¿Impasse político?




POR LA excesiva relevancia atribuida al análisis político de las encuestas, se dificulta dilucidar las condicionantes y restricciones del contexto político institucional en que tendrá lugar la elección. A tal efecto, cabe considerar dos elementos cruciales.

En primer lugar, la crisis de legitimidad del modelo político, social y económico construido desde la transición a la democracia, lleva a cuestionar instituciones cruciales y pilares básicos de la organización económica y social. Aunque la derecha se obstine en negar el cuestionamiento al modelo educacional, al sistema de AFP y al mix público privado en salud, varios elementos lo confirman: entre otros, movilizaciones ciudadanas, críticas al empresariado, fin de la Concertación como protagonista del consenso postdictatorial, y el propio triunfo de Bachelet en 2013.

En segundo lugar, la crisis de la coalición reformista de la actual administración. Pese a grandes logros en reforma tributaria, gratuidad parcial en la educación y fin del sistema binominal, perdió la batalla política y comunicacional, e implosionó, generando tres candidaturas presidenciales. Han emergido tres opciones que no logran estructurar propuestas para encarar el crítico escenario. La primera se opone al esfuerzo reformista de Bachelet y esgrime "reponer" el modelo protagonizado por la Concertación. Aunque resulte paradójico, su principal exponente es Piñera, que concentra su crítica en que la Nueva Mayoría (NM) habría "echado a perder" la política de la Concertación. Tal postura no da cuenta de los problemas que deterioraron el modelo concertacionista; su base política puja por una propuesta de derecha rechazando cualquier cambio socioeconómico, dificultando atraer al centro político; y su principal exponente no logra controlar sus conflictos de interés.

La segunda opción, representada por Guillier y Goic, es de continuidad: ambos emprenden esfuerzos ingentes por tomar distancias de la NM, sin lograr separarse creativamente de ella. Guillier buscó distanciarse del establishment de la NM con la frase eficaz "escuchar a la gente", que no ha tenido continuidad narrativa. Aparece enzarzado en su discusión con los partidos, y no termina de encarar sus desafíos políticos fundamentales: definirse frente a las reformas iniciadas por Bachelet y reconstruir bajo su liderazgo una coalición política que enfrente los dilemas de la socialdemocracia y defina un camino de conflicto y colaboración con el Frente Amplio (FA) y/o la DC. Hasta ahora impera el conflicto y una propuesta programática que diagnostica que los problemas del actual gobierno radicaron en la falta de gradualismo, que dice asumir el programa de Lagos, sin considerar como este coadyuvó al rechazo sufrido por el excandidato, que prioriza y se concentra en la tecnología y la innovación, que pese a su relevancia no puede desplazar de su lugar de privilegio la preocupación ciudadana por las AFP, las isapres y la mala educación.

Por su parte, sobre la base de repudiar el modelo concertacionista y apostar al predominio de lo público y de la solidaridad, demoscópicamente el Frente Amplio recién empieza a revelarse como una tercera opción.

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