El 13 de octubre pasado, a días de la conmemoración del tercer aniversario del estallido social de 2019, la Comisión Chilena de Derechos Humanos se querelló contra el otrora director del Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) Sergio Micco, asegurando que desoyó informes internos del organismo sobre violaciones sistemáticas de DD.HH. a fin de “proteger” al gobierno del expresidente Sebastián Piñera.

Si bien el propio Micco ha insistido en que, hasta ahora, no ha recibido ningún informe interno ni externo referente a violaciones sistemáticas, hoy sus abogados, Jorge Bofill y Luciano Fouillioux, alzan la voz y, en entrevista con La Tercera, acusan la existencia de una persecución política en contra de su cliente. A juicio de ambos -que ejercen una representación pro bono- se está ante una acción que postula “argumentos absurdos”.

Como insiste Bofill, no se puede “permitir que cuando alguien responsable opina informadamente de una manera, en su calidad de director del instituto, sea posteriormente atacado simplemente porque no es del gusto de un sector político. Nosotros sabemos que hoy día la democracia está siendo atacada desde muchos aspectos, y por lo tanto, tenemos que levantarnos cuando esto ocurre”.

¿Cómo evalúan la querella en contra de Sergio Micco y los elementos expuestos para acusarlo de encubridor?

LF: Estudiando la querella, leyéndola, vemos que esta habla por sí misma. Habla de la débil argumentación que se tiene para llevar a sede penal este caso. Es tan débil, que delata un objetivo distinto al meramente judicial. Porque si alguien es acusado de encubridor, en este caso por opiniones, por ejercer el derecho a la libertad de expresión, se está ante un acto de estirar la institucionalidad jurídica y las propias instituciones. Esto es una sábana, un desarrollo argumentativo que no resiste análisis judicial, menos en materia de derecho humano. Todo el elemento de la sistematización o no es un elemento doctrinario que está en los tratados, y que en el caso chileno, a propósito del estallido, no hay ninguna institución que lo reconozca como tal, salvo los querellante. Eso, perdóneme, no resiste, no tolera un análisis.

JB: Esto es un problema político y Sergio Micco es una pieza en un puzle complejo. Sabemos que los querellantes y los que están detrás de los querellante, es el Partido Comunista. No hay que adivinar, porque es una bandera que enarbolaron a partir del 18 de octubre esos mismos grupos, sobre la base de decir que lo que ocurrió fue una sistemática violación de derechos humanos que configuran delitos de lesa humanidad. Cuando se dice que Sergio es un supuesto encubridor, estamos hablando de un encubridor de delitos cometidos por otros, no obstante que llevamos ya tres años desde esa época y, hasta el día de hoy, nadie ha mostrado antecedente alguno que respalde la tesis de que se cometieron esos delitos de lesa humanidad, lo cual no significa negar lo que pasó en las calles en esos días.

¿Lo toman como una revancha del PC?

LF: El Partido Comunista, o parte del partido, busca, a mi juicio, a través de la Comisión Chilena de Derechos Humanos, apropiarse de un tema que no les es exclusivo ni excluyente. Los derechos humanos es un tema demasiado relevante para sólo asociarlo a un sector social o político. No hay ninguna razón para excluir a gente que no sea de izquierda. Es más, la mesa de diálogo, la Comisión Valech Uno y Dos y la Comisión Rettig fueron constituidas -con éxito- transversalmente.

¿Por qué creen que se va sólo contra Micco?

JB: La respuesta la dio él el miércoles pasado, cuando concurrió a la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Diputados. La sentencia en su contra se dictó el día que lo nombraron, porque por las razones que explica Luciano, esos mismos grupos simplemente no aceptan que una persona como él, que se define como religioso, practicante y conservador, pueda estar en la cabeza de ese instituto. Pero uno como demócrata, no puede hacer otra cosa que aplaudirlo, porque tiene la valentía de oponerse a estos grupos de extremo que quieren apropiarse de estos temas.

¿Le juegan a favor elementos como los incluidos en la querella del INDH contra los altