El mal trago del VAR




Amargo, con mal gusto y sin gracia. Ese fue el producto que entregó el famoso Video Asistente Referil que debutó con críticas en esta Copa Confederaciones. La única condición absolutamente esencial de esta brutal intromisión al juego es que ofrezca total certeza y no deje lugar a dudas. Sin embargo, esta innovación en el partido de Chile no hizo más que generar interrogantes y todavía más polémica en el primer gol de la Roja, perjudicándola  abiertamente al anularlo.

No estaba offside, por más que quisieran demostrarlo en una máquina tan inoportuna como absurda. Hace justicia dicen los defensores del sistema. ¿La hace? No sería categórico. Y en realidad, ¿alguien quiere erradicar la injusticia en el fútbol para siempre? ¿O acaso no es parte de esta representación humana de la vida misma lo que ocurre sobre un césped? Pero el argumento principal es que si esta incómoda injerencia origina más discusión, entonces atenta contra su razón de ser.

Después están los otros argumentos, legítimos y valederos, también. Sucedió en el segundo tanto, cuando hubo que esperar cerca de un minuto para gritar gol. Nada más ajeno a la emoción y pasión que genera este deporte. De hecho, Eduardo Vargas antes de celebrar sale preguntando si puede hacerlo y cuando se da cuenta de que hay dudas, frena su carrera y detiene su sentimiento de felicidad. Incomprensible, antinatural, contra el tránsito de esta actividad que tiene precisamente en las emociones su motor y razón de ser.

Además, el arribo de este mamarracho tecnológico, disfrazado de sabio juez, afecta la universalidad del deporte más bello del planeta. El poder jugarlo en la polvorienta cancha de una población con las mismas reglas y elementos que en el estadio de Wembley era lo que hacía mágico el fútbol. Y eso sí que era un acto de justicia. Porque no discriminaba, era igual para ricos y para pobres. Se sentía "robado" Lionel Messi en un Barcelona - Real Madrid tanto como el Lucho en el clásico del barrio.

Por eso, espero que este engendro reglamentario no prospere, tal como otros absurdos que FIFA probó  pensando que eran geniales. Este VAR es un asco. Qué lejos está de los que te sirven buenas piscolas.

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