Unidad en la diversidad




¿Cuántas derechas hay en Chile hoy? La respuesta es que hay una y muchas, lo cual se podría resumir en que existe "unidad en lo esencial y diversidad en lo accidental". Sin embargo, hay que reconocer que las definiciones de esencial y accidental pueden constituir, en sí mismas, una fuente de divergencias al interior de la derecha o centroderecha.

Para intentar distinguir lo esencial de lo accidental, hay que preguntarse cuál es la esencia de la centroderecha chilena. A mi juicio, ella es la libertad. Si se está de acuerdo en esto, constituye un contrasentido pedir uniformidad en un ambiente de amplia libertad al interior de nuestro conglomerado político. La libertad trae consigo, casi por definición, un amplio menú de opciones políticas en lo accidental, que dependen de muchos factores. Entre otros, de quienes somos: de nuestra edad, género, nivel educacional y tantas otras características de las cuales dependen nuestros intereses y preferencias políticas.

Así, por ejemplo, resulta difícil convencer hoy a un joven de centroderecha que la toma del poder por la unidad de las Fuerzas Armadas y Carabineros de Chile en 1973 fue clave para recuperar la libertad, amenazada por el totalitarismo de una izquierda sobreideologizada y de cuyas dictaduras no hay vuelta atrás, como lo ha demostrado la realidad de tantos países, una y otra vez. (Nadie niega que en ese pasado se cometieron delitos, que nadie, en su sano juicio, puede justificar).

Por otra parte, resulta difícil hoy convencer a un adulto mayor de centroderecha que muchas parejas jóvenes prefieren no casarse, sino convivir, exigen el divorcio y aceptan con naturalidad el homosexualismo. He aquí algunos ejemplos de cómo nuestras características personales -que muchas veces definen lo accidental- determinan con fuerza nuestras posiciones al interior de la centroderecha.

Somos distintos por tantas razones, que lo único posible para un movimiento político de centroderecha que aspira a conquistar el poder presidencial en una segunda vuelta, debe ser obtener más de la mitad de los votos, y para ello debe necesariamente escuchar y proponer políticas públicas que entusiasmen a un amplio público amante de la libertad.

La diversidad de lo accidental y la dificultad -muchas veces- de distinguir entre lo esencial y lo accidental, requiere generar una amistad cívica entre todos los que deseamos la libertad para intentar acercamientos en los temas más conflictivos. Además, requiere ser tolerantes frente a las divergencias en general, entre ellas la interpretación del pasado, en particular, sobre el cual es muy posible que existan grandes diferencias, entre otras razones porque los mayores lo vivimos y los más jóvenes no.

Es difícil unificar criterios sobre el pasado, por las razones antedichas. Menos conflictivo parece ponerse de acuerdo en el futuro, teniendo a la libertad como bandera. La última elección presidencial lo demuestra. Los partidos que apoyaron al Presidente Piñera tenían diferencias importantes, en muchos temas, pero la unidad para conquistar el voto de más de la mitad del país exigió la unidad. Y ésta se dio de manera tan clara y fluida en la centroderecha, que la opinión pública tuvo claro que las divergencias y las peleas estaban en nuestros adversarios. Ello contribuyó en forma importante a nuestra victoria electoral. Sin duda, la búsqueda de la unidad -en lo esencial y lo accidental- es el camino a seguir desde el gobierno.

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