El giro en el portafolio de negocios de la Viña Bouchon

<P>En 2012, la familia reordenó su producción y se abocó a nuevas variedades, centrándose ahora en parras viejas y vinos clonales. Este año apuntaron al giro inmobiliario con Indesa, de los Ibáñez, para un proyecto habitacional de alta gama en Chicureo, con una inversión de US$ 72 millones. También entraron al mercado de los frutos secos, en otra inversión por US$ 7 millones. </P>




Cuatro generaciones y 128 años lleva la familia Bouchon haciendo vinos en Chile, primero, instalados en el Valle de Colchagua, en la VI Región, y desde 1977 asentados en el secano del Valle del Maule, en la VII Región. Se consideran pioneros en una zona en la que, aseguran, hoy todos quieren estar por sus suelos de granito y parras centenarias. Pero, también, porque este año esa área ha sido mencionada como la tierra prometida del vino chileno por los críticos más influyentes del mundo, como el estadounidense James Suckling, la inglesa Jancis Robinson y el español Luis Gutiérrez.

Sin embargo, aún con esa tradición vitivinícola, en 2012 la Viña Bouchon comenzó a impulsar un fuerte proceso de cambios en su modelo de negocios, su producción y el otro portafolio de inversiones por el que, como familia, quisieron apostar. "Es un giro radical más bien", plantea su gerente general, Juan José Bouchon, quien anuncia que resultado de ese proceso es que la empresa ha sido nominada para Viña del Año por el International Wine & Spirit Competition en el Reino Unido, y acaba de obtener el reconocimiento en la categoría Marca Revelación 2015 por la Guía Descorchados, una de las publicaciones chilenas más relevantes de la industria.

"Hace tres años decidimos reinventarnos de la mano de un nuevo plan de negocios y un fuerte proceso de cambios. Redefinimos el área enológica y nuestro portafolio, concentrándonos ciento por ciento en nuestros viñedos del secano costero del Valle del Maule, que tienen distintos suelos y en el que conviven parras viejas, algunas de más de 100 años y que no reciben riego alguno, con nuevas plantaciones clonales. Esto aporta diferenciación y singularidad a nuestros vinos", dice el ejecutivo.

Nuevo foco

En 2014, la viña, encabezada por Julio Bouchon Sepúlveda y sus hijos Julio (a cargo del área comercial), María Ignacia (en el área comercial en Chile) y Juan José, sumó a sus filas al enólogo Felipe Ramírez, ex Santa Rita y experto en vinos orgánicos. Desde ahí se acentuó una reconversión que incluyó algunas inversiones -enfocadas en la producción de vinos caros-, como la habilitación de una bodega de microvinificación y el reacondicionamiento de una sala de cubas de cemento de más de 80 años, una tendencia creciente.

La mano de Ramírez se tradujo en la nueva línea Canto, lanzada a principios de año, compuesta por dos mezclas de vinos: Canto Norte, combinación de Merlot, Cabernet Sauvignon y Cabernet Franc, y Canto Sur, mezcla de las cepas País, Carignan y Carmenere. Este año, además, lanzaron Las Mercedes, el proyecto independiente de los hijos -Bouchon Lyon-, que incluye un Semillón en su línea Singular, cepa que, aseguran los hermanos, está viviendo un revival en Chile.

Pero para la familia, el mayor hito de 2015 ha sido el reciente lanzamiento de País Salvaje, variedad de vino natural de uvas País, provenientes de parras salvajes (jamás plantadas) que crecieron entre las quebradas del fundo Mingre. Tiene una producción limitada de mil botellas, a un precio de $ 9.000, y sólo se comercializará en Santiago, Londres y Nueva York. La marca obtuvo el reconocimiento en la categoría de Vino Revelación del Año por Descorchados, fue destacada por la editorial de Decanter, la revista de vinos más prestigiosa de Reino Unido, y su competencia, Drink Business, señaló que habría una nueva categoría de vinos: la de wild wines.

El ciclo de desaceleración

Este año y pese a la desaceleración de la demanda doméstica, Viña Bouchon espera cerrar en Chile con un aumento en sus ventas del 50%, considerando todos sus canales de distribución, superando las 15 mil cajas.

En el mercado internacional exportan unas 70 mil cajas al año. Sus principales compradores están en Estados Unidos, Canadá, Brasil, Rusia, China e Inglaterra.

La fuerte depreciación en Brasil, agudizada por los problemas políticos que han arrastrado a su economía, y la inestabilidad en Rusia le han pegado a la empresa este año. "Nos ha golpeado muy fuerte la situación de algunos países que están bien mal y que son muy importantes para nosotros, con bajas en ventas por sobre el 40%. Afortunadamente, hemos revertido, en parte, esta mala coyuntura, sumando nuevos clientes y consolidándonos en algunos mercados", explica Bouchon.

Para 2016, en tanto, adelanta que la expectativa es moderar el ritmo de crecimiento en el mercado local en el rango del 30%, mientras que a nivel externo esperan incrementar los envíos en un 15%.

En cuanto a novedades, el próximo año lanzarán un vino nuevo bajo la marca Longaví, joint venture con la viña sudafricana Cederberg y que vio la luz en 2014. Su dueño, David Nieuwoudt, ha sido reconocido como el mejor enólogo de su país en dos ocasiones. "Tenemos un Sauvignon Blanc y un Pinot Noir y el próximo año lanzaremos un Cabernet Sauvignon premium, con un valor de unos $ 30.000 la botella", detalla.

Los otros emprendimientos

Los proyectos inmobiliarios son otro negocio relevante en el portafolio de la familia. En mayo de este año se asociaron con la inmobiliaria Indesa, de propiedad de los Ibáñez, para desarrollar un proyecto residencial de 230 viviendas en la zona de Chicureo. Se trata de propiedades de valor en un rango de 10.000 UF a 14.000 UF y que los socios prevén que saldrán a la venta hacia fines de 2017 o inicios de 2018. Los Bouchon son socios minoritarios en el proyecto, cuya inversión total bordeará los dos millones de UF (casi US$ 72 millones).

A más largo plazo también hay planes, adelanta el ejecutivo, pues están trabajando en un master plan para el desarrollo de las tierras que tienen disponibles en Chicureo. "Estamos mirando cómo seguir desarrollando esta área en un plazo de 20 a 30 años", comenta.

Otro negocio en que ya comenzaron es la producción de frutos secos en un paño de 300 hectáreas, también en el Maule. La inversión total, incluyendo el valor de la tierra, es de unos US$ 7 millones.

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