En las imágenes de cámaras de seguridad se ve un grupo de jóvenes que entra a la fuerza al Café Literario de Providencia, en el Parque Bustamante. De su interior sacan muebles, sillas y sillones, los que terminarán luego en una barricada en Ramón Carnicer.  Son las 19.30 del miércoles y finaliza la movilización en Plaza Italia. Otro grupo se dedica a revisar los estantes de libros. Abren sus mochilas, meten libros en ellos y corren. Más tarde, prenderían fuego dentro y fuera del café, según constataron las autoridades de la comuna. Eventualmente los daños pudieron ser mayores, pero los vecinos impidieron que continuara el saqueo y resguardaron cientos de libros.

"Estamos súper agradecidos de nuestros vecinos que salvaron los libros", dijo esta mañana la alcaldesa Evelyn Matthei. "Este Café Literario no solo funciona como una biblioteca, sino también como un lugar para los niños y la literatura infantil. Es además un punto de encuentro de los vecinos, aquí se juntan a conversar e incluso cuando quieren impulsar ideas y proyectos lo hacen aquí. La destrucción de uno de nuestros puntos de encuentro es algo muy doloroso", agregó.

Tras la intervención de los vecinos, carabineros y funcionarios municipales salvaron gran parte del mobiliario y de los libros que resguardaba la biblioteca y los trasladaron a otras dependencias. Creado hace 20 años, el Café Literario contaba con una colección de 11 mil ejemplares, avaluados en $132 millones, de acuerdo con la municipalidad. La evaluación preliminar indica que las pérdidas y los daños alcanzan al 10% de la colección.

Hace una semana, funcionarios municipales retiraron los computadores, proyectores y tablets del lugar para evitar eventuales robos o daños.

Se estima que las reparaciones del Café Literario demorarán un par de meses.

Con el epicentro de las manifestaciones en la Plaza Italia, los vecinos del sector han visto sensiblemente afectada su calidad de vida. Así lo subrayó la alcaldesa: "La pérdida material es enorme, pero lo que más nos duele son los vecinos que llevan diez días respirando bombas lacrimógenas. Los niños no pueden salir, hay adultos mayores, gente enferma, guagas, que lo están pasando pésimo", dijo. "Entonces a quienes organizan marchas les pido que se las lleven a otro lado. Los vecinos están angustiados, no pueden dormir, el aire es irrespirable, los padres a sus niños les ponen bicarbonato en la piel porque les arde. El daño es feroz, las familias no dan más".

Gustavo Delgado, quien reside en la comunidad de Bustamante 66, explica que los vecinos están organizados en un grupo de WhatsApp y que reaccionaron cuando se dieron cuenta del ataque al Café. "Fuimos los primeros en reaccionar y en parar esto. Vinimos a cooperar en el traslado y acopio de libros", dijo. "Nuestra comunidad no lo está pasando bien, mi familia tuvo que irse de aquí unos días, porque la cantidad de bombas lacrimógenas nos ha afectado mucho. Pedimos que se haga un uso proporcional de estos elementos, esta es una zona residencial", agregó.