El monstruo de Bancard acecha a Piñera




Parecía una semana perfecta para Piñera y, para celebrarlo, partió a las zonas afectadas por el incendio a visitar afectados y salvar mascotas, mientras La Moneda todavía no se recuperaba de los problemas de manejo de los incendios. La serie de datos de la encuesta Cadem mostró que la caída del gobierno en la aprobación arrastró también al candidato Guillier, que cada vez su suerte se parece más a la del gobierno, lo que hizo que en el piñerismo salieran a celebrar apresuradamente.

Pero como suele pasar en febrero, en la política y en el festival de Viña, saltó el Monstruo, esta vez representado por la cantidad de frentes abiertos que tiene el ex presidente con la revelación de Bancard, la empresa ligada a su familia.

Cuando estalló el caso, varios analistas plantearon que no afectaría a Piñera, pues su compulsión bursátil es conocida y, por tanto, no hay costos adicionales por pagar. Por otro lado, la propia sensación que tiene la opinión pública de las dificultades del gobierno para manejar las emergencias, junto con los nubarrones económicos, favorecen a un candidato con experiencia en el Estado. El derrumbe de Lagos, bajo la errada estrategia de convertirlo en un izquierdista excesivo, dejaba a Piñera solitario en ese ítem.

Para el virtual candidato de Chile Vamos, la revelación sobre la compra de acciones de la pesquera peruana Exalmar se ha convertido en un dolor de cabeza inesperado en la opinión pública, aun cuando los fiscales no han establecido ningún hecho que pueda involucrar directamente al ex presidente. Pero las percepciones y las propias dudas que abrió Bancard en su estrategia para enfrentar este caso han hecho que el juicio de la opinión pública sea demasiado violento.

Hay dos sospechas instaladas que pueden dañar la candidatura del ex presidente. En primer lugar, la que insinúa la querella y los primeros artículos de prensa sobre el caso Bancard: que el ex presidente, a sabiendas que Chile podía perder mar y, por tanto, aumentar el espacio físico para la pesca en Perú, haya querido diversificar el riesgo tomando posiciones en empresas peruanas. Y una peor aún: que durante su gobierno dedicó tiempo en La Moneda a mirar sus negocios y a influir en cómo Bancard tomaba decisiones financieras. O sea, que el fideicomiso ciego que el propio presidente prometió, en realidad, tenía buena vista y buen olfato para detectar oportunidades de compra.

El tema abrirá el festival de las desconfianzas. La derecha exigirá al Ministerio Público que aplique cuoteo en sus investigaciones y que vaya sobre la campaña de la actual Presidenta. Las palabras del ex ministro Vidal, respecto de que la presencia del fiscal Abbott en Brasil por el capítulo OAS es una situación de riesgo para la Presidenta, ayudarán a la derecha en ese empeño.

La oposición no tiene plan B. Los otros candidatos tienen más deseos que capacidades, y un eventual retiro de Piñera de la carrera presidencial no implica en modo alguno que los votos permanezcan en el sector. Por lo tanto, solo le queda contraatacar.

Hay tres probables ganadores en este nuevo nubarrón: la DC, que abrirá aún más el apetito de ir a primera vuelta y disputarle votos de centro a Piñera; el Frente Amplio, que si logra encontrar un candidato mediático y competitivo puede marcar a Piñera sin temor a contragolpes en el financiamiento de campaña; y curiosamente el ex Presidente Lagos, que si vuelve a ser él mismo y su comando abandona los experimentos, puede levantarse como el referente necesario en tiempos inciertos.

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