Habla Brian Cox, el patriarca de Succession: “No creo que alguna vez los personajes de la serie vayan a ser felices”

Fotos: HBO

“Todavía no lo extraño”, dice a Culto el actor escocés sobre su personaje en la alabada ficción sobre la familia Roy, que se empieza a despedir de la pantalla a partir de este domingo 26, con el debut de la cuarta temporada en HBO y HBO Max. Aquí habla sobre la conexión de la historia con el mundo real, de la mortalidad, de Shakespeare y de Donald Trump.


Los ronquidos dan paso a un despertar agitado. A mitad de la noche, se destapa y trata sin éxito de respirar con normalidad. Cuando logra levantarse de la cama choca de frente con una pared. “¿Dónde estoy? ¿Dónde demonios estoy?”, dice mientras busca el baño. Atraviesa las penumbras y lo encuentra, aunque termina orinando sobre el piso y no en el sanitario.

La escena es el poco auspicioso inicio de un cumpleaños número 80 que, por razones lamentables, Logan Roy no olvidará. Desde ese día, en que echó pie atrás en su idea de retirarse y sufrió una hemorragia cerebral que amenazó su futuro, el magnate ha recuperado su vitalidad para luchar por conservar el control de su empresa pese al incesante fuego amigo y enemigo. Y luego de tres temporadas, el protagonista de Succession (HBO) aún rige los destinos de Waystar RoyCo, el conglomerado de medios que creó y condujo a la cima del mundo.

Brian Cox (Dundee, 1946), el reconocido actor que le da vida en pantalla, domina los trazos y dobleces de su personaje. “Creo que Logan es sensato. Él sabe que no es inmortal. Ha visto la muerte”, señala a Culto vía Zoom. “Y si tiene alguna idea de ello, no creo que sea una persona particularmente religiosa, en absoluto. Su única fe está en su propio negocio. Esa es su fe. Y por eso es tan importante para él”, agrega, concluyendo que “en cierto sentido, creo que acepta perfectamente su propia mortalidad”.

Estrenada sin demasiada fanfarria a mediados de 2018, la ficción creada por Jesse Armstrong ha conquistado con su mirada del poder, las dinámicas familiares y la condición humana. Nació inspirada lejanamente por las tramas del clan liderado por Rupert Murdoch (así como por lo que se conoce de los Redstone y los Sulzberger), pero pronto se consolidó como un animal por derecho propio, una bestia con la habilidad para acoger batallas despiadadas, risas desatadas y las peores bajezas humanas, siempre con la fauna de empresarios de Nueva York como telón de fondo. Dos Emmy a Mejor serie de drama la terminaron de encumbrar como uno de los mayores triunfos de la televisión de la última década.

En ese engranaje escrito y actuado bordeando la perfección, Logan es probablemente el personaje más rico de la historia junto a Kendall (Jeremy Strong). Su biografía dice que nació en un hogar humilde en Escocia antes del inicio de la Primera Guerra Mundial y que, tras pasar una infancia abusiva en Canadá, levantó su propio imperio en Estados Unidos. La producción cumple con constatar las destrezas que lo consolidaron como magnate, pero se enfoca en particular en la complicada relación con sus hijos, Kendall, Shiv (Sarah Snook), Roman (Kieran Culkin) y, en menor medida, su primogénito, Connor (Alan Ruck).

En palabras de Cox, los retoños “han sido cautivados por la riqueza y por el deseo. Deseo por las cosas equivocadas. Logan creó este negocio y lo creó para ir en cierta dirección. No creo que haya ido en la dirección que inicialmente pensó que iría, porque es un hombre extremadamente decepcionado. Entonces, hay mucho cinismo en el negocio y también una opinión negativa del experimento humano. Él piensa que el ser humano no es digno. Yo no estoy de acuerdo”.

Aunque el creador ha declarado sentirse “profundamente en conflicto” con su decisión, la serie se despedirá con su cuarta temporada, que este domingo 26 estrena su primer capítulo a las 22:00 horas (en HBO y HBO Max) y promete resolver el compromiso asociado al título: la sucesión. A raíz del inminente final, el intérprete reparte algunas certezas sobre el destino de los Roy.

No creo que alguna vez vayan a ser felices”, indica. “Porque su felicidad se basa en algo que es pasajero y no verdadero. No puedes ser feliz si dices mentiras. Y ellos lo hacen todo el tiempo. Quiero decir, la gente sobrevive con eso, pero no contribuyen a la experiencia humana. ¿Qué le entrega Donald Trump a la experiencia humana? Muy poco. En realidad, la perjudica. Entonces creo que ese tipo de felicidad no existe. No puede existir. No está ahí. No es viable de ninguna manera o forma”.

Y opina: “La serie refleja dónde estamos. Y estamos en un lugar muy lamentable en este momento, como seres humanos. Estamos en un lugar terrible. Nunca ha sido tan malo, y la serie es el producto de eso”.

