Reseña de libros: de Luis López-Aliaga a Jennifer Saint

El escritor Luis López-Aliaga.

La nueva colección de cuentos del escritor chileno, un conjunto donde se cruzan la emergencia ambiental y las tensiones personales; una novela que recrea el mito de Electra y revisita la Guerra de Troya con perspectiva de género, y un creativo y luminoso libro ilustrado que invita a explorar en las resonancias de las palabras y las imágenes, en las lecturas de la semana.


Las Furias, de Luis López-Aliaga (Banda Propia)

A las tres de la tarde la plaza del pueblo estaba llena. Todos esperaban al pastor Montes, recién nombrado presidente de todas las iglesias. El peligro de los tiempos de guerra y cisma había pasado, de modo que las sunamitas, siervas que nacieron para traer paz a la comunidad, fueron disueltas; sus servicios ya no parecían necesarios. En la plaza, el calor comenzó a ahogar a la gente que esperaba al pastor, mientras las hermanas sunamitas -confundidas entre el público- se miraban entre sí. De pronto desde el río provino un bramido: las aguas comenzaron a crecer y a desbordarse y el cielo se tornó rojo, de una intensidad tal que podía cegar la visión.

Los signos de catástrofe, la emergencia o las furias naturales son parte del ambiente en el que se desarrollan los sólidos cuentos de Luis López Aliaga. El libro reúne una colección de 10 relatos donde toman forma los signos de la pandemia y la crisis climática que de algún modo se filtran o encuentran ecos en los conflictos de los personajes, a menudo atrapados en situaciones o relaciones asfixiantes. Hermanos desaparecidos, perritos que dejan sus casas para refugiarse en la calle, poetas de los 80 y poetas millenials, son algunos de los personajes que dan forma a la geografía humana de estos cuentos ágiles, de tensión contenida, que saben manejar los diálogos y salpican la narración de humor negro. Y donde los silencios tienen un lugar, como dice uno de los narradores: “La omisión es muy importante en un cuento. El lector debe completar la parte que falta”.

Electra, de Jennifer Saint (Umbriel)

Creció escuchando las historias sobre el heroísmo de su padre. Durante 10 años, todo lo que se extendió la Guerra de Troya, Electra se aferró a las noticias que llegaban a Micenas, esperando a su padre. “Lo que más deseo es hacer que se sienta orgulloso de mí”, dice. “Sé que mi madre está merodeando por algún lugar de este palacio, con la mirada fija en la oscuridad distante”, agrega. La reina Clitemnestra, madre de Electra, también espera al rey: quiere cobrarse venganza por la traición y el engaño de Agamenón, quien se llevó a su hija Ifigenia con la promesa de casarla con Aquiles, pero la entregó en sacrificio para ganar la voluntad de los dioses.

Jennifer Saint, la autora de Ariadna, recrea uno de los grandes mitos griegos a través de la perspectiva de tres personajes: Casandra, la princesa troyana que recibió el don de la visión pero fue condenada a que nadie creyera en sus vaticinios; Clitemnestra, hermana de Helena y esposa de Agamenón, y su hija Electra. La novela se desarrolla antes y después de la Guerra de Troya, alternando el punto de vista de los personajes femeninos, que acá llevan la voz y ofrecen una mirada a la historia con perspectiva de género.

Esto y Aquello, de Ángeles Quinteros y Flavia Bomfim (Claraboya)

Hace unos meses nos invitó a pensar y a preguntarnos: ¿Todo puede ser arte? Con la forma de un alfabeto visual, la escritora Ángeles Quinteros y la ilustradora Ángeles Vargas presentaron un recorrido por la historia del arte, a través de obras, artistas, géneros y tendencias en la creación visual. Ahora, la escritora hace dupla con la artista Flavia Bomfim y juntas plantean una nueva invitación: recorrer los caminos y descubrir las resonancias que encierran o abren las palabras y las imágenes de acuerdo a su contexto.

“El único golpe que no duele es de la suerte”, dice la primera frase del libro, que va acompañada, en la página de enfrente, por sencillas figuras que parecen coloridos logos recortables. “El único canino que no muerde es el diente dentro de tu boca”, dice más allá, de cara a una página de figuras en rojo, amarilllo y azul que forman una escena de espíritu surrealista. “Hay una vela que nunca se apaga… ¡La del barco!”, “Y una copa que no se bebe: la del árbol”, prosiguen las frases y las imágenes que van creando un universo visual de formas esenciales. Bellamente editado, el libro es una invitación al juego, a la imaginación y a explorar en los sentidos. Y reserva una sorpresa final para los exploradores curiosos.

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