Reeditan Cine Bizarro, de Diego Curubeto: "El cine es la iglesia y Netflix el demonio"

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Curubeto es un crítico argentino de cine que hace casi treinta años emprendió la tarea de hacer un diccionario de cine bizarro, que se publicó en 1996, se convirtió rápidamente en un libro de culto y hoy se redita. Se trata de un trabajo exhaustivo, que la actual edición amplía, en donde se pueden encontrar directores y actores de películas de terror, sexo y violencia.


Cine Bizarro: + de 100 años de película de terror, sexo y violencia, del crítico de cine argentino Diego Curubeto, fue publicado por primera vez en 1996 en Editorial Sudamericana, que dirigía el emblemático editor Luis Chitarroni. En esa época el libro tuvo dos logros: ser la primera vez que se aplicaba el término bizarro a una manifestación artística y constituir uno de los primeros diccionarios pop en lengua castellana. De ahí que ahora Editorial Mansalva lo vuelva a publicar en una edición ampliada.

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Curubeto estuvo trabajando seis años en esta edición ampliada. Primero solo y luego en compañía de Mariano Kairuz y Matías Orta. La idea era ir enriqueciendo las entradas de las más de trescientas páginas del volumen. Por ejemplo, si un director había muerto o había filmado más películas se consignaban, lo cual lo hacía trabajar, literalmente, contra el tiempo, porque siempre pasaba que algún director o actor moría o se le ocurría la mala idea de hacer otra película. De John Carpenter se consignan las tres películas y los dos capítulos de Maestros del Horror que hizo después de 1996. Lo mismo sucede con Quentin Tarantino, quien para ese año sólo había hecho Perros de la calle y Pulp Fiction.

En Cine Bizarro Alejandro Jodorowsky tiene una entrada completa, como Tarantino y Carpenter, no así como Raúl Ruiz, quien aparece mencionado a través de una cita de Alberto Fuguet: "El escritor chileno Alberto Fuguet cuenta que a mediados de los 80, cuando el prestigioso cineasta Raúl Ruiz, autor de films de arte como Tres tristes tigres (1968), volvió a Chile luego de un largo exilio en Francia, sorprendió a la prensa con el siguiente speech: 'Estos años en Europa me han enriquecido mucho. Por ejemplo, me han servido para descubrir al mejor cineasta de la historia del cine'. Cuando los periodistas le preguntaron a Ruiz quién era ese realizador fundamental del séptimo arte, el hombre respondió orgulloso: 'William Beaudine, el director de Jesse James contra la Hija de Frankestein'".

En el libro aparece que cuando apareció por primera vez el libro tuviste que definir el uso que le ibas a dar a la palabra bizarro.

En el libro, como decís, eso está, lo único que te podría agregar es que si pudiera cobrar por el uso de la palabra bizarro aplicada al arte sería rico. Otra cosa es que la Real Academia Española durante unos años aparecía mi acepción de la palabra bizarro. Hace un tiempo comenzó a salir online como si fuera un apéndice el Diccionario de Latinoamericanismos y ahí está bizarro como argentinismo.

Cuando se publica por primera vez no estaba la palabra aplicada al arte, pero ¿al menos había un circuito de cine el cual pudiera respaldarte, a ti y al libro?

Yo y mis amigos. Bueno, había un cine, al que iban trescientos tipos con suerte. Y Star Wars era un éxito de taquilla, y nombro esta película porque para mí es parte de cine bizarro. Pero si lo que quieres saber es si hubo un fenómenos de cine bizarro en Argentina, no, no lo hubo, pero sí en el resto del mundo, y ahí fue muy importante Luis Chitarroni, el editor de Sudamericana de esa época que fue con quien trabajé el libro. Y de mi parte tuve el buen ojo de incluir en una entrada a Peter Jackson, que aún no había filmado El señor de los anillos, pero que a mí me parecía un director importante. Fuera de broma, hay evidencia que tuve una visión con este libro.

-¿Cuál fue la recepción que tuvo en Argentina?

