Un gobierno sin legado




Desde que Piñera llegó a La Moneda, el desempleo, la inflación y la pobreza han disminuido. A su vez, el crecimiento económico y el PIB per cápita han aumentado. Desde su inauguración en 2010, los indicadores económicos sugieren que la calidad de vida ha mejorado. Los chilenos hoy tienen en promedio más oportunidades de trabajo, mayor poder adquisitivo y menor probabilidad de ser catalogados como parte de las clase baja. Por primera vez en la historia, Chile pasó de ser considerado un integrante del grupo de países tercermundistas a ser un miembro del conjunto de naciones de la OCDE.

Si comparamos el desempeño de Piñera con el desempeño de Bachelet, en cuanto a los indicadores mencionados arriba, la diferencia es notoria. Los primeros tres años del gobierno actual superan con creces a los primeros tres años del gobierno anterior. El cuadro de abajo muestra la diferencia entre ambos periodos. (Incluso si comparamos el gobierno de Bachelet con el de su predecesor, el balance para la ex Presidenta es adverso). La conclusión preliminar es que el gobierno de Bachelet no fue bueno. En su gobierno la inflación y la pobreza aumentaron, mientras que el crecimiento disminuyó y el PIB per cápita se estancó.

Estos resultados se sitúan en contraste con los índices de popularidad presidencial. Mientras que Piñera obtuvo un promedio de 39% de aprobación en sus primeros 3 años de gobierno, Bachelet obtuvo un promedio de 58% en el mismo intervalo. Si incluimos más datos a la serie, la tendencia es aún más nítida, ubicando a Piñera bajo el 35% de adhesión y a Bachelet sobre el 60%. El patrón implica que la gente prefiere a Bachelet por sobre Piñera, a pesar de vivir en escenarios de adversidad. Contra el sentido común, la evidencia sugiere que existe una relación inversa entre el desempeño económico y la aprobación presidencial.

Esto no tiene sentido: ¿Por qué la gente aprueba a un presidente (Bachelet) que tuvo un mal desempeño económico y no aprueba a un presidente (Piñera) que tiene un buen desempeño económico?

La respuesta está latente. No es que la gente prefiera vivir en malas condiciones económicas por sobre vivir en buenas condiciones económicas. Sería absurdo que un votante o un ciudadano escogiera o aprobara a un candidato o a un presidente que no le favoreciera. Por el contrario, la gente naturalmente emite su voto y aprueba a quien le entrega mejores beneficios relativos. La respuesta a la pregunta es que Bachelet tuvo mayor claridad que Piñera para mostrar sus logros. Con Bachelet la mayoría de la gente sintió que el país avanzaba con un objetivo, mientras que con Piñera siente que no hay un rumbo claro.

Lo anterior se enmarca dentro del legado de cada gobierno. Mientras que definir el legado fue relativamente sencillo para Bachelet, ha sido imposible para Piñera. Cuando la gente piensa en Bachelet, piensa en protección social. Cuando la gente piensa en Piñera, se confunden. En parte porque todos los años el legado ha cambiado. En 2010, el Presidente trató de instalar "La Nueva Forma de Gobernar", lo cual fracasó tras las críticas a los conflictos de interés. En 2011, el Presidente propuso ser gobierno de las grandes reformas, lo cual fracasó tras las fallidas negociaciones en Aysén y el comienzo de las marchas estudiantiles.

En 2012, el Presidente planteó sellar su legado como uno basado en efectividad. El título del mensaje presidencial del 21 de Mayo de ese año fue "Chile cumple y avanza hacia el desarrollo", enfatizando en la importancia de los logros económicos. En un esfuerzo similar, en el mensaje de 2013, el Presidente intentó mostrar la profundidad y trascendencia de los logros. Enfatizó que el legado de su gobierno sería consolidar la prosperidad. Sin embargo, la baja aprobación presidencial sugiere que la gente no acepta ese legado. Si los logros económicos fueran entendidos como un avance, la aprobación presidencial sería mucho más alta de lo que en realidad es.

Solo cuando exista una correspondencia entre lo que el gobierno entrega y lo que la gente recibe, se podrá hablar de un legado. Nadie discute que los logros son un avance significativo, pero sin un reconocimiento por parte de la gente, Piñera no podrá cerrar el ciclo. Si la gente no recordara a Bachelet como la presidenta de la protección social, no podría ser su legado. Solo porque pudo materializar la conexión entre lo que entregó y lo que la gente recibió, puede hablar de un legado hoy. Para ella esto fue crucial para darle una conclusión a su gobierno. Pero también porque le permitió mantenerse en la agenda como una alternativa presidencial.

Todo parece indicar que en Marzo de 2014 la situación será diferente. Piñera dejará un gobierno inconcluso. Frente a este devenir, puede escoger hacer una de dos cosas. Si acepta la premisa, tendrá que admitir que aún falta trabajo por hacer. Eso abrirá la ventana para pedir continuidad. Podrá sostener que los primeros años fueron solo la primera parte de una obra más importante. Si rechaza la premisa, la gente se verá forzada a evaluarlo por lo que ya ha hecho. Sin embargo, sin un legado muchos de los que votaron por Piñera en 2009 y 2010 pensarán dos veces antes de optar por la centro-derecha otra vez.

Comenta

Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.