Juego complicado




LA CANDIDATURA de Carolina Goic enfrenta dificultades serias por el magro resultado en las encuestas -la CEP que le atribuyó apenas un 2,1%- y el consiguiente ruido de los parlamentarios suyos, que nerviosos ven en riesgo su reelección.

He opinado que Goic puede tener una oportunidad en el momento que los partidos de izquierda del oficialismo adviertan que Alejandro Guillier es un candidato débil -sigue cometiendo errores- y busquen una alternativa de salvación. Pero esta hipótesis, que exige sangre fría para jugar las cartas, tiene un requisito indispensable: que la candidata DC exhiba una base sólida, que no es superar al senador en las encuestas -eso ya sería otro escenario-, sino que tenga a su lado nítidamente al votante tradicional democratacristiano. Pero las encuestas indican que no los ha atraído; en eso consiste hoy su problema.

En efecto, en los sondeos la adhesión que recoge no excede 3%, lo que proyectado a una primera vuelta daría entre 5% y 6%, corrigiendo por la abstención. Soledad Alvear aseveró hace poco que es imposible que Goic obtenga menos de un 13% en dicha vuelta, que fue el voto DC en la reciente elección de concejales y que vendría a ser la base con que cuenta el partido. Entonces, cabe concluir que falta la mitad y que algo anda mal.

Una hipótesis es que las encuestas estén equivocadas, pero eso es cuestionar el termómetro, que podrá tener limitaciones, pero algo indica como tendencia. Y la diferencia es muy grande, como para desestimarla.

Así, hay dos alternativas: es la candidata, que ni siquiera es capaz de atraer a los votos "propios", o la DC en sí. A la primera hipótesis apunta el creciente reclamo que ella se ha rodeado de un grupo de incondicionales y que no oye a nadie más. Pero es la típica crítica a los candidatos, que suele carecer de sentido, porque al final siempre hay un grupo pequeño que tiene una visión y toma decisiones, ya que es imposible dejar contento a todo el mundo. El punto es identificar cuáles serían los errores de fondo y ahí no se advierte un reproche fundado.

Por consiguiente, sería un problema del partido y no ella, en el sentido que no existe esa adhesión base que se proclama. Los votos son personales de los candidatos que han estado en juego en las elecciones en cada lugar, no traspasables a la tienda en que militan. Esto no es un problema solo de la DC, sino de todos, por cómo se ha ido haciendo política en las últimas décadas: no promoviendo ideas y modelos de sociedad, sino por quién ofrece más de lo que sea a los votantes; tanto, que los candidatos muchas veces ni ponen el logo de su partido en las "palomas". Así, la negativa de la UDI al cambio de distrito a la diputada Hoffmann se debería sobre todo a que si no va en San Antonio, el partido quizás no logre sacar ahí un diputado.

Así las cosas, resulta una paradoja que la DC haya levantado una candidata para no perder su identidad, pero por no tener firme ésta, termine perdiendo la candidata. Y retroceder ahora, no favorecerá la identidad. Mover las piezas en este juego no será sencillo.

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