Gracias, no se molesten




Comprender en su exacta dimensión los halagos y manejar dignos las presiones de la industria, son destrezas que no abundan en la escena del rock inglés. Un caso: Oasis, convencidos por fans y crítica de reencarnar a The Beatles, hizo de la ramplonería su sello a contar del tercer disco. The Horrors pudo perderse entre tempranos elogios gracias a su rock gótico de garaje, envuelto en una estética que cruzaba en una pasarela a The Cure con The Ramones. El debut Strange house (2007) gozó de excelente crítica; el segundo álbum Primary colors (2009) fue elegido como el mejor del año por la chovinista revista NME, mientras Skying (2011) -también ensalzado por los británicos-, conquistó a la prensa estadounidense. Tocaron en Santiago en mayo de 2012 demostrando, además de un sólido show, que los clichés no agujerean su carácter. Una bandera chilena arrojada al escenario no fue tomada en cuenta.

Por sobre las palmaditas, The Horrors hace la música en la que cree y eso les ha dado una confianza que facilita la evolución. Luminous refleja el sentido cohesivo del grupo donde prima el conjunto, no las individualidades. Distantes de la técnica y las destrezas, las canciones lucen blindadas por una artesanía de perfecto equilibrio instrumental, donde esta vez el sonido reluce más sofisticado. Los guiños vintage de los teclados ceden en busca de una modernidad orientada hacia la pista de baile sin estridencias, con un toque espacial y lisérgico, tal como ocurre en Chasing shadows, In and out of sight, y el primer sencillo, I see you.

El cantante Faris Badwan transfigura su rol. La voz áspera de los inicios, con los fantasmas de Ian Curtis y Joey Ramone rondando su espigada figura, cede ante el crooner de suave entonación, que moldea melodías capaces de reforzar el áurea luminosa dominante en este cuarto título, bien contenida en temas como Change your mind y el segundo single So now you know.

Con facilidad, con gracia, The Horrors ha cruzado desde las penumbras reinantes en los primeros discos, a un estado bailable de espíritu cósmico, sin enredarse en frivolidades.  

Otros lanzamientos

Reedición de un disco de contrastes e histórico. Hace 20 años, este puñado de canciones durísimas alcanzó el número uno de Billboard, toda una hazaña para el heavy metal. Pero a pesar de sus singles al borde de la perfección para combinar técnica, sonido, agresividad a tope y un indiscutido Groove, que hacía amigables las violentas y angustiadas 5 minutes alone y I'm broken, Far beyond driven saldaba disparejo comparado a la regularidad de Vulgar display of power (1992), sensación que dos décadas mediante, aún se mantiene.

La remasterización típica de estos lanzamientos subraya la originalidad de sus músicos: el soberbio desempeño en guitarra del asesinado Dimebag Darrell, la solidez de Rex Brown al bajo, los inventivos ritmos de Vinnie Paul en batería, y la ferocidad del vocalista Phil Anselmo. Incluye un segundo disco con un show en Donington fechado el 4 de junio de 1994, registro que a pesar de contar con garantía oficial, no supera la calidad de un buen bootleg.

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