-Fue un libro de culto y después de este hice otro llamado Cine de Súper Acción, que es la historia del cine en la TV argentina. El día que salió Cine Bizarro fue en la noche de Halloween de 1996 en el Centro Cultural Español, aquí en Buenos Aires. Mis amigos, con los que terminamos la celebración, agarraban el libro que les había regalado y todos decíamos qué cara tiene el Cine de Súper Acción. En los 90 escribí para El Mercurio y para medios de España y se puede decir que me fue bien, además mi primer libro, Babilonia Gaucha, había tenido notas en inglés. Bueno, eso me permitió que fuera creando una biblioteca de libros de cine que algunas universidades de Estados Unidos no tenían. Eran 1500 libros sólo de cine, de catálogo, muy caros, entonces si yo quería hacer una nota sobre un tema específico agarraba, por decirte un número, catorce libros. Me di cuenta de que faltaba un libro donde estuvieran contenidos muchos libros y así surgió Cine Bizarro, que es en el fondo para tenerlo en el baño.

-Como libro de consulta.

-Claro, si es un diccionario. Ahora cuando salió me quedé con la sensación de que Dios me lo había pedido, porque yo descubrí que a los seis años había visto Domingo negro, de Mario Bava, y me acordaba del día y de la hora. Bueno, fue una película con la que me cagué de miedo, pero en ese tiempo estaba prohibida en los cines de Inglaterra y aquí se daba en la tele. ¿Por qué? Porque era 1 de mayo y el canal 11, donde la vi, era el canal de la curia y estaba dirigido por un sacerdote jesuita que estaba en la Cinemateca. ¿Entendés? Me lavaron el cerebro los jesuitas. ¡Menos mal! Es decir te ponían algo refuerte para que no vieras la bandera roja, y eso fue Domingo negro. Por eso además hice Cine Bizarro.

-Si me permites la indiscreción, ¿cuántas películas ves a la semana, aproximadamente?

-No tengo la menor idea, porque no las cuento. Imagínate que vos tenés un harén y... Mirá, ayer vi cuatro.

-¿Y en qué momento empezó tu interés por el cine?

-De muy niño veíamos Un paraíso artificial. Te voy a dar un ejemplo: Hay un experto en psicoanálisis que cuando lo entrevisté me dijo "esto es el cineanálisis". Vos fíjate en lo siguiente: Hay una película llamada Misterios de un alma, que es sobre Freud, donde te explica cómo el psicoanálisis sirve para que vos como adulto, con conflictos y traumas, soluciones esos conflictos y traumas. Para el libro que hice después de Cine Bizarro recuerdo que me faltaba que alguien hubiera visto una película en la tele, ese tipo al final fue un músico punk y a la media hora de haberme dicho que él la había visto, estaba llorando. Después quiso que fuera el padrino de su boda y no me lo sacaba de encima. ¿Y por qué? Porque el tipo tenía un padre alcohólico, que le pegaba, y él se metía debajo del sillón y miraba cine en la tele.

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-¿Alguna vez hiciste esa oposición entre cine mainstream y cine independiente?

-Nunca he pensado así, y en el libro hay de todo. Yo no tuve infancia, porque descubrí el cine tempranamente. A los catorce años yo veía cine polaco. Iba a la Cinemateca y confieso que me gustaban como dicen ustedes las de "terror pulenta", porque por ahí una comedia boba yo no la iba a ver. Tempranamente confiaba en los críticos, ahora creo que hay que desconfiar de los críticos, algunos son buenos, los que son malos salen en la tele, por eso yo no fui a ver Asalto al precinto 13, de John Carpenter, porque un crítico dijo que era mala. Cuando se entrenó Scanners, de Cronenberg, yo ya había leído la película y me habían regalado la calcomanía, pero un crítico dijo que esos efectos los había hecho Mélies en el cine mudo, pero Mélies no había hecho eso y eso a comienzos de los 80 ya lo sabía.

-Viste cine polaco en tu adolescencia, ¿qué otras experiencias con otras tradiciones has tenido?

