La "Conspiración"




Pocas cosas hay más atractivas para la izquierda que las teorías conspirativas del capitalismo, el imperio, la CIA, los empresarios, los protocolos del Zion, etc. Primero las inventan, luego las creen. Es la vieja guerra religiosa entre el bien y el mal, trasladada a las ideologías. Demás está decir que para la derecha, particularmente el marxismo (no la izquierda en general), es también sinónimo del mal.

La evidencia histórica muestra que todos los experimentos de esa izquierda terminan en feroces dictaduras y pobreza generalizada. Y siempre, sin excepción, la culpa de esos fracasos fue del capitalismo y el "imperio" que boicotearon sus cambios estructurales. Cuba sigue dando esa explicación, y Maduro la repite todos los días.

En los países socialistas no hay democracia, no hay libertad de prensa y expresión, la educación adoctrina más que enseña, no se puede abandonar los países y, por ende, todas las cifras son manipuladas al antojo del régimen. El tema del Banco Mundial es un fenómeno de países libres y eso debe ser apreciado.

Conocidas las desafortunadas declaraciones del economista jefe del banco, de las que ya se retractó, la izquierda chilena encontró la conspiración perfecta que le faltaba para justificar el tan mal gobierno de Bachelet. Sin duda el peor desde 1990. Fueron incluso más allá. Dijeron a voz en cuello que había sido una manipulación de Piñera, que era parte del boicot del empresariado, y ya en delirio absoluto, que las elecciones se perdieron por eso. Vallejo dijo literalmente que ya desde antes "sospechábamos que el supuesto decaimiento empresarial no era tal".  Las conocidas teorías conspirativas. Rápidamente usando la técnica de la posverdad hicieron conexiones, por cierto truchas, entre colaboradores de Piñera y los personeros del banco. Los ministros incluso antes de indagar al menos un poquito sobre el tema salieron en masa a hacer todo tipo de declaraciones. El canciller dijo que el daño había sido irreparable. Otros personeros llamaron a hacer demandas por daños patrimoniales al banco. Gutiérrez, que había calificado de idiota al 55% de los chilenos que votaron por Piñera, asoció el tema del banco a Chilezuela y por cierto buscó las raíces de la conspiración.

Lo concreto, es que todas las cifras económicas de este gobierno son lamentables para decir lo menos. Los ataques continuos al empresariado son radicales. Bachelet habló de "los poderosos de siempre" cuando inició la pésima reforma tributaria. La demonización del lucro asociándolo comunicacionalmente a la codicia ha ocurrido desde el principio. El candidato, que dice que perdió por el Banco Mundial, dijo que le metería las manos en los bolsillos para que hicieran patria alguna vez. El PPD llamó oficialmente a introducir el impuesto al patrimonio. La delincuencia sigue en aumento, las empresas forestales de La Araucanía están en problemas, la salud pública es muy mala. Las concesiones casi detenidas, la burocracia y las regulaciones son cada vez más asfixiantes. El sector público hace paros cuando se le place a pesar de ser ilegales. La reforma tributaria calcinó a las pyme y al ahorro nacional, y la reforma "sindical" mirando por el retrovisor, abrió un espacio cada vez más negativo para las empresas. Las reformas educacionales pulverizaron a los colegios privados subvencionados, y están dañando estructuralmente a las universidades que adscribieron a la gratuidad.

Lo anterior es apenas algo de la evidencia que muestra lo obvio: el clima para hacer negocios y emprender en Chile empeoró en estos años. El resto es música. Está claro que la desinteligencia del Banco Mundial es totalmente condenable y requiere una reparación contundente. Pero apuesto doble contra sencillo que la izquierda seguirá con esa posverdad conspirativa justificando su pobre desempeño y la abrumante derrota electoral.

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