Para el Estado de Chile, la profesión más noble y enaltecedora es la de los maestros. Esa valoración está en consonancia con la función que ellos cumplen y la importancia que para el país y su desarrollo tiene la educación. Hemos trabajado, en conjunto con el  Magisterio, de manera incansable para que el reconocimiento social se transforme en acciones concretas.

En este sentido, en el tema de la "deuda histórica", nuestra posición es muy clara y se funda en fallos de la Corte Suprema y dictámenes de la Contraloría  General de la República. Esta ha sido una postura invariable: desde 1982 los profesores del sector municipal están regidos por normas laborales y previsionales propias de la Ley 18.602. A eso se agrega que desde 1991, por la Ley 19.070, se extinguió todo derecho a percibir una asignación propia del sector público.

Por eso, una primera preocupación ha sido la de dignificar la profesión mejorando sustantivamente la retribución económica que ellos perciben: sus salarios se han triplicando durante los últimos 20 años.  Con el mismo objetivo, dimos vida a la Red Maestro de Maestros, para reconocer las prácticas innovadoras de los docentes en la sala de clases.

Asimismo, preocupados por la valoración social de los profesores y por destacar aquellos que se esfuerzan por su excelencia académica, elaboramos, junto con ellos y las municipalidades, una Evaluación Docente que este año debe llegar al 90% de los profesores y profesoras de los establecimientos municipalizados. El 2004 se estableció la Asignación Variable de Desempeño Individual, que, a la fecha, ha reconocido mediante un estímulo económico a cerca de 11 mil maestros.

En materia de perfeccionamiento docente también hemos hecho un gran esfuerzo. A la fecha, hemos superado las 30 mil capacitaciones. Además, un aspecto a destacar de la Evaluación Docente es que tiene incorporado mecanismos de apoyo económico a los municipios para que ayuden a perfeccionarse a los profesores que obtienen nivel insatisfactorio, para que mejoren sus prácticas pedagógicas y se sientan acompañados en este esfuerzo.

La agenda de futuro con el Magisterio considera temas que hemos conversado con los profesores y que son fundamentales para mejorar el aprendizaje de los alumnos. El primero es tener una nueva Carrera Profesional Docente que reconozca los buenos desempeños basados en sistemas rigurosos de evaluación y socialmente aceptados.

El diseño de esta nueva carrera lo hemos entendido como un proceso con consultas a distintos actores: tuvimos un seminario nacional y otro internacional dedicado a este tema. En el inicio de este proceso participó el Colegio de Profesores y volverá a ser consultado a su término. La propuesta contempla las dimensiones formativa, profesional y de remuneraciones. Además, es una carrera ágil que considera la posibilidad de alcanzar los tramos superiores desde los 10 años de experiencia, dependiendo del nivel de desarrollo profesional. Esta nueva Carrera Profesional Docente debiera considerar incentivos para asegurar docentes destacados en lugares de mayor vulnerabilidad social.

En esta misma línea, debemos consolidar el Programa de Formación Inicia, para contar con carreras de pedagogía de calidad y relevantes. Otro tema en común es el fortalecimiento de la Educación Pública. Cada día es más urgente avanzar para mejorar este sistema.

Nuestra preocupación con el Magisterio es seguir elaborando juntos esta agenda de futuro. Los docentes, niños y niñas constituyen el núcleo básico del sistema de educación. En la interrelación entre ellos y la sociedad se juega la calidad de vida de sus ciudadanos.