Norcorea altera el mundo




La crisis desatada por la República Popular Democrática de Corea, ha trastocado buena parte del sistema internacional, y continuará haciéndolo. Un país gobernado por una dinastía política, elevada a la categoría de culto todopoderoso por propia imposición, ha salido de su irrelevancia, gracias a sus misiles y al programa nuclear. Por largo tiempo hermética, desconocida y retrasada, un verdadero tapón geográfico entre la desarrollada Corea del Sur y China, fronteriza igualmente con Rusia, ahora nos amenaza a todos.

Tenemos un nuevo actor atómico, con misiles capaces de agredir a estados poderosos, como Japón, y otros vecinos. También apunta al propio Estados Unidos, debilitando la convivencia y la estabilidad entre las grandes potencias. Las progresivas condenas y sanciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, no solo no logran detenerla, sino que la alientan a ser más desafiante. Tampoco la contiene su ya castigada situación económica, ni libera su pueblo automatizado y lleno de privaciones, hasta con hambrunas periódicas. Sigue sin renunciar al costoso aparato militar. ¿De dónde obtiene esos recursos? Nadie confiesa otorgarlos, pero los utiliza para retar al mundo. Vale decir, las restricciones impuestas no han logrado su objetivo fundamental, y China continúa su apoyo, aunque lo niegue.

Kim jong Un, con su rareza y excentricidades, como un niño jugando con cohetes de hidrógeno, prosigue sus planes y divide a las naciones más poderosas. Se confronta con otros personajes impredecibles, como Trump (no sólo por sus peinados). Igual desafía a Putin o a Xi  Jinping, y logra dividirlos. Hay coincidencia en que no debiera proseguir con su plan nuclear incontrolado, pero hay grandes diferencias en cómo hacerlo, creando tensiones de mucho mayor alcance entre todos. El resto de los países observa con preocupación creciente este nuevo desafío  a la seguridad internacional, que el sistema imperante no garantiza preservar. Los riesgos potenciales son enormes y de consecuencias tan amplias que resultan imponderables. Se insiste en que el recurso a la guerra estaría descartado y se impondrá la racionalidad. Ojalá así sea, aunque nunca se puede afirmar lo impredecible.

No obstante el riesgo de confrontación atómica esté todavía controlado, basado en el riesgoso equilibrio de mutua destrucción, con que el mundo ha sabido convivir por décadas, el sistema jurídico y político internacional que le da sustento, hoy parece flaquear y aparecen nuevas interrogantes, con más actores voluntariosos fuera de control. Si el régimen norcoreano escapa al ordenamiento vigente, porqué no otros, como Irán, con capacidad para producir armas nucleares, o suficientes recursos para comprarlas. Es indispensable atender la nueva realidad internacional y adecuar normas, políticas y medios internacionales, capaces de asegurar la paz mundial ante los nuevos desafíos. Es la peligrosa realidad alterada por Corea del Norte.     

Comenta

Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.