La fórmula de B.Bosch para mantener un buen clima laboral sin sindicatos

<P>Ganadora de la versión 2010 del premio Fundación Carlos Vial Espantoso, la firma industrial B.Bosch tiene más de 1.800 trabajadores y seis plantas en Chile y Brasil. La clave de la buena relación con sus empleados: una política de puertas abiertas. "Acá despenalizamos los errores. Si se castigan, nadie se atreve a innovar", dice Pablo Bosch, su gerente general.</P>




"No hay ninguna fórmula mágica en esto", dice Pablo Bosch, gerente general de B.Bosch, compañía que con cerca de 1.800 trabajadores acaba de ser distinguida con el premio Fundación Carlos Vial Espantoso 2010, que se entrega a las empresas que logran construir vínculos laborales de confianza en sus organizaciones.

Dedicada a la construcción de sistemas de distribución de energía, fabricación de torres y estructuras de transmisión eléctrica y galvanizado para la industria metalmecánica, B.Bosch es una de las pocas firmas que, sin contar con sindicatos, obtiene este galardón. Respecto de ello, Pablo Bosch argumenta que la clave para tener un ambiente laboral armónico es la confianza. "Cuando lo logras, obtienes el compromiso total de los trabajadores y viceversa", señala.

La firma, que partió hace 50 años, mantiene una permanente política de puertas abiertas. Según relata, los trabajadores pueden expresar sus inquietudes y problemas directamente a sus respectivas jefaturas y, además, cuentan con una gerencia de personas y organización, y un comité de bienestar. La idea, explica, es adelantarse a posibles problemas.

Y un ejemplo de ello ocurrió en plena crisis salmonera. B.Bosch acababa de ampliar una planta de galvanizado en Puerto Varas, la que presta servicios a esa industria. "Repentinamente se acabó el trabajo. Lo lógico, entonces, era cerrar la fábrica, en la que trabajaban 45 personas", cuenta el empresario. Pero la solución fue en el sentido contrario. Bosch y su equipo viajaron a la zona con una propuesta concreta para sus trabajadores. "Les dijimos que no íbamos a echar a nadie, pero les pedimos que buscaran nuevos proyectos. Aunque esperábamos no tener rentabilidad durante dos años, sí queríamos que los números se quedaran en azul", recuerda. El resultado fue mejor de lo esperado: encontraron oportunidades de negocios donde nunca antes se habían visto y se crearon procesos para ahorrar zinc y ácido. "Y la planta nunca llegó a las cifras en rojo", agrega orgulloso el empresario.

Focos principales

B.Bosch posee una tasa de rotación laboral al año muy baja, inferior al 1%, y la transparencia y la participación son uno de sus leit motiv. "Nuestro plan estratégico lo hacemos entre 100 personas. Cuando está listo, se publica en todas las paredes de la empresa", cuenta. Esta filosofía es compartida por los accionistas, en este caso la familia Bosch Ostalé. "Todos estamos alineados en el mismo sentido", dice el gerente general. La compañía opera seis plantas (tres en Santiago, una en Puerto Varas, otra en Coronel y en Brasil una en Sao Paulo, más otra en construcción en Rio Grande do Sul), y uno de sus focos importantes es la capacitación, con un promedio de 75 horas anuales por trabajor.

Pero no sólo eso. La capacitación no es entendida sólo como un modo de mejorar el desempeño. También se abre un espacio para que las personas estudien temáticas relacionadas con otras habilidades blandas. "Así creamos más capital humano. La gente, lejos de irse porque quedó capacitada y puede salir a competir, tiende a quedarse", añade Bosch.

Y una consecuencia de esto es que los trabajadores pueden optar a ser ascendidos y proyectarse en la firma. "La idea es capacitarse para mantenerse empleable", dice.

Otro de sus temas relevantes tiene que ver con la innovación. "Acá despenalizamos los errores. Si se castigan, nadie se atreve a innovar", cree el empresario. Para él, la relación en la empresa no es sólo monetaria. "Si un trabajador gana una fortuna, pero vive en un infierno, cuando le ofrezcan la misma fortuna en otra parte se irá", opina el empresario.

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