidos respectivamente. El FMI hace esto mediante la evaluación de la economía, su potencial de crecimiento y perfil político. Mientras que la FIFA inspecciona las instalaciones y se involucra en conversaciones con funcionarios gubernamentales. Tanto en fútbol como política, los países menos desarrollados a menudo son castigados por procesos complejos y burocráticos que les impiden participar en igualdad de condiciones. Estos problemas pueden ocurrir por razones de menor importancia, tales como no ser capaz de llenar correctamente el papeleo burocrático que "viene con la experiencia y el conocimiento".

A pesar de estos obstáculos a la participación, el surgimiento de los estados no occidentales ha alterado el equilibrio. Ahora, el orden mundial debe tomar cada vez más en cuenta los intereses de estos grupos y así cambiar sus configuraciones.

Las relaciones de poder existentes entre los órganos regionales del fútbol, se visualizan con mayor claridad en la distribución de las 32 ​​plazas para la Copa Mundial 2014. Europa tiene 13 plazas y Asia, África y Oceanía sólo 10 entre todos ellos. Aunque, ya es una mejora respecto a los torneos anteriores, profundizando así la tendencia hacia la equidad que en justicia corresponde. Esto ha sido en gran parte posible gracias a la ampliación del número de equipos participantes en la Copa del Mundo . A pesar de lo dicho, la UEFA sigue siendo un jugador líder en las negociaciones, dejando muy atrás a la Conmebol, incluidos Argentina y Brasil.

El aumento en el número de países también es efectivo en política internacional, donde hay un claro incremento en el número de partes implicadas en los debates; como se ve a través de la creación del G-20 (en lugar del G-8). Sin embargo, a pesar de este cambio positivo hacia una mayor inclusividad, el Consejo de Seguridad de la ONU tiene quince miembros, cinco de los cuales son de Europa Occidental o de los "otros" (incluyendo EE.UU.) tres de los cuales son miembros permanentes y por lo tanto, tienen poder de veto sobre todos. Parece Fifa, pero no, es el Consejo de Seguridad.

La importancia de las reglas en el fútbol es tal que se siguen a ojos cerrados, sin importar la cordura de estas. En el pasado, y aún hoy en día entre la mayoría de los verdaderos fanáticos del juego, una exhibición de habilidad es aplaudida; como también sigue existiendo una sensación de deportividad tanto en la cancha como graderías; ejemplo de aquello fue el aplauso el sábado pasado al Atlético Madrid por parte de los hinchas del Barcelona, cuando aquellos ganan el campeonato español o cuando un jugador patea la pelota fuera porque hay un contrincante lesionado. Esto ocurre tanto en torneos amateurs como profesionales, en partidos locales e internacionales.

El poder del dinero, y de los mercados, tanto en la política como fútbol está en todos lados presente, atrayendo gran cantidad de influencia y lobbying hacia ambos. Las grandes empresas y los multimillonarios ahora poseen y controlan el fútbol. Estando totalmente separados tanto en términos socioeconómicos como geográficos de los fans, ejemplo de aquello es Colo Colo en Chile o el Real Madrid en el mundo, el primero tiene seguidores a lo largo de todo el país, el segundo, globalmente. Lo descrito, resulta evidente por las enormes sumas requeridas para ser auspiciador de la Copa del Mundo 2010, que fue de $ 125 millones dólares . De la misma manera, las empresas globales y los multimillonarios poseen cada vez más peso e influencia para establecer el orden del día en la escena política internacional. Basta sólo con mirar el dinero invertido en lobbying (formal e informal) en todo el mundo para reconocer esta tendencia creciente . Las grandes corporaciones tienen un poder increíble sobre los órganos políticos y futbolísticos.

Por último, los ciudadanos globales son cada vez más fanáticos del fútbol, industria que se guía bajo la lógica del Marketing. Testimonio de aquello es el rating tanto en TV abierta como de pago, al igual que radio y prensa; en donde abundan programas deportivos y noticiarios centrales con un 50% del tiempo dedicado al deporte (eufemismo de fútbol). Para que hablar de las transmisiones en vivo de la selección nacional, por lo bajo 45% de rating hogar. En este contexto, y a pesar de que la política también se moviliza bajo el paraguas del Marketing hoy por hoy: ¿por qué no logran evocar una emoción tan potente como la cultura del fútbol? ¿En la construcción de la Copa del Mundo 2014, no deberíamos preguntarnos también sobre la situación política y los disturbios en Brasil con la misma emoción que sentimos cuando Sampaoli nos informó de los jugadores que no van a Brasil?

Comenta

Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.