Una carrera de dos caballos




La última encuesta CEP muestra que la próxima elección presidencial será una carrera de dos caballos: Piñera y Guillier. La encuesta muestra que ambos suben en su intención de voto, y que el resto de los candidatos se estanca. La encuesta también muestra que la suma del alza de puntos entre Piñera y Guillier se asimila al porcentaje que abandona la categoría de no sabe/no responde. Es decir, Piñera y Guillier lograron convencer a una importante proporción de personas que antes no tenían un compromiso, mientras que el resto no convenció a nadie.

La CEP es reconocida como una encuesta que genera efectos políticos importantes. Tradicionalmente se le ha considerado como la instancia que hace o deshace candidaturas presidenciales. Probablemente por eso los candidatos se mueven tanto durante el trabajo de campo de la encuesta. Basta ver el aumento en el número de entrevistas, confesiones personales, y visitas a poblaciones olvidadas que hacen los candidatos en ese marco de tiempo para comprobar su influencia.

El último trabajo de terreno de la CEP no fue la excepción. Todos los candidatos relevantes se desplegaron para mostrar lo mejor de sí. Piñera, Guillier, Lagos y Ossandón todos dieron múltiples entrevistas en profundidad a los principales medios del país esperando obtener una recepción positiva en la ciudadanía. Solo ocurrió con los dos primeros. Los dos segundos se estacaron. Por eso la encuesta es tan lapidaria: muestra el resultado cuándo los candidatos se la jugaron con todo para aumentar su intención de voto.

Además, es relevante mencionar que otras encuestas son consistentes con la CEP. Para aquellos que reniegan de la veracidad y honestidad intelectual tras ésta encuesta, pueden pasar a mirar los resultados de otras tres encuestas que se hicieron en el mismo periodo de tiempo (Adimark, Cadem, y Cerc-Mori) solo para ver que muestran exactamente lo mismo: un aumento en el apoyo a los dos principales candidatos a costa del resto. Cuando la evidencia es consistente en esta dirección y magnitud necesariamente debe ser real.

Ahora es tiempo de definiciones. Será fácil para los dos que van arriba, pero no para el resto. Piñera y Guillier no tienen mucho que hacer. De hecho es recomendable no hacer nada cuando todo va viento en popa. Pero Lagos y Ossandón deberán reconsiderar las prospectivas de seguir en carrera. En particular deben pensar si su presencia en los medios es útil para sus propias ambiciones políticas y para las de sus propios sectores políticos. Mi intuición es que hacen más daño que bien al permanecer en carrera.

Lagos se tiene que bajar. Está comprobado que no aumenta en las encuestas. En el último año no ha logrado superarse. Consistentemente obtiene menos de 10% de apoyo, probablemente votantes duros, pero fácilmente absorbibles en un electorado volátil y heterogéneo. Permanecer en la carrera solo daña su propio legado y las prospectivas de poder de su coalición. No solo podría ser despachado vergonzosamente en primarias pero podría dividir a su sector en una forma similar a Enríquez-Ominami en 2009.

Ossandón tiene un poco más de espacio para actuar. Fue recién elegido senador en 2013, y estará vigente hasta al menos 2022. Si bien esta no es su única oportunidad para brillar, podría ocupar las luces para pavimentar el camino. Debe considerar el costo personal que implica pelear directamente con Piñera y si es más útil para su sector que se sume al barco ganador. Todo indica que es este no es su año, y que le conviene eventualmente negociar con Piñera para asegurar su cupo más adelante y apoyar a la mejor carta de la derecha.

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