La hora de la infraestructura




PESE A las marcadas diferencias que se van revelando en el ámbito político y social entre las propuestas de los candidatos presidenciales, llama la atención el énfasis que todos dan a reimpulsar la inversión en infraestructura, sus aspectos institucionales, financiamiento, así como incluso recuperar la confianza en la colaboración público privada.

Si revisamos algunas de las propuestas, -de izquierda a derecha-, partiendo por Beatriz Sánchez, si bien ella es la que menos desarrolla el punto, al menos compromete una "renovada infraestructura pública en salud." Su contrincante en el Frente Amplio, Alberto Mayol, va un poco más lejos, -tal vez demasiado lejos-,  proponiendo transformar los fondos de pensiones en un "fondo de inversión social de US$200 mil millones" para financiar tranvías urbanos, un tren de alta velocidad Arica-Puerto Montt y uno convencional de Puerto Montt a la Patagonia.

En el oficialismo, Carolina Goic ya anunció "un plan de infraestructura que, además de impulsar la inversión y mejorar la producción, se enfoque en elevar la calidad de vida." Y el equipo de Alejandro Guiller adelantó "un Plan Nacional de Infraestructura y Logística, el cual contará con diálogo y aspira a iniciar una alianza público privada de largo plazo" junto con agilizar concesiones privilegiando proyectos que favorezcan la inversión, el empleo y también acelerar las decisiones ambientales en grandes proyectos.

En cuanto a la centroderecha, Felipe Kast avanza en modernizar la institucionalidad con un nuevo "Ministerio de Infraestructura y Conectividad" que uniría a Transportes, Bienes Nacionales y Obras Públicas, mientras hace suyas las propuestas del expresidente Lagos en temas de transporte urbano, puertos y otras obras. Sebastián Piñera, por su parte, avanza en un "plan de infraestructura pública y privada a ocho años plazo, denominada Plan Chile Invierte 2026," que contempla una cartera de proyectos por más de US$ 20 mil millones. Manuel José Ossandón también busca impulsar la productividad con mejor educación y a través de inversión en infraestructura y obras públicas, donde las concesiones sean una opción. Finalmente, José Antonio Kast avizora la creación de tres nuevas zonas francas que junto a inversión en infraestructura potencien el desarrollo y empleo.

Tal consenso no es casual, y tiene que ver con un reconocimiento transversal del alto costo que tuvo haber dudado, reformulado, o incluso detenido planes y proyectos como las concesiones hospitalarias. Chile no cuenta con una Política Nacional de Infraestructura, razón por la cual cobra valor el trabajo que impulsan instancias como el Consejo de Políticas de Infraestructura (CPI), plataforma transversal que incorpora a los gremios, universidades y actores de la industria para proponer políticas de Estado, independientes del gobierno de turno. Estas ideas fueron presentadas la semana pasada a los candidatos en el documento: "Infraestructura para nuestro desarrollo: construyendo un Chile mejor" que detalla las áreas de inversiones y principales obras que se requieren en sectores como vialidad, transporte público, aeropuertos, ferrocarriles puertos y recursos hídricos e infraestructura digital, para el futuro de nuestro país. Si tenemos consenso en el plan, es de esperar que quien lidere el país hacia el segundo cuarto del siglo XXI no solo cuente con buenas ideas y proyectos, sino se atreva a implementarlos en forma decidida y efectiva.

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