R.E.M vuelve a su sonido más tradicional con su alabado nuevo disco

<P>El trío lanza este martes 8 <I>Collapse into now</I>, producción que la crítica especializada ya ubica entre lo mejor de su carrera.</P>




La hoja de ruta previa y las declaraciones arrojadas para acumular expectativas predisponían a lo lógico: se trataría de un álbum de carácter diverso y que remitía a sus piezas históricas. El guitarrista Peter Buck comentó en diciembre a la revista Q que se trataba de un disco variado y expansivo, mientras que el bajista Mike Mills hizo lo propio con la NME y adelantó que habría de todo, desde canciones desgarradoras hasta rock de alto voltaje, en los extremos más clásicos del conjunto. Además, el trabajo se facturó entre Nashville, Nueva Orleans y Berlín, tres ciudades no sólo distantes en el mapa, sino que también separadas por una historia cultural que configuró a la primera como la cuna del country, a la siguiente como el epicentro ineludible del jazz y a la última, como la encarnación de las vanguardias más sintéticas que alguna vez maravillaron a Bowie o Lou Reed.

La lógica de lo esperable se imponía, pero no logró amagar la sorpresa: Collapse into now, el disco número 15 de R.E.M. y que aparece este martes 8 en todo el mundo, se asoma como su trabajo más sólido en la última década y como uno de los mejores inscritos en la discografía de la banda que impulsó el sonido alternativo en los albores de los 80. No tiene la urgencia eléctrica y contundente de su antecesor, el alabado Accelerate (2008), ni tampoco la olvidable languidez de Around the sun (2004); por el contrario, se trata de una producción fragmentada, de amplia riqueza estilística y que no acata una ruta lineal. Después de 30 años de trayectoria, es R.E.M. funcionando al 100%. Doce canciones que ya cuentan con el aplauso de los medios oficiales (Spin y Rolling Stone han hablado de una obra de alto vuelo), aunque su líder y cantante, Michael Stipe, haya advertido que no dará entrevistas para hablar del título y el propio mánager del trío haya anunciado que no saldrán de gira, como alguna vez ya lo hicieron con sus obras cumbres.

"Siempre he intentado no decir que este es el mejor álbum que hemos hecho, porque eso lo dicen todos y luego no es así. Pero sí me atrevo a decir que es una producción genial. Si miras Accelerate, es un disco donde todo está concentrado en un solo estilo de canción. Aquí no", explicó Buck a NME. El trabajo fue producido por el reputado Garret "Jacknife" Lee -el mismo tras algunas travesías de U2, Bloc Party o Weezer- y partió con varias jornadas de encierro en los estudios Music Shed de Nueva Orleans, donde trabajaron los primeros demos.

Coincidencia o no con el lugar que aún sobrevive bajo el trauma del huracán Katrina, el costado más invernal del álbum se facturó en esa ciudad. Por ejemplo, Überlin rememora el temple folk de Out of time (1991) y el propio Lee lo describió como un canción sencilla y hermosa, con una letra compleja y saturada de personajes. El siguiente tema, Oh my heart -la primera gran canción del álbum y que postula fácil para clásico en la trayectoria del trío- se mueve en contornos acústicos, en la intensidad vocal de Stipe y en una mandolina, ese instrumento de cuatro cuerdas dobles que inmortalizaron como propio en el single Losing my religion. Walk it back, otra nacida en el sur estadounidense, es una melodía que avanza sobre un piano suave y bajo el susurro ronco del vocalista.

En contraparte, hay composiciones más sobrecargadas que timbran otra de las marcas de Collapse...: su corte estelar de invitados. It happened today posee un depurado trabajo de guitarras de Buck y un crescendo a cargo de las voces de Eddie Vedder, de Pearl Jam, y Joel Gibb, de The Hidden Cameras; Alligator aviator autopilot antimatter es una descarga eléctrica secundada por la cantante Peaches, figura del electroclash; y el cierre, con la críptica Blue, tiene a Stipe elevando una plegaria narcótica y a Patti Smith -madrina absoluta de la banda y quien bautizó el disco- como la voz principal que sale desde la penumbra.

"R.E.M. debería sentirse satisfecho", es la conclusión de Rolling Stone para un álbum que la crítica especializada ya compara con Automatic for the people (1992) y New adventures in Hi-Fi (1996).

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.