La rebelión de los chilenos




De acuerdo a lo publicado en su cuenta de twitter, el diputado Hugo Gutiérrez, estima que los casi cuatro millones de chilenos que votaron por Sebastián Piñera el domingo pasado son idiotas. Su comentario no puede ser más oportuno y revelador. Quienes creemos en una sociedad libre e inclusiva y apoyamos el proyecto político y el programa económico de Sebastián Piñera, pensamos que el conocimiento que posee la gente común de nuestro país es inmenso e invaluable.

Lamentablemente hay muchos grupos de intelectuales de izquierda que parapetados en sus posiciones en el Estado, pretenden  dictarle a los chilenos la forma en que deben vivir su vida. Un ejemplo claro de esto es la prohibición de que los padres elijan el colegio para sus hijos y que contribuyan a mejorar dicha educación destinando parte del presupuesto familiar a esa causa.

En la elección del domingo pasado, los chilenos se rebelaron contra la visión del diputado Gutiérrez y sus camaradas, ante la amenaza de un Chile que siguiera profundizando la visión de la Nueva Mayoría (NM) de que había que hacer borrón y cuenta nueva con muchas de las estructuras de nuestra sociedad, otorgando mayor poder discrecional al Estado y sus funcionarios para dirigir los destinos de los chilenos.

La propuesta de Sebastián Piñera de un Chile en que primen los acuerdos, se respete la opinión de quienes quieran hacer un aporte para un país mejor y en que las políticas públicas busquen cambiar lo que está funcionando mal y mejorar lo que funciona bien, obtuvo un macizo respaldo de la población. La votación del domingo fue por sobre todo una expresión de la rebelión del sentido común de los chilenos, que desafortunadamente han sido ninguneados por gente como el diputado Gutiérrez.

A partir del 19 de diciembre, Chile puede mirar su futuro con optimismo. Los chilenos teníamos que elegir entre hacer que el gobierno de la NM fuese un paréntesis en nuestra historia o que los treinta años anteriores fuesen el verdadero paréntesis. Chile eligió volver a creer en el crecimiento económico como herramienta para mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos, en la política de los acuerdos para no tener que partir siempre de una hoja en blanco y en la cooperación público privada que permite que moros y cristianos giremos el timón en la misma dirección.

Los eventos que se han sucedido después de la elección del domingo son tremendamente auspiciosos. Partiendo por el excelente discurso de Alejandro Guillier la noche de las elecciones, luego la convocatoria de Sebastián Piñera para que todos los chilenos nos unamos en una causa común y finalmente el acto republicano de la Presidenta de ir a la casa del Presidente electo. Se respira un aire distinto. Estamos orgullosos de un país que, a pesar de sus legítimas diferencias, le muestra al mundo que se ha transformado en una democracia ejemplar. Ojalá que podamos extender este ambiente y esta forma de convivencia por mucho tiempo.

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