La demonización al ministro de educación




No parece normal la demonización que ha sufrido el ministro de educación por el solo hecho de pensar neoliberalmente el mundo. Lo que ha pasado en las redes sociales más parece la instalación de una posverdad que otra cosa. Resulta peligroso para la salud de la democracia y también para la agenda de los movimientos sociales el hecho de instalar una demonización mediática, cuando todavía no hemos escuchado ni una sola palabra de la gestión de un ministro de educación. Su biografía, es cierto, lo ubica claramente en la línea neoliberal, pero ¿cómo respondemos a ideas neoliberales?; ¿con sorna, escarnio e ironías de cuarta?; ¿con funas, tomas y paros continuos?; ¿con violencia y descontrol?; ¿o con ideas?. La emoción se ha desbordado y el ministro sufre –antes que siquiera se pronuncie- una descalificación en masa de aquellas, solo superable por las "idioteces" que de vez en cuando nos regala Rafael Gumucio. Digo, todo esto parece más una posverdad, la política de la posverdad.

Una posverdad contra otra posverdad. Ya lo dije, y lo repito: pienso que el presidente corría el serio peligro de él mismo instalarse desde una posverdad y así fue. Sin embargo, la ciudadanía le dio la confianza, él se la ganó en buena lid y ahora tendrá que demostrar que sus ideas son mejores que las otras.

Nos escandaliza a quienes pensamos distinto. Pero antes de avanzar en la descalificación, debemos retroceder y pensar, pensar ideas, pensar con ideas. Debemos plantear interrogantes, por ejemplo, a quienes hoy se arrogan el derecho de dirigir mediáticamente los movimientos sociales pro educación: ¿qué votaron los parlamentarios del Frente Amplio o los comunistas cuando, durante este último gobierno de Michelle Bachelet, hubo que dirimir si las Agencias Técnicas de Educación podían o no lucrar?; ¿qué significa esto desde el punto de vista neoliberal, así como las tómbolas, la gratuidad, o el fin al lucro en los colegios subvencionados?; ¿es neoliberal la desmunicipalización de la Nueva Mayoría? Yo creo que hay muchísimas razones para afirmarlo, para afirmar esto y por sobre todo, que no hemos entendido siquiera qué significa el neoliberalismo en educación. ¿Entonces?

Entonces, mejor parar la demonización y analizar con más perspectiva lo que se ha hecho y lo que se hará. Piñera fue apoyado democráticamente por la ciudadanía, mal que les pese a los perdedores. Es mejor articular ideas nuevas, antes que dinamitar mediáticamente a las bases de la democracia demonizando así.

Digamos un fuerte no a los demagogos de una propaganda -no voy a decir ideológica- sino vacía de toda ideología. Primero defendamos la democracia, después pensemos y luego pasemos a argumentar en un diálogo en el que también seamos capaces de escuchar y asumir.

La estrategia de algunos líderes del Frente Amplio de obligar a los movimientos sociales a "creer porque es absurdo, porque es imposible", no cuajará si es que se piensan mejor –desde una izquierda menos populista- las cosas… por de pronto, una fundante: qué diantres es el neoliberalismo educacional.

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