Patrimonio socialista




EL REPORTAJE televisivo sobre la administración del patrimonio material del Partido Socialista da lugar a diversas interrogantes. Sin duda, la más importante es qué lecciones sacan los socialistas de lo sucedido. El pasado, ya se sabe, no se puede cambiar; solo queda aprender de él.

La primera lección es que las finanzas de un partido político de izquierda no pueden manejarse sin un criterio político y ético. Si para un particular el criterio puede ser maximizar sus ganancias, para un partido ello no puede hacerse sin considerar el tipo de sociedad que promueve. Ya se evidencia una distorsión en los términos cuando al hablar de patrimonio del PS se alude a sus recursos económicos y no a su patrimonio moral, simbólico y político.

¿Le sirve al Partido Socialista resolver la administración de su patrimonio a través de un fideicomiso ciego? No. Porque su problema no se soluciona no sabiendo en qué están invertidos sus recursos, sino, por el contrario, sabiendo claramente dónde están. Sindicatos europeos o canadienses solo invierten en empresas que cumplen altos estándares laborales y medioambientales y si éstas dejan de cumplirlos, hacen un retiro público de sus fondos. Existen "listas negras" de empresas. Alguien podría preguntar si existe en Chile alguna gran empresa que cumpla estándares parecidos, que no haya estado coludida o que no provenga de las privatizaciones realizadas bajo el régimen militar.

¿Debe un partido político invertir de manera directa o indirecta en empresas reguladas o concesionadas por el Estado? De ninguna manera. Aunque sean cifras modestas, un partido que tiene legisladores o cargos en el gobierno no debe hacerlo. Los conflictos de interés no dicen relación con que estos ocurran sino con la sola posibilidad de que puedan ocurrir.

En el actual contexto de financiamiento público de la política, los socialistas debieran preguntarse si tiene sentido tener empozados esos recursos en lugar de apoyar unas alicaídas sedes en regiones y comunas (cuando las hay) o invertir en medios de comunicación, considerando que el grueso de la indemnización que recibió provino de la confiscación de una radio (Corporación) y un periódico (Última Hora). Hoy el PS tiene menos sedes que el 73 y ningún medio de comunicación.

¿A quién debería poner el PS a cargo de su comisión patrimonio? A alguien que no crea que todo se ha hecho bien, que privilegie coherencia política por sobre rentabilidad, y que no piense que aquellos militantes y dirigentes que han visto con estupor y desazón que parte del patrimonio del PS iba a dar a SQM y empresas de similar reputación son personas "histéricas" o "delirantes".

Sobre este caso los socialistas debatirán largamente y se harán imbricadas preguntas sobre qué es ser socialistas en una sociedad capitalista o por qué hoy parece mal algo que hace unos años atrás no lo parecía (eso de la hegemonía tal vez). Mientras tanto lo que se esperaría es una rápida rectificación y una señal de que se han sacado las conclusiones correctas de este episodio.

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