Tarea pendiente




Al menos tres estudios se divulgaron la semana pasada que nos invitan a pensar en cómo está Chile en cuanto a desigualdad entre hombres y mujeres.

El viernes, el Foro Económico Mundial (FEM, WEF en inglés) presentó la versión 2013 del Indice de Desigualdad de Género. En la construcción del índice, el organismo sistematiza y utiliza información sobre desigualdad entre hombres y mujeres en cuanto a acceso a oportunidades económicas, salud, educación y participación política. Casi dos tercios de los 136 países incluidos en el ranking habrían reducido la desigualdad, de acuerdo con el estudio.

<em>Lamentablemente, ese no es el caso de Chile, ya que si bien no se detecta un deterioro en el valor del índice, que prácticamente no cambia entre 2012 y 2013, la posición en el ranking empeora. <strong>El índice global de desigualdad de género registra una caída de cuatro lugares, desde 87 en 2012 hasta 91 en 2013. </strong></em>

En el caso del subíndice acceso a oportunidades económicas, se cae desde 110 hasta 112. También se retrocede en el ámbito participación política, desde el puesto 64 a la posición 67.

El informe del WEF nos dice que no se hizo nada nuevo, se registran los mismos valores en los índices. Sin embargo, algunos países sí han mejorado y superaron a Chile.

Estos resultados no debiesen sorprender. La brecha de ingresos, uno de los indicadores considerados por el WEF, es muy alta en Chile. De hecho, el pasado jueves, la Encuesta de la Universidad de Chile mostró que ésta continúa aumentando, al ser medida en términos mensuales como en ingresos por hora.

Finalmente, en este listado encontramos el Informe sobre Chile de la Ocde, también presentado la semana pasada. La organización internacional destaca entre los pendientes las reformas necesarias para lograr aumentar la participación laboral femenina. Concretamente, menciona como obstáculos las actitudes o patrones culturales hacia el trabajo remunerado de las mujeres y el cuidado infantil. Del mismo modo, se señala que es necesario cambiar algunas normas vinculadas al capítulo "Sistema de Protección de la Maternidad" del Código del Trabajo, especialmente la que refiere al actual sistema de salas cuna (artículo 203).

El por qué esa norma es tan mencionada por locales y extranjeros cuando se debate respecto a las principales barreras a la empleabilidad femenina es conocido. El artículo 203 genera problemas de participación y desempleo entre las mujeres, especialmente entre aquellas de los segmentos más vulnerables. Asimismo, es uno de los determinantes de la antes comentada brecha salarial. Y por último, es discriminatorio, ya que la atención de niños y niñas depende del tamaño de la empresa en la que su madre trabaja (vale decir que no se contempla al padre).

Sustituir el artículo 203 -que impone que toda empresa con 20 o más trabajadoras deba pagar sala cuna a los hijos de éstas- sería la reforma pro inserción laboral femenina más importante que podría realizar la próxima administración. Esta reforma se vuelve más relevante tras la extensión del posnatal, cuyos efectos adversos en lo que refiere a empleo de mujeres en edad fértil comienzan ya a discutirse.

Cabe destacar que hace algo más de un mes el gobierno envió un proyecto de ley para cambiar este artículo. Si bien este hecho en sí mismo debe celebrarse, ya que posiciona el tema en el debate legislativo, lo cierto es que dados los plazos, éste no logrará avanzar en el Congreso.

Efectivamente, se trata de un proyecto complejo, extenso y con diversas aristas. Además, su financiamiento está condicionado a la aprobación de las reformas propuestas por el Poder Ejecutivo al Seguro de Cesantía, plasmadas en otro proyecto legislativo, que también fue ingresado hace algunas semanas (en ese caso si se presentó con urgencia, específicamente "Suma").

Por lo tanto, si de incrementar la participación laboral femenina y reducir la brecha de ingresos se trata, a la próxima administración queda retomar la tarea impulsando esta esperada reforma.

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