Trump: ¿Entre la broma y la pesadilla?




Trump: ¿Entre la broma y la pesadilla?

En pocas horas Donald Trump se convertirá en el nuevo Presidente de los Estados Unidos de Norteamérica.  Un Presidente que llegó a poner en jaque a la elite política tradicional,  a cambiar el eje de lo políticamente correcto y a tratar de apagar el fuego con bencina a nivel internacional.

Lo que partió como una broma se convierte en realidad. Por que no hay que olvidar que hace no muchos meses atrás los analistas descartaban que Trump llegara a ganar las internas republicanas, luego que llegara a competir y finalmente que ganara la elección presidencial. Las bases de estas predicciones nos probaron a todos que estaban incorrectas y la elite política tiene mucha explicación que entregar.  Años, sino décadas, de endogamia y nepotismo, de promiscuidad con el mundo de los negocios y de distancia de las necesidades del mundo real han traído un tsunami de descontento que fue hábilmente capitalizado por Trump. Es cierto, Hillary ganó el voto popular pero el día de mañana verá por televisión como su contrincante que la molestó, se burló, mintió, plagió e ironizó por temas públicos y privados llega a la Casa Blanca.

Trump y su reality, sus comentarios de "camerín", sus negocios opacos, su falta de información tributaria, su extraña relación con el mundo racista entre muchas de otras características únicas, ganó una elección difícil hablándole al ciudadano cansado de un modelo que siente lo dejó de lado. En términos claros, en EEUU muchos se cansaron de esperar que el modelo económico de alta concentración de riqueza, globalización y elitización de la política llegara a entregarles algún beneficio.

Durante los últimos 18 meses hemos sido testigos de un debate que si bien al comienzo generaba algún nivel de ironía hoy causa preocupación.

Porque Trump no se ha moderado y nuevamente los analistas se equivocaron.  En temas internacionales las declaraciones de Putin sobre supuestos escándalos sexuales de Trump son de antología.  Los clarísimos conflictos de interés y nepotismo no han sido disminuidos sino por el contrario afirmados. La retórica del muro, los ilegales y las deportaciones se mantienen. Y las noticias falsas, el doble estándar, los enfrentamientos con los medios, la comunicación basada en mentiras y la verborrea en tuiter florecen.

Gobernar un imperio económico es muy distinto a gobernar un país y mucho menos al país con mayor poder militar del mundo.  Apretar un botón para despedir un trabajador es diametralmente diferente que tener los botones que podrían disparar un ataque nuclear.  Los desafíos son múltiples y la pesadilla para muchos está recién por empezar.  Pero, ¿será realmente una pesadilla?

La fortaleza del servicio público norteamericano, la solidez de la arquitectura institucional internacional, la relación de interés con China, la necesidad de avanzar sin conflictos sociales, son algunos de los elementos que se consideran limitarán la posibilidad que Trump lleve a la práctica lo que frenéticamente tuitea.   Pero ya las declaraciones de Merkel y Hollande de desagrado frente a lo que consideran es una intromisión innecesaria de los EEUU, la molestia China, el desplome del peso mexicano y las declaraciones de cierre de fábricas de diversas empresas automotoras empiezan a mostrar que quizás esta vez también los expertos podrían haberse equivocado.  Esperemos que no sea así, por que elegir a un Presidente irresponsable en sus declaraciones es un tema de política interna pero consolidar una política exterior basada en tuiteos podría ser una amenaza global.

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