El cerebro no es el único órgano afectado por el alzheimer. La retina del ojo también evidencia daño por esta enfermedad y, por lo mismo, podría servir para reconocer precozmente su presencia.

En el Centro Interdisciplinario de Neurociencia de la Universidad de Valparaíso (CINV), un equipo de científicos dirigidos por Adrián Palacios estudian las señales y cambios morfológicos que se producen en el ojo cuando el cerebro comienza a acumular las sustancias tóxicas que produce el alzheimer, como las proteínas beta amiloide y la Tau fosforilada.

Su presencia genera en la retina un daño visible, ya que se pueden observar sus circuitos alterados, que hace que estos pacientes tengan problemas en su función visual, pues no pueden codificar la luz de forma correcta.

Si todas estas señales se detectan en etapas previas del desarrollo de la enfermedad, las expectativas de los pacientes mejorarían, pues se podrían tomar medidas paliativas tempranas para retrasar los efectos del mal.

Para realizar estos estudios, Palacios ha usado modelos animales, pero particularmente el degu (Octodon degus), un roedor chileno que también enferma de alzheimer en forma natural como parte de su envejecimiento, por lo que no es necesario realizar en él una manipulación genética. Según el investigador, en estudios anteriores, estos animales también mostraron cambios conductuales que evidenciaban problemas de memoria, similares a los que presentan los pacientes con alzheimer.

Kit de diagnóstico

Palacios plantea que en los humanos, al igual que en los degus, "el ojo puede ser una excelente herramienta para el diagnóstico precoz". Con esa premisa es posible desarrollar un kit diagnóstico externo de tipo preventivo que es precisamente el objetivo final de su investigación. "No se trata sólo de una observación visual. Sería como una visita al oftalmólogo, pero debe mediar algún fármaco que vuelva luminiscente la retina del ojo para detectar acumulación anormal de proteínas tóxicas y en eso estamos trabajando".

En el ojo también se podría adelantar el diagnóstico de trastornos neurodegenerativos mediante una tomografía local porque hay neuronas del ojo que también se pierden cuando se inician la muerte neuronal.

Conseguir este diagnóstico sería un gran avance, según Palacios, porque en la actualidad, la detección del alzheimer es tardía, se diagnostica cuando los síntomas son evidentes y ya queda poco por hacer para detener o retardar el progreso de la enfermedad. "Sin una cura para la enfermedad, la detección temprana podría significar una mejor vida para las personas afectadas", dice el neurobiólogo.

Es más, el deterioro de la retina también se podría aliviar con tratamientos que ya están disponibles, e incluso, prevenirla si se descubre a tiempo el daño.