Más respeto




Podría llegar a ser gracioso… si no fuera porque más bien resulta inaceptable. A quienes aún les importa el rigor, a quienes sienten un mínimo de respeto por la historia, a quienes han seguido y aprendido la noble vida de Colo Colo durante casi cien años, les ha causado natural indignación, esta semana, la falta de prolijidad desplegada en la lucha por el poder al interior de Blanco y Negro.

En estos días de alargue "ganados para la discusión" -donde correrán las ofertas de todo tipo, ya que ése fue el objetivo- se han cometido tal cantidad de errores de concepto, se ha dicho tal nivel de salvajadas, que nadie en su sano juicio podría mirar para el lado.

Partiendo por el intento, absurdo, de politizar lo que a todas luces no es más que una lucha entre dos grupos empresariales bastante ególatras y sin programas claros (bueno, es un hecho que para ganar una elección, en todo ámbito, los programas hace rato que dejaron de ser importantes en este país).

El solo intento de Aníbal Mosa o Paul Fontaine de autocalificarse como representantes de la izquierda chilena resulta, a lo menos, gracioso. Patético. Y demostrativo de que, cuando empieza el juego de las máscaras, se difuminan los límites de la pudicia.

Ya es un error de fuste, grave, insolente, pretender definir a Colo Colo como un club de izquierdas, cuando su gracia, justamente, es haber sido durante toda su historia un lugar para todos, donde se han integrado los más amplios sectores sociales del país. Pueblo, para que vayamos terminando con las boberías, no es sinónimo de proletariado. En el concepto de pueblo, como es patente en la historia de los albos, caben obreros, gente de clase media y, desde luego, caballeros de clase alta, empresarios, patrones. Colo Colo siempre ha sido "el club de los rotos más rotos y de los caballeros más caballeros", como se lo definió en sus comienzos.

En esos márgenes, otra cosa es quiénes lo condujeron históricamente. Y ahí es donde resuenan, por segunda vez equivocadas, las palabras de Mosa. "No se le puede entregar el control del club a la derecha económica". ¡Por favor! Entendible como maniobra distractiva… si no fuera porque los albos vienen siendo manejados por la derecha económica no hace años, sino hace siglos si se me permite el exceso. Durante el período Blanco y Negro estuvieron al mando, como presidentes o dueños, Cristián Varela, Guillermo Mackenna, Hernán Levy, Leónidas Vial, Gabriel Ruiz Tagle y el propio Sebastián Piñera. No precisamente un nido de marxistas. ¿Y antes, cuando era del pueblo? Póngase más a la derecha todavía en el mapa ideológico: Peter Dragicevic, Eduardo Menichetti, Jorge CNI Vergara y Patricio Vildósola (ex Avanzada Nacional). Y agréguele, aún antes, a respetables empresarios no precisamente comunistas: Alejandro Ascui, los interventores Luis Alberto Simián y Javier Vial, Jovino Novoa padre. Una colección amplia. Partamos por enseñarla y reconocerla.

De todos modos, hoy es difícil decidir quién es el bueno y quién el malo en esta lucha de poder. Seguramente ninguno. Mosa suele cometer estropicios graves (como el de las famosas "acciones chinas") y Vial tiene una larga historia de dudosas acciones deportivas y comerciales. Y ojo, que incluso la Corporación merece dudas. Justo ahora, ante la posibilidad de tocar el poder de rebote, ya no ven con tan malos ojos a Mosa o Vial… tras pelear con ellos durante años y no haberlo hecho nunca con la misma fuerza contra los delincuentes enquistados en la Garra Blanca o los antiguos causantes de la quiebra. Sospechoso.

Ya veremos qué pasa. Por mientras, una petición: si van a pelear, mantengan el decoro y el respeto por la historia. Un poco más de libros, algo de cultura, no les haría mal para no volver a caer en tamañas payasadas.

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