El rodeo chileno: orgullo nacional




Nuestro rodeo -tan distinto de sus congéneres norteamericanos, mexicanos y las "jineteadas" argentinas-, fue declarado deporte nacional en 1962. Su reglamento fue confeccionado por el actual presidente del Senado, don Andrés Zaldívar, a petición de su suegro, don Fernando Hurtado, en ese tiempo presidente de la Federación de Rodeo.

Es un deporte que distingue la habilidad de dos jinetes y sus cabalgaduras con un vacuno en libertad, para -en forma estilizada- realizar una faena tradicional de la ganadería.

Se desarrolló en la colonia, cuando se bajaban las crianzas de cerros y cordilleras para su aparta, marca y darles cuidados.

El jinete y su caballo, en la mejor de las tradiciones que los conquistadores españoles heredaron de los árabes, muestran en forma única, la que es el manejo del caballo " a la jineta", fórmula que le permitió a las tropas árabes derrotar a los visigodos en la Batalla de Guadalete y luego llegar hasta Francia. De todos los deportes que me ha tocado practicar, es sin duda el mas difícil y con distancia. Dos jinetes deben coordinar sus caballos, para que -sin dañar al novillo- lo detengan en zonas precisas y delimitadas. Con el caballo galopando de lado y en velocidad, lo que implica años de enseñanza y aprendizaje, con enorme paciencia y cariño.

Hoy se practica de Arica a Magallanes, cuenta con seis federaciones, más de mil clubes, 26.000 socios, 70.000 caballos pura raza inscritos, 40. 000 participantes , y asisten a sus eventos más de dos millones de personas (el segundo deporte en Chile en esta medición, superado solo por el fútbol).

Involucra además a 1.300 artesanos, 2.200 camiones , y como actividad comercial genera 166 billones de pesos al año y más del 2% de los empleos de Chile. Es atacado por minorías que nunca han asistido ni participado en él. El ganado es prestado por ganaderos sin temor a que sufran lesiones, ni menos accidente.

El amor del huaso hacia su caballo es inmedible, pues son uno al correr la vaca.

A diferencia de los millones de perros vagos que hay en nuestras ciudades, en los campos de Chile no hay ni caballos ni vacunos abandonados a su suerte. Tampoco hay aportes fiscales de importancia para nuestro deporte nacional: que si los hay para el box y para otros espectáculos ecuestres. En los rodeos obligatoriamente debe haber un veterinario y una ambulancia para atender accidentes de jinetes o animales. De 522 rodeos oficiales, donde se corrieron más de 130.000 novillos, resultó lesionado un 0.032% del total. Y para las cabalgaduras una cifra similar.

El novillo una vez corrido -y en la mayoría de los casos sin ser atajado....la maniobra es muy difícil- vuelve a pastoreo y no al matadero como muchos críticos mal informados proclaman.

Y cuando es detenido en la atajada, lo hace sobre una superficie acolchada, con material esponjoso y muy reglamentada por las federaciones. No hay sangre. Cualquier animal -caballo o novillo- que presente sangre o alguna lesión previa o posterior, debe ser retirado de inmediato de la medialuna. Junto a nuestro rodeo están nuestros artesanos, que fabrican con profesionalismo y cariño, nuestras monturas y aperos.

En el deporte nacional, no hay maltrato animal: solo demostración de habilidades de jinetes y de caballos.Quizá para quienes carecen de amor por nuestras tradiciones, o quienes conocen nuestro deporte nacional solo de oídas, caigan en el error de catalogarlo como un deporte cruel. Cruel es tener millones de perros vagos circulando por nuestras ciudades. Ahí debiera estar la preocupación de animalistas y ambientalistas de ocasión. Para los miles y miles de huasos: los que practican el rodeo, los cuasimodistas que cuidan a Cristo en la fiesta del Cuasimodo. Y a los que desfilan por todo Chile en estas Fiestas Patrias, un abrazo fraterno. Y la promesa que las tradiciones chilenas no se van a morir nunca. Digan lo que digan y hagan lo que hagan.

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