Vemos con preocupación como en Chile existe actualmente una acción psicológica persistente y bien orquestada de parte de los así llamados "progresistas", destinada a debilitar los valores, estilo de vida y patrones de comportamiento de las personas, en todo lo relativo a la manera en que la gente se ha relacionado tradicionalmente con temas trascendentes. De este modo, los principios que abren la puerta hacia la evolución del alma, hoy en día quedan sujetos a la promoción de ideas simplistas que impulsan un conjunto de derechos presuntuosos, y prácticamente ningún deber.

Algunas de estas ideas - las menos conflictivas -, son propuestas con mayor franqueza e introducidas con relativa facilidad en la sociedad por los propulsores de dichas políticas públicas, cobrando la forma de las distintas costumbres o modas intelectuales, sociales y culturales que se van dando: derechos humanos, calentamiento global, ecología, etc. En estos ámbitos, el terreno está más o menos abonado para las actuales autoridades.

Sin embargo, aquellas pautas que implican profundas modificaciones estructurales y el rompimiento con arraigadas tradiciones culturales o religiosas, las cuales generan un mayor grado de resistencia, son propuestas tangencialmente, con mucho más sutileza. Así se ha dado con el tema del aborto recientemente aprobado. Se plantean tres causales muy acotadas y restringidas para que una mujer pueda poner término al embarazo, pero en la mayoría de los países del mundo donde se ha comenzado con un aborto igual de limitado, tarde o temprano éste se transformó en aborto libre habida cuenta de las  presiones sociales y de género que se ocasionaron. Y esta es la sutiliza perversa que se esconde detrás del engañoso progresismo gubernamental.

 En dichas materias - y otras dentro de la agenda valórica -, hay una verdadera "caja de Pandora" que ahora se va destapando. Así se da con la propuesta de matrimonio entre parejas del mismo sexo, a quienes se les extienden derechos de filiación, crianza, adopción y fertilización asistida, reconociendo la existencia de dos padres o dos madres. Con el debido respeto por la vida y por las personas, cabe preguntarse que otras cosas se nos ocurrirán en un futuro impredecible, cambiante, habida cuenta de la inmensa mutación que está sufriendo la mente humana. El homo sapiens está jugando con la naturaleza profunda de los elementos, los entes, y ello se volverá en su contra en algún momento, en algún instante que no se puede pronosticar aún. Si se observa detenidamente el reino animal al cual pertenecemos, no vamos a encontrar a un león que sea pareja de otro león, a una gata que se empareje con otra gata, o a un gallo que haga lo mismo con otro gallo. Pero nosotros somos más inteligentes y podemos burlar las leyes naturales, que están en todas partes, a nuestro rededor.

En definitiva, estas son sólo algunas manifestaciones del nihilismo actual; vivimos pendientes de aquello que nos pueda dar placer y donde se exprese la "voluntad de poder" del individuo, de mirar la conveniencia propia por encima de cualquier otra consideración. Ayuda a la implementación de este tipo de acciones el nuevo perfil psicológico del hombre de la pos-modernidad, que a pesar de vivir integrado al resto del planeta se ha convertido, paradójicamente, en un ser confundido, desarraigado, solitario y manipulable.

Cómo superar este desconcierto psíquico que afecta a las personas y del cual se aprovechan los "progresistas", es la gran pregunta para hoy y mañana.