¿Modelo agotado?




LA PRESIDENTA nos señala que debemos pasar a una nueva etapa en materia de desarrollo económico. Voceros de la Nueva Mayoría y del Frente Amplio se refieren al sistema económico chileno como agotado y plantean la necesidad de un nuevo modelo de desarrollo.

Los correspondientes candidatos presidenciales tampoco definen precisamente lo que tienen en mente, pero se refieren a un modelo distinto al actual. que aumente la productividad y genere una mayor igualdad.

Resulta que variantes del sistema económico imperante en Chile han generado en el mundo, y también en el país, altas tasas de crecimiento económico, acompañadas de espectaculares caídas en la pobreza. Si bien es cierto que hasta el año 2000 había aumentado la desigualdad en la distribución del ingreso al interior de un gran número de países, ésta disminuyó significativamente a escala de la población mundial. Esta última paradoja se explica por el efecto que tiene la globalización comercial sobre los precios de los factores, trabajo y capital (ver Teorema de Stolper-Samuelson).

A raíz de lo anterior, la insatisfacción bastante generalizada con el sistema en Occidente pareciera ser un contrasentido. No lo es, sin embargo, si se considera que la competencia comercial internacional ha mantenido en países occidentales a los trabajadores menos calificados con remuneraciones relativamente estancadas. En cambio, simultáneamente han aumentado muy significativamente las compensaciones de aquellos altamente educados, una minoría. La reacción natural, como está sucediendo en EE.UU., es el surgimiento de fuertes presiones proteccionistas.

En materia de evolución de la desigualdad, Chile no ha sido la excepción. Sin embargo, su crecimiento económico ha sido aún mayor que en el resto del mundo. Es más, mientras el país creció a tasas elevadas, no solo pudo evitar la pauperización del trabajo no calificado, sino sacó a millones de personas de la pobreza. Esta situación cambió con las reformas institucionales propuestas por el actual gobierno, que generó un alto grado de lo que Robert Higgs(2004) llama incertidumbre de régimen, que se traduce en una fuerte reducción de la demanda por inversiones, de la tasa de crecimiento económico, y por ende, en un empeoramiento en las condiciones laborales.

En vista de lo anterior, es irresponsable hablar de un cambio de modelo de desarrollo sin definirlo y sin conocer empíricamente sus implicancias. ¿Son Corea del Norte, Cuba o Venezuela un modelo para nosotros? ¿Lo son las políticas intervencionistas de Chile y de otros países de la región a mediados de los años 1950? Es cierto que tenemos un problema con nuestra productividad, pero ese lo hemos tenido históricamente. No por ello el modelo está agotado. El hecho es que salvo relativamente breves períodos coyunturales, hemos crecido en las recientes décadas lo más bien, basados en aportes de trabajo y de capital físico y humano. En cambio ahora último estamos desincentivando a estos últimos aportes con gusto y después nos quejamos de los resultados.

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