Primer debate presidencial




Se realizó el primer "debate" presidencial, de tres que habrá hasta la elección. Éste fue organizado por ANP. Raya para la suma, es difícil que haya tenido algún impacto relevante. Ocho candidatos, entrevistados por cuatro periodistas y con muy poca interacción entre ellos, es básicamente para volver a escuchar exactamente lo mismo que dicen siempre. Ninguno dijo nada nuevo. La clave fue la actuación y puesta en escena de cada uno.

Lo primero que destacó fue la falta de cifras en los candidatos, probablemente debido al tenor de las preguntas. Esto se tradujo en amplias generalidades y la completa falta de conciencia de las restricciones propias de la realidad de un país. Todo se podía solucionar en forma simultánea. Crecimiento, empleo, medio ambiente, salud, educación, delincuencia, etc. El formato tampoco daba la posibilidad de profundizar en nada. En ese plano, los más patéticos fueron sin duda Artés, Navarro, Sánchez y ME-O, aunque este último destacó cuando dijo que la discusión real no eran los objetivos sino el cómo. Los más republicanos fueron Piñera, Guillier, Goic, y Kast, aunque este último a veces se encabritó especialmente por las declaraciones o acusaciones destempladas de Navarro y ME-O.

Llamó la atención la agresividad (en distintas modalidades) de ME-O, Navarro, y Artés. Sin duda, como actuación o puesta en escena, entre ellos, ME-O es claramente el más histriónico y probablemente el más agresivo, lo que yo creo que a estas alturas no le reporta dividendo alguno, quizás al contrario. Fue quien emplazó más repetidamente de manera especial a Piñera y a Guillier, por cierto haciendo caso omiso de las preguntas que se le hacían. Navarro a estas aturas ya casi da un poco de pena. Cada vez que decía "yo como presidente voy a…" era evidente, en su lenguaje no verbal, que tenía plena conciencia de que quizás ni siquiera llegue al 1% de votos. Su defensa irrestricta al régimen de Maduro y a Allende dio claras muestras de su fanatismo y poca racionalidad.

Artés es un caso aparte. Yo me he formado la opinión de que, de alguna manera, se está riendo de todos nosotros, y no amerita demasiados comentarios. Si el FA se situó a la izquierda del PC, Artés se fue aún más a la izquierda, a tal grado que ya se salió del mapa de la realidad y sostuvo que en Chile no hay democracia y él es candidato. Sánchez fue la más diestra en generalidades, y por cierto se sumó, en su estilo, a la idea refundacional del país. En suma, ella ofreció literalmente la felicidad.

Piñera, en estos debates, dada su amplia mayoría en las encuestas y la cantidad de candidatos, es el único que podía perder algo. No obstante, estuvo especialmente sólido y jamás perdió la calma. Probablemente no ganó más puntos pero ciertamente no perdió ninguno y consolidó. Kast respondió con creces a su electorado -como siempre, fue claro y directo en sus planteamientos- y probablemente ganó algo del sector más duro de la derecha. Guillier se mostró muy republicano, su discurso fue elegante, pero esencialmente retórico. Quedó claro que, tal como Bachelet, tiene muy buenas intenciones pero ninguna capacidad de realizarlas en lo concreto. Finalmente Goic, agradable y simpática, pero como de costumbre no dijo absolutamente nada contundente, que es la razón esencial de por qué no sube en las encuestas.

En suma, un debate que no fue tal. Si sumamos que en la franja habrán partidos que tendrán dos segundos, la conclusión es que en la política hacemos las cosas muy mal. Hay cuatro candidatos que juntos, con suerte, suman un 10%. La pugna real está entre tres de ellos, dos de los cuales irán a la segunda vuelta, que serán Piñera y Guillier. Después de ver este show, no parece muy posible que la centroizquierda se una para la segunda vuelta. Habrá que esperar el nuevo "debate".

Comenta

Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.