"Eramos como niños jugando a ser pintores", recuerda Samy Benmayor de los años 80, período en el que soñaba ser como Van Gogh, su "héroe". Junto a Bororo y Matías Pinto D'Aguiar se reunían a pintar en colectivo. Benmayor escuchaba música clásica, Pinto D'Aguiar a Led Zeppelin y Bororo a Los Beatles. Cada uno tenía una personalidad y gustos diferentes. Benmayor era una suerte de líder enérgico y Bororo representaba una figura patriarcal. A su vez, Pinto D'Aguiar era el introspectivo. Luego se integraría Pablo Domínguez, el más sociable.

"Fue un momento creativo de mucha producción colectiva y amistad. Hacíamos bulla. Era una época entre la lucha contra Pinochet y el pasarlo bien. Eramos bien farreros también", recuerda Bororo. Y agrega: "Cosas oscuras pasaban en el país, pero a nosotros nos salvaba el humor. Había una causa. Era increíble. Alguna vez llegamos a decir que gracias a Pinochet podíamos pintar tanto".

Bororo fue ayudante de Benmayor en una clase de dibujo en la Escuela de Arte de la Universidad de Chile. Luego conocieron a Pinto D'Aguiar y Domínguez. En los 80, Benmayor estudiaba la cábala judía, Pinto D'Aguiar leía a Raúl Zurita y Bororo exponía junto a Roberto Matta en la exposición Chile Vive, realizada en España en 1987.

Estos testimonios ilustran bien una década convulsionada, que será revisada desde el 20 de mayo en la próxima exposición del Museo de Artes Visuales (Mavi), en la Plaza Mulato Gil. La muestra, titulada Colección 80's, se erige como la más completa sobre el período.

El recorrido está conformado por la colección de los empresarios Manuel Santa Cruz y Hugo Yaconi, artífices del Mavi y del Museo Arqueológico de Santiago. Ambos, conocidos como los principales mecenas del arte contemporáneo chileno, a fines de los años 60 construyeron el Drugstore, futuro punto de encuentro de la escena plástica local, y desde esa época comenzaron a formar su valioso patrimonio en obras de arte.

La exposición estará compuesta por piezas de 30 artistas, miembros de las dos corrientes más representativas de esos años. La primera era el arte conceptual, propuestas reflexivas sobre la realidad política de Carlos Leppe, Eugenio Dittborn, el grupo Cada, Gonzalo Díaz, Lotty Rosenfeld, Juan Dávila, Carlos Altamirano, Raúl Zurita y Juan Castillo. La segunda fue la reivindicación de la pintura a cargo de Benmayor, Bororo, Pinto D'Aguiar, Pablo Domínguez y Francisco Smythe. No les interesaba el virtuosismo y se alejaron con ironía y a punta de manchones de la academia, para conquistar el mercado de los adeptos a la pintura más tradicional.

Era también la época de las performances. El grupo Cada arrojaba 400 mil panfletos desde seis avionetas que sobrevolaban Santiago en Ay Sudamérica (1981), y Carlos Leppe protagonizaba Sala de espera (1980), acción de arte donde usaba registros en video y fotográficos como una forma de dejar testimonio de un arte efímero, donde su propio cuerpo y biografía eran el soporte fundamental. Leppe aparecía enyesado de cuerpo entero y con un instrumento metálico que le impedía cerrar la boca. En monitores de televisión cantaba óperas de Wagner y, finalmente, su propia madre relataba el nacimiento del artista. En 1982, Raúl Zurita escribía poemas en el cielo y en 1984 emergieron las primeras pinturas aeropostales de Eugenio Dittborn, quien rescató en esas piezas a anónimos personajes del mundo delincuencial. Eran obras que criticaban simbólicamente la situación política imperante.

La muestra del Mavi será ambiciosa y registrará los hitos sociales de esa década, a través de ambientaciones, música de la época y la exhibición de la serie televisiva Los 80, de Canal 13.