-Muchas. Creo que en Argentina fui uno de los primeros en ver cine iraní. La primera tenía muy buena fotografía pero no pasaba nada; la segunda se movía la cámara y no pasaba nada, y la tercera era un niño con un burrito y tampoco pasaba nada. Es como Huckelberry Finn y Mark Twain, que no es otra cosa que la cultura del snobismo. Y de eso hay mucho en el cine. Una vez alguien me dijo si había visto tal película y le dije que no, entonces dijo que "ninguna persona que ame el cine puede estar sin verla", y yo puedo estar lo más bien. Ahora supuestamente hay que ver a un coreano. Respondiendo a tu pregunta, a mí me gustan las buena películas, de todo tipo; dentro de eso me encanta el cine polaco, lo que no quiero es ver veinte películas malas porque hay una buena. Costa-Gavras probablemente sea mi director favorito, él inventó a Tarantino en su primera película, pero Costa-Gavras no es bizarro, por lo que no está en el libro.

En Cine Bizarro la violencia tiene un papel fundamental desde el epígrafe: Terror, sexo y violencia. ¿Qué ves en la violencia, qué es lo que te seduce de ella?

-Buñuel lo explica en El perro andaluz, allí ve un lisiado y se escapa de la policía para patearlo. Vos lees el libro La pandilla salvaje y vas a ver a un Emilio Salgari ultraviolento. En la literatura vos podés escribir cosas, pero verlas es mil veces más fuerte. De hecho Tarzán, el libro de Edgar Rice Burroughs, es súper violento y cuando lo leí de chico me sorprendió eso. En una de las escenas de Tarzán, de hecho y que después fue cortada, se le vía el vello púbico a Jane.

-¿Pero qué es la violencia para ti en el cine y qué es lo que moviliza?

-Primero, no hay nada más feo que naturalizar la violencia en el cine: por ejemplo, en una serie mala, el auto choca y explota, pero eso no te dice nada; es más, desnaturaliza la explosión. Cuando vos ves Contacto en Francia, ves los roces de los autos y eso es violencia. Generalmente cuando vos ves una película argentina y hay un asesino en serie y en un momento lo mata en off, eso es reviolento, porque te están mostrando algo que no se animan a mostrar. En cambio en Masacre en Texas, que no es una de mis películas favoritas, cuando se estrenó en Estados Unidos y los chicos la fueron a ver a cines de barrio, todos se impactaban en el mismo momento, eso es la iglesia.

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Cine Bizarro.[/caption]

-¿Aún vas al cine?

-No, yo tengo un microcine en mi casa con HD, y ojo que para mí no va ver películas en computadora. Ahora también me gusta ir al cine, pero voy al IMAX, que queda en Olivos y debe ser el mejor cine de Sudamérica, porque es una pantalla de seis pisos. Vas a ver cualquier basura y te encanta, pero si ves una buena, te volvés loco. Si hay una buena película y tengo plata, voy a como dé lugar; si tuviera auto iría más seguido. La felicidad de ir a ver cine con gente eso lo explicó Buñuel, lo explicó Polanski, eso de estar sentado en la oscuridad con gente que no conocés, esa sensación es impagable, y si es una película de terror, todos van a saltar al mismo tiempo. Es la iglesia. Eso no pasa con la literatura, por ejemplo. Si quisieras compartir la experiencia de la lectura de Harry Potter, que está en el libro, no funcionaría igual que el cine, porque algunos lo leerían más rápido, otros irían a hacer pis.

-¿Qué opinas de Netflix?

-Netflix es el demonio por varios motivos y este libro lo explica. Buscá algunas de las películas que están en el libro en Netflix… ¡No hay ninguna! No está ni Tiburón, ¿entendés a lo que voy? Yo empecé a estudiar cine cuando no había ni VHS ni cable, y en esa época veía más películas de las que podés ver ahora en Netflix. ¡Es nivel basura! Porque ves telefilms baratos, series que ni siquiera te enganchan porque son de pocos episodios, baratas además de hacer. El irlandés, de Scorsese que para mí es el Papa, tiene formato de telefilm, y nadie lo nota. Netflix es la manera más fácil de ver películas, pero yo aprendí de chico que en el cine nada es fácil, entonces Netflix no es buena, porque no ves películas. ¡Es el demonio!, ya te dije.

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