En un "flashback" a la Guerra Fría y en una acción sacada de una novela de espionaje, Washington y Moscú orquestaron ayer el mayor canje de espías de los últimos 20 años, al intercambiar a 10 agentes arrestados en EE.UU. por cuatro ciudadanos rusos que cumplían condena por trabajar para la inteligencia estadounidense. El intercambio se realizó apenas 12 días después de la masiva detención en Estados Unidos. Según el diario The Washington Post, los cuatro espías rusos son profesionales de alto nivel y prácticamente no tienen nada en común con su "contraparte" en EE.UU. De acuerdo con los expertos, Rusia habría accedido a liberar a estos agentes ya que pretendía resolver el caso lo antes posible, mientras que el gobierno de Barack Obama no quería que el escándalo pudiera complicar las relaciones entre ambos países.

El dispar intercambio tuvo lugar en Viena, ciudad que durante la Guerra Fría se convirtió en uno de los centros de intrigas y espionaje entre Este y Oeste. A plena luz del día, dos aviones, provenientes de Nueva York y de Moscú, aterrizaron en la capital austríaca con minutos de diferencia, se estacionaron en un lugar apartado de la pista principal y partieron una hora y media después.

Sólo se vio a un autobús ir de un avión a otro, aunque los agentes se cambiaron de aeronave a través de pasarelas cubiertas. Luego, el avión ruso Yakovlev Yak-42 partió de vuelta con los 10 agentes deportados desde EE.UU., mientras que un Boeing 767-200 despegó con los cuatro rusos que confesaron haber espiado para EE.UU. y Reino Unido.

Según el diario The New York Times, esta acción fue la más importante desde que el disidente soviético Anatoly Shcharansky fue liberado, junto con otras ocho personas acusadas de espionaje en la ex URSS en 1986. De acuerdo con el Post, tres de los cuatro agentes entregados ayer por Rusia -quienes aterrizaron anoche en Washington- tuvieron una exitosa carrera como oficiales en el servicio de inteligencia ruso hasta que fueron descubiertos. Los ex espías rusos fueron identificados como Alexander Zaporozhsky, un ex KGB acusado de ser un doble agente al servicio de Washington; Sergei Skripal, ex coronel del KGB detenido por entregar secretos rusos al MI6 británico; Gennady Vasilenko, detenido en 1988 en La Habana, acusado de tener contactos en la CIA, e Igor Sutyagin, investigador que ha estado en prisión los últimos 11 años por haber entregado informes a la CIA.

Canje planificado

Funcionarios norteamericanos dijeron que el director de la CIA, Leon Panetta, y el jefe de los servicios de espionaje rusos, Mijail Fradkov, organizaron el canje de espías. Según personeros del gobierno de Obama citados por la agencia The Associated Press, la CIA y el FBI "básicamente ya sabían todo sobre la red rusa cuando la destaparon". Además, dijeron que aunque EE.UU. hubiese podido mantener los cargos y mandar a los agentes a la cárcel por años, estaba claro que los 10 capturados eran más valiosos para un canje. De hecho, un funcionario reveló que Washington pensó en el intercambio de espías antes de los arrestos y agregó que el canje debería ayudar a remover un factor "irritante" que podría haber sido un obstáculo en las relaciones entre ambos países.