Riego: Herramienta clave en la sustentabilidad del sector lácteo




Es una realidad ineludible que la sustentabilidad del sector lechero está determinada por factores ambientales. Es cierto que no son los únicos, pero sí inciden fuertemente y, de alguna manera, son los menos administrables.

Para los productores nacionales, una de las temáticas ambientales más importantes en estos momentos es la gestión eficiente del agua, la cual ha disminuido su disponibilidad a través de las lluvias debido, entre otras cosas, al efecto del cambio climático, sumado a la falta de acceso y la mayor demanda por este recurso. Esto explica el interés de nuestra institución por la correcta incorporación del riego en la producción de leche, particularmente, en la zona sur. 

De acuerdo a los datos publicados por Odepa, en los recientes años de  sequía hubo una disminución en la recepción de leche en plantas de 4,4% en la temporada 2014-2015 y de 2,3% entre el 2015-2016. A simple vista, estos porcentajes pueden parecer bajos, pero en realidad son tremendamente significativos y tienen gran implicancia en la descapitalización de los productores (por venta de animales y uso de recursos de capital para sostener la liquidez); la postergación de inversiones relevantes para la producción de temporadas siguientes, como lo es la fertilización, cambio de praderas u otros; pero sobre todo, en los costos de alimentación.

En el sur de Chile el forraje, incluida la pradera, representa entre el 50 y 90% de todo el alimento que consumen las vacas para producción, por lo tanto, es el mayor factor dentro de los costos de alimentación, que a su vez representan entre el 40 a 60% de los costos operativos de la producción de leche. En este escenario, el costo del forraje comprado puede llegar a ser más del doble de los costos del forraje producido dentro del predio, especialmente de pradera.

Tomado este parámetro, el forraje comprado puede haberse encarecido entre dos a tres veces durante la sequía versus haber producido ese forraje dentro del predio en un año sin sequía. De ahí la importancia de implementar sistemas de riego tecnificado en el sector lechero, puesto que permite hacer las praderas más productivas, aumentan los ingresos por venta de leche, permite producir más pasto y forraje dentro del predio a costos más baratos que comprarlos, así como mantener la producción de forraje y, por tanto de leche, en años de sequía, aportando así a la sustentabilidad del predio lechero.

Para avanzar en esta materia es necesario generar una agenda de trabajo común entre el sector y las autoridades de Gobierno. Si bien el Estado tiene un programa de financiamiento a través de la Comisión Nacional de Riego, este proceso presenta algunos desafios. Quienes postulan a este beneficio deben disponer del terreno y derechos de agua, además de capital inicial para invertir en los sistemas de regadío mientras se aprueba el proyecto y el financiamiento.

Se requiere además de proyectos realmente competitivos ya que, en general, se trata de unos 2.000 proyectos en competencia en todo el país (riego, drenaje, tranques, revestimiento de canales de regadío, embalses, entre otros).

Es necesario mirar la sostenibilidad del sector en el largo plazo, considerar que el cambio climático tendrá un impacto muy fuerte que nos obligará a usar especies más adaptadas a condiciones de estrés hídrico y estudiar, dentro de las especies existentes, variedades con mayor resistencia a la sequía,  ya que la falta de agua, por lo que muestran diferentes estudios, se agudizará en el futuro. Los empresarios lecheros deberán invertir y destinar zonas de sus predios a especies regadas, y mirar también,  otros países que sufren sequías y que ya han ido haciendo esto, como Australia, Nueva Zelandia o Italia, y seguir su ejemplo.

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