Tratativas improcedentes




ALGUNOS parlamentarios, siempre atentos a los grandes problemas nacionales, buscan que se les permita ser candidatos al flamante puesto de gobernador regional, mientras están en ejercicio de sus cargos.

Expliquemos: mediante una reforma constitucional publicada hace unos días, se creó dicho cargo, la supuesta mayor autoridad de cada región, que será electa, aunque simultáneamente existirá otro funcionario, el delegado presidencial regional, que -como indica su nombre- será de confianza del Presidente. La reforma no precisó cuáles serán las facultades concretas de cada uno, lo que tiene que dirimirse mediante una ley orgánica constitucional, que también determinará las causales de inhabilidad e incompatibilidad para ser electo y ejercer el cargo de gobernador regional.

Aunque no esté determinado el poder de la nueva autoridad, no cabe duda que gozará de figuración en cada región y de ahí el interés que despierta entre los diputados. Que ellos quieran postular estando en ejercicio de su cargo no deja de sorprender, en cuanto revela el poco aprecio que tienen por la tarea que realizan y la poca fidelidad que sienten por la representación que sus electores les confiaron.

Un dato adicional: en la misma reforma constitucional se estableció que los gobernadores regionales no podrán ser candidatos a diputado o senador. Pero al revés nada se dijo, lo que tendrá que precisar la ley orgánica constitucional que se dictará. La omisión puede deberse a la premura con que se aprobó la reforma, que no dejó tiempo para entrar a los detalles. Sin embargo, sí lo hubo para limitar la competencia al cargo de parlamentario por parte de los gobernadores regionales.

Ahora, el gobierno tiene que proponer la normativa orgánica constitucional y en los análisis se contemplaba lo obvio: los diputados y senadores no podrían ser candidatos a gobernador regional. Los parlamentarios pusieron el grito en el cielo y empezaron tratativas sin ningún pudor para revertir la propuesta. Nadie sabe exactamente en qué van a terminar, pero se habla que los parlamentarios podrán renunciar a su cargo para postular a gobernador regional o mejor, quedar solo suspendidos mientras están en campaña. Incluso más, para no aparecer abusando, la excepción solo beneficiaría a los actuales parlamentarios en la primera elección.

Pues bien, todos esos arreglos son inconstitucionales. La Carta Fundamental no permite que los parlamentarios renuncien, porque se presta para operaciones poco claras con cargos confiados por los electores. Tanto es así, que se necesitó una reforma constitucional para establecer la posibilidad excepcional de hacerlo por enfermedad grave, pero que debe ser calificada como tal por el Tribunal Constitucional. Tampoco contempla la suspensión de su investidura, salvo cuando se decreta judicialmente el desafuero, con ocasión de la investigación de un delito. Si la Constitución no acepta esas figuras, mal puede establecerlas una ley. Y que se haga la excepción para los que van a aprobar la ley y no a los futuros, no solo es impresentable, sino que atenta en contra de la igualdad ante la ley a que obliga la Constitución.

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