Jefa de campaña




La semana pasada la Presidenta Bachelet inicio la semana con la salida de sus subsecretario del interior, por ahora con feriado legal, debido al profundo desencuentro entre lo que este funcionario venía haciendo en materia de seguridad publica en La Araucanía y las decisiones de la propia mandataria frente a la huelga de hambre de los involucrados en la quema de un templo y que estaban en prisión preventiva bajo la ley antiterrorista. Esta evidente crisis política, trato de ser desmentida por la propia Presidenta, para luego en un giro final, terminar en una entrevista el domingo pasado en La Tercera con la frase de que su gobierno era mucho mejor que el de Sebastián Piñera en muchas áreas, es decir finalmente logró cerrar la crisis anterior iniciando una nueva disputa de manera frontal con el candidato de la oposición y el mejor posicionado para ser el próximo presidente de Chile.

Esta decisión de la Presidenta comunicacionalmente acertada, en cuento se deja de hablar de la crisis Aleuy para concentrar la atención ahora en la comparación entre ambos gobiernos, trae eso si efectos colaterales evidentes, como lo es el invisibilizar a sus propios candidatos presidenciales, lo que a poco más de 5 semanas de la elección tiene para ellos un costo electoral evidente, además les quita fuerza y protagonismo al desarrollo de sus campañas al concentrar la agenda en la figura de la Presidenta Bachelet que enfrenta de manera directa al candidato de la oposición.

Pero surge la pregunta: ¿Por qué Sebastián Piñera entra en el juego de la Presidenta?, y la respuesta es contundente, la coincidencia de intereses, esto es que para el candidato Piñera ser contratado contera este gobierno mal evaluado es parte de su propia estrategia de crecimiento. Por eso la última encuesta Cadem sitúa al candidato Piñera en un 45% de las preferencias en la elección de noviembre, por primera vez  la adhesión a su campaña supera a la suma de todo el resto de los candidatos que da 44%, incluido en esta suma el candidato José Antonio Kast.

Es razonable pensar que como en toda democracia, el alto rechazo que han generado las reformas del gobierno, como su larga lista de errores políticos, salidas de ministros por diferencias políticas con la propia Presidenta o con otros ministros a través de los medios, han hecho que los electores defraudados del gobierno busquen alternativa en la oposición, y en ella con especial fuerza en quien por contraste aparece con los atributos para recuperar el crecimiento y el empleo, dos de las principales debilidades de este segundo mandato de Bachelet. El fracaso de este gobierno de la Nueva Mayoría, es parte importante de la explicación de porqué Sebastián Piñera esta cada día más cerca de regresar a La Moneda.

Así consciente o inconscientemente la Presidenta Bachelet ha actuado como una verdadera jefa de campaña para la candidatura de Sebastián Piñera. Esta relación directa entre las decisiones de la Presidenta y el mejor desempeño del candidato de la oposición, registrado con detalle semanal, mensual o semestral por las distintas encuestas, implican también que la decisión de la Presidenta de priorizar la defensa de su legado, aun a costa de dañar colateralmente sus propios candidatos, desconociendo de paso algo tan elemental en materia de elecciones, como que el juicio sobre su gobierno ya está hecho de parte de los ciudadanos y que invitarlos porfiadamente a mirar lo hecho por el actual gobierno es un camino conocido hacia el fracaso electoral, por cuanto los electores siempre ven en la elección una oportunidad de definir sobre su  futuro y no un juicio sobre el pasado.

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