-Ud. estaba reunido con el elenco y con Jesse Armstrong el día en que Trump fue electo como presidente, y durante su recorrido la historia ha integrado elementos de la vida real. ¿Cree que las complejidades del mundo actual han sido un factor en que él decidiera hacer sólo cuatro temporadas?

Creo que, como cualquier gran escritor, reflejas la sociedad en la que vivimos. De eso se trata la serie. Se trata de la avaricia y el derecho a algo; personas que sienten que poseen algo cuando no tienen derecho a poseerlo. Eso es lo que hemos visto con los niños, con su herencia de este extraordinario imperio que el padre ha creado y sobre el que sienten que tienen derecho. Y no es culpa de ellos, porque han sido criados para sentir eso. Entonces, en cierto modo, la desventaja es no hay mucha humildad en esa familia. Y sin humildad se empiezan a exponer todo tipo de cosas. Las insuficiencias de los individuos involucrados. La insuficiencia de Kendall, quien es un drogadicto. La insuficiencia de Shiv, porque es algo inmoral y despiadadamente ambiciosa. Y en el caso de Roman, su boca sucia; envía fotos de penes a la gente y está un poco atrofiado en muchos sentidos.

“Entonces, creo que eso es muy real en el mundo en el que vivimos. Si miras a la familia Trump, es una familia realmente horrible. Y lo hemos visto. Yo viví en Nueva York durante ese terrible período de su presidencia. Y es irónico que nuestro primer día haya sido cuando fue electo. Creo que todos esperaban la elección de Hillary. Yo no. Sabía que había algo podrido y que iba a surgir, y que la podredumbre era Donald Trump. Entonces, en cierto modo, (la serie) está muy en armonía, en una armonía discordante, con estos tiempos”.

¿Y qué piensa de las comparaciones con Shakespeare que surgieron en su debut y se han sostenido con el paso de los años? “Es una buena conexión. Creo que Jesse estaría un poco sorprendido de que él sea llamado un ‘Shakespeare moderno’. No creo que se vea a sí mismo de ese modo”, apunta. “Debido a que estás lidiando con una situación arquetípica, naturalmente existe el elemento universal, que se refleja en Shakespeare y en El rey Lear, un hombre que divide su reino entre sus hijas. Ahí está ese elemento y supongo que en cierto modo eso se mantiene. Todavía estamos contando la historia de esta familia”.

Un adiós sin lamentos

La cuarta temporada de Succession arranca tal cual la primera: en el departamento de Logan y en un nuevo cumpleaños del patriarca. Sin embargo, esta vez faltan tres de sus cuatro hijos y su ahora exesposa, Marcia (Hiam Abbass). La relación amorosa se quebró después de una infidelidad de él y los retoños se pusieron en su contra al final del tercer ciclo. Pese al torbellino de acontecimientos a su alrededor, sigue siendo igual de alérgico a los aduladores y a los traicioneros. A eso apelará para intentar ganar el último asalto de la ficción.

-Luego de realizar cuatro temporadas, ¿por qué cree que el público ama a los personajes?

Porque los seres humanos son muy decepcionantes. Nos encontramos en un estado de evolución en el que no hemos evolucionado del todo. Todavía estamos atascados en todos nuestros malos hábitos y nuestras terribles opiniones. Esto es como la lucha de gladiadores: una familia, será divertido, sentémonos (a ver). Y nunca he notado la ironía de eso. En realidad, refleja sus vidas. Se trata de ti, eso es lo que estás viendo. Pero entonces no hagas esa conexión, porque es muy estúpido.

“Eso es lo hermoso de los seres humanos: no han evolucionado. Todavía estamos en el estado de evolución. Con todas nuestras creencias y todo eso, que nos confunden infinitamente y nos ponen en el camino equivocado o en el camino correcto, cualquiera que sea tu camino particular. Pero creo que los seres humanos son muy propensos a querer ver un accidente. Eso es algo que está en nosotros. No hemos evolucionado lo suficiente. ¡Gracias a Dios! Porque si no, no tendríamos público (se ríe)”.

-¿Qué es lo que más extrañará de interpretar a Logan después del final de la serie?

Bueno, no lo sé. Todavía no lo extraño (se ríe). Lo he pasado genial. Es uno de los mejores momentos de mi carrera. No puedo negarlo, de ninguna forma. Me ha encantado, ha sido un gran rol para interpretar. Pero no es el final de todo, en lo que a mí respecta, es sólo una parada, una gran parada en el camino, en mi carrera. Y estoy muy agradecido por ello. Siempre lo estaré, porque me ha dado mucho, realmente.

“Pero al mismo tiempo, soy una especie de artista, así que en realidad quiero seguir adelante. Hay muchas cosas por explorar, por eso voy a volver al teatro. Porque el teatro significa que puedo seguir aprendiendo mis líneas. Entonces, estoy muy feliz de estar haciendo eso. Pero es sólo una parada en el camino, no es el final de todo. No quiero deshacerme de él de ninguna forma. Estoy muy agradecido por este rol. Lo he pasado genial interpretándolo. Pero está llegando a su fin y estoy muy feliz. Estoy feliz de seguir adelante”.

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