La erosión es tal, que antiguas áreas verdes se han desertificado y tornado rojizas. El panorama se complica aún más cuando llueve, pues el escaso suelo cultivable se desplaza y en algunos sectores se pierde en el mar. "Isla de Pascua es frágil, porque es volcánica y en esos suelos es muy complejo sustentar la vida vegetal. Entonces, el poco suelo que hay, es necesario protegerlo", explica Andrés Meza, asesor técnico de Conaf.
Para revertir esta situación, que pone en riesgo el ecosistema local, se encuentra en ejecución un programa de recuperación de los bosques de Rapa Nui, impulsado por Conaf, el municipio local y la Oficina Nacional Forestal de Francia.
El proyecto contempla la inversión de 60 mil euros para la erradicación de la erosión, a través de obras de restauración de la biodiversidad y cobertura vegetal. Asimismo, se desarrollarán trabajos de recuperación y valorización de sitios patrimoniales de la cultura Rapa Nui.
La primera etapa de la intervención se está desarrollando en las faldas del volcán Poike, que se emplaza a unos 22 kms. del poblado deHanga Roa y que ostenta uno de los más graves niveles de erosión en la zona. Allí, esta semana, se plantaron 1.800 aitos, un árbol polinésico de rápido crecimiento, resistente a las condiciones climáticas y a la brisa marina. "Es un árbol muy grande, que está muy adaptado a resistir en zonas con altos grados de erosion. Con estas plantaciones, se genera una primera presencia vegetal, donde actualmente no hay nada. Este árbol se instala y genera condiciones, cierta materia vegetal orgánica, que permite el desarrollo de otras especies", dice Meza.
La meta, con este programa, es repoblar otras 15 hectáreas con aitos en los próximos cuatro años.
Incendios
Parte del programa binacional incluye la recuperación del sector de Puna Pau, que en enero pasado fue afectado por un violento incendio que arrasó con 65 hectáreas y devastó la cantera donde antiguamente se fabricaban los pukao o sombreros de los moais.
Además del daño al ecosistema, el fuego afectó al menos cinco monumentos, que se estima fueron tallados entre los siglos XV y XVI.
Allí, los trabajos consideran recuperar ambientalmente el sitio y reconstruir las instalaciones levantadas por Conaf -particularmente senderos y señaléticas- que evitan que los visitantes se internen en áreas protegidas.