¿Quiero ser tu ritmo?




Ya no solo tiene que ver con la moda del featuring o de la alianza estratégica. Lo que se advierte hoy en la música latina es la derrota de su más rica tradición, la del lirismo romántico, los arreglos de escuela y las voces cuidadas.

Chayanne ha sido la última de las estrellas latinas en sumarse a la tendencia de "lo urbano" a partir de un dueto con el reggaetonero Wisin llamado Qué me has Hecho y recién estrenado esta semana. Lo hace en días en que Despacito, la respectiva sociedad entre Luis Fonsi y Daddy Yankee, prácticamente deja de ser un éxito musical y se transforma casi en una tendencia virtual. Pero lo realmente llamativo no es el crossover que, como decía su padre Julio, empezó con Enrique Iglesias y Wisin & Yandel en 2008 (Lloro por ti) y que han capitalizado otros como Shakira y Ricky Martin en distintas colaboraciones con gente como Maluma y Nicky Jam.

La moda de lo urbano, el reggaetón y las tendencias que apelan al baile han terminado opacando, al menos en lo que respecta a las ventas y a la presencia en radios, a géneros históricamente vinculados a esta parte del mundo como, por ejemplo, la balada.

La gran noticia al respecto confirma la tesis. Se supo esta semana que la mentada sociedad entre Fonsi y Yankee se ha convertido en la tercera canción en la historia interpretada -en este caso- parcialmente en español en llegar al primer lugar de las listas del Billboard. Pero del ranking general, no el de las listas segmentadas. Algo que antes sólo habían alcanzado La Bamba, de Los Lobos, en 1987 y Macarena, de Los del Río, en 1996. Pero basta con mirar a esos tres nombres -todos apoyados además por películas, baile y estrellas invitadas, respectivamente- para confirmar lo evidente: que al público gringo hace muchísimo tiempo que dejó de interesarle la música de raíz latina, como pudo haber pasado en la época dorada de las grandes orquestas de música tropical. Sino que lo que busca y "premia" es el cliché de lo latino. La fantasía del exotismo y la certeza de que en esta parte del mundo solo importa la cadera, el baile y la fiesta. Que no existe contenido ni tradición que valga la pena o la mínima mención.

Hay que decir en todo caso que muchos de las estrellas del pop latino han estado dispuestas a alimentar esa idea. Pero esta moda de lo urbano, de la canción desechable, de la alianza estratégica con fecha clara de vencimiento, de la melodía fácil y el coro tipo "despacito", es aún más gráfica en los tiempos que corren respecto de cómo se manifiesta y "triunfa", al menos para los rankings, la música latina.  

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