Prensa, libros e ideas




UNO NORMALMENTE no asocia el periodismo con discusión de ideas. La prensa informa más que ilustra. En general, se alimenta de lo que los poderes establecidos le entregan (noticias), de ahí que la crítica, si la hay, sea tímida o interesada. La casi única excepción son las columnas de opinión en que se entiende que los contenidos primen sobre la información, aun cuando es rara la vez que versan o se apoyan en libros. Es que se supone que serían densos y se teme que ahuyenten al lector medio. Por cierto que es un riesgo, aunque cómo negar lo también evidente, que si uno da con un tema o texto que vale la pena y el comentarista es ad hoc, el aporte sirve para dar cuenta en qué mundo estamos, qué se escribe, monta, exhibe y discute. Y vaya que necesitamos miradas de ese tipo.

Afortunadamente existen medios periodísticos que suplen dicha falencia. Pienso, por ejemplo, en The New York Review of Books, fundado hace 54 años, y cuya publicación de reseñas y ensayos, lo ha convertido en un medio indispensable si se quiere estar al día intelectualmente. Bob Silvers, su legendario editor y fundador (junto a Barbara Epstein), acaba de fallecer. Por eso me he querido detener y destacar su extraordinaria labor. Comprometidísimo, aún con sus 87 años a cuesta, se daba el tiempo para leer y encargar artículos a los más destacados comentaristas del ámbito pensante preferentemente angloparlante.

Una tarea, silenciosa, de aparente segundo plano, que Silvers explicara en el documental sobre el NYRB, de M. Scorsese, "The 50 Year Argument": "La reseña de libros [en cuanto género] está basada en la idea que gente altamente preparada, inteligente e interesada, puede escribir fascinante y reveladoramente sobre casi cualquier tema, y, por supuesto, el gran problema es encontrar a esa persona". Él, maestro en el rubro, y quien diera tribuna al quizá más representativo conjunto de intelectuales (a varios catapultándolos a la fama) en estas últimas cinco décadas. Gente como H. Arendt, I. Berlin, J. K. Galbraith, J. Didion, S. Sontag, Gore Vidal, T. Judt, Garry Wills, C. Hitchens, O. Paz, V. Nabokov, A. Solzhenitsyn, V. Havel, y tantos otros.

Desde que el NYRB se fundara en 1963 han ido apareciendo equivalentes en otras partes del mundo, a veces a modo de suplementos de diarios, o bien como publicaciones autónomas, algunas contingentes, otras más sesudas (el London Review of Books, Rivista dei Libri, Letras Libres, Claves de Razón Práctica, Revista Ñ, Babelia, Página 12…). En Chile, curiosamente, con un éxito algo accidentado, aun cuando se sigue intentando, como con la revista Santiago: Ideas, crítica, debate, de la UDP, cuyo editor, Álvaro Matus, es columnista de La Tercera. ¿Por qué será? Autores no faltan. Se me ocurre un par de razones: decaimiento de las universidades, suspicacia frente a las ideas, falta de pluralismo, vetos, incapacidad de discutir en conjunto. Para pensarlo, ojalá con otros en voz alta, aunque ¿dónde y cómo? Porque no es solo un problema de espacios, es de fondo.

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