A la hora de celebrar, el régimen chino ha sabido abrir la billetera. Un ejemplo, acaso el más vistoso de la última década, fue el despliegue colosal de recursos con motivo de los Juegos Olímpicos de Beijing 2008, cuya ceremonia inaugural se realizó en el estadio construido por los suizos Herzog y De Meuron, y estuvo a cargo del cineasta local Zhang Yimou.

Un ejemplo, pero no el único. En septiembre de 2009, y en coincidencia con los 60 años de la fundación de la República Popular China por Mao Tse Tung, se estrenó a gran escala La fundación de una república, de Sanping Han y Jianxin Huang. Y hace apenas unos meses, para los 90 años de la fundación del Partido Comunista chino, vino La fundación de un partido, lanzamiento de igual o mayor masividad, que incluso obligó a los exhibidores a postergar el estreno de algunos de los filmes hollywoodense más esperados de la temporada.

Epicos, propagandísticos y pedagógicos, en palabras del crítico de Variety Justin Chang ejemplifican también un cine "de comité" que está en boga e incluye a gran cantidad de los actores más famosos del país, pero ante el cual el público local no está respondiendo como se esperaba. Y algo en esa línea ocurrió en septiembre último, al estrenarse 1911, filme que acaba de asomar en la cartelera estadounidense.

Con Xinhai geming como título original, el filme celebra los 100 años de la rebelión desatada en octubre de 1911, que al año siguiente pondría fin al régimen de la dinastía Qing e instauraría la república. Asimismo, es la película número 100 de Jackie Chan, la estrella hongkonesa de comedia y artes marciales, que además de protagonizar, produce y codirige.

Otro Chan

El 10 de octubre de 1911 se produjo el Levantamiento de Wuchang, rebelión contra la dinastía en el poder desde el siglo XVII . Este movimiento, en la actual ciudad de Wuhan, provoca la Revolución de Xinhai, que acabará con el derrocamiento del último emperador Qing, Pu Yi, en 1912.

De los acontecimientos principales y de los personajes más destacados de todo este proceso trata el filme de Jackie Chan, quien comparte la dirección con el debutante Zhang Li y reservó para sí el papel del militar Huang Xing, aliado del líder revolucionario y primer presidente chino Sun Yat-sen. Mientras este último, radicado en EEUU al momento del estallido rebelde, pasa la mayor parte del tiempo haciendo diplomacia en el exterior a nombre de la naciente república, Huang lucha en casa y hasta pierde unos dedos en un alzamiento, aparte de fingir ser el esposo de una integrante de la resistencia. Ambos buscando imponer sus términos en un período marcado por la violencia y que el filme ha retratado con todos los recursos a su disposición.

La cinta no dura más de dos horas, pero a juzgar por las críticas que ha generado, estas ya serían más que suficientes.

Por una parte, están quienes advierten de entrada a los lectores que no se entusiasmen con un despliegue de artes marciales a cargo del célebre protagonista de El maestro borrachón y Una pareja explosiva. Que efectivamente hay una escena de este tenor en el filme, pero que es más bien un accidente dentro del mismo porque Chan, que es por lejos lo más vendedor que tiene la cinta para pregonar en Occidente, tiene un papel bastante inhabitual.

No es la única observación. El crítico de The Village Voice destaca el hecho de que la propia cinta, en un recurso que usa repetidamente, escribe en pantalla que la revolución aquí retratada puso fin a la opresión de "dos mil años de feudalismo". Y agrega con sarcasmo: "Para cuando el filme termina, uno siente que ha aguantado algo semejante".

No será la última gran producción china de la temporada.Con mayores posibilidades de estrenarse en Chile -lo que no es mucho decir-, espera estreno Las flores de la guerra, cinta protagonizada por Christian Bale, dirigida por el mencionado Zhang Yimou y nominada por China a los Oscar.