Mario Vargas Llosa vino a nuestro país a  presentar el libro "El estallido del populismo". Quienes hemos tenido la posibilidad de compartir en diversas ocasiones con Vargas Llosa, sabemos que las amenazas a la democracia liberal han constituido una preocupación durante toda su vida. Dando cuenta de ello, en el prólogo del mencionado libro, Vargas Llosa sostiene que el comunismo y el fascismo dejaron de ser los principales peligros para la sociedad libre. Es el populismo, nos explica, lo que debemos combatir hoy. Éste, a su vez, por su naturaleza líquida, adopta formas de izquierda y de derecha y su denominador común es la "política irresponsable y demagógica que sacrifica el futuro por un presente efímero".

Hay ciertamente puntos en los que uno podría matizar el análisis subsecuente de Vargas Llosa. Cuando critica el Brexit, por ejemplo, que ciertamente fue promovido por grupos populistas, se debe recordar que lo fue también por sectores importantes de partidos políticos establecidos, por artistas, empresarios, académicos y otros. Incluso un académico como Niall Ferguson, que hizo campaña contra el Brexit, admitió después que, con todos sus problemas, la salida del Reino Unido de la Unión Europea era la mejor alternativa. Esto nos lleva a un aspecto poco tratado en el libro que prologa Vargas Llosa, y que tiene relación con la responsabilidad de las élites en el surgimiento del populismo en Occidente. No es razonable pensar que más de la mitad de  los ingleses y americanos se convirtieron en xenófobos de la noche a la mañana o que se dejaran simplemente lavar el cerebro por demagogos. Lo cierto, como ha dicho el mismo Ferguson, es que en los países avanzados las élites económicas, intelectuales, artísticas, periodísticas y políticas se han desconectado de la  realidad del hombre común a tal punto que han despreciado sistemáticamente sus preocupaciones tachándolas de xenófobas, ignorantes o racistas. Con ello, como nota Álvaro Vargas Llosa en el caso americano, alejaron a muchas personas que no son ninguna de esas cosas, pero que experimentan problemas reales de los que las élites políticamente correctas no se hicieron cargo. No es casualidad que el populismo sea siempre una reacción en contra de la élite.  

"El estallido del populismo" es, en todo caso, una completísima radiografía de lo que con razón Mario Vargas Llosa identifica como una amenaza potencialmente letal a la democracia liberal. Muy interesante resulta entre ellos el análisis de Colombia realizado por Plinio Apuleyo, quien nos advierte que en 2018 Gustavo Petro, un exguerrillero afín al chavismo, podría llegar a la presidencia. Además explica la verdadera trampa que es el acuerdo de paz con las Farc, que dará poder político decisivo al populismo de izquierdas en el país. El otro caso inquietante es México, que podría elegir pronto a López Obrador como presidente y que Enrique Krauze analiza en detalle. Si ambas cosas ocurren veremos un regreso del engaño populista que hará retroceder fuertemente a la región.