Con lágrimas al intercambiar los anillos, la heredera al trono de Suecia, la princesa Victoria, y Daniel Westling, dueño de una cadena de gimnasios y a quien conoció cuando era su entrenador personal, contrajeron matrimonio ayer en la boda real europea más grande desde que el príncipe Carlos se casó con Diana Spencer en 1981, según consigna la prensa del Viejo Continente.
En el mismo día y misma iglesia en que se casaron sus padres -los reyes Carlos Gustavo y Silvia- en 1976, el evento, que costó US$ 2,5 millones, contó entre sus 1.200 invitados a representantes de las principales monarquías del mundo, como Reino Unido (el príncipe Eduardo), España (la reina Sofía, el príncipe Felipe y su esposa, Letizia), Mónaco (el príncipe Alberto) y Jordania (los reyes Abdullah y Rania).
Westling y los asistentes vieron llegar a Victoria a la catedral de San Nicolás de Estocolmo. La princesa lució un vestido del diseñador sueco Pär Engsheden, cuya cola medía cinco metros Además, usó la misma tiara y el mismo velo que vistió su madre en su boda. Tras la ceremonia, que convirtió a Westling en príncipe y duque de Västergötland, la pareja recorrió el centro de Estocolmo en una carroza, en medio del saludo de la población y del desfile de honor de más de 6.000 soldados. Ambos recorrieron en bote la bahía de la ciudad antes de llegar al palacio real, donde se realizó el banquete nupcial. A su arribo, los príncipes se asomaron al balcón. "Doy gracias al pueblo sueco porque me dio a mi príncipe", dijo Victoria.
La boda selló un noviazgo de más de ocho años, que en un principio no fue bien visto por parte del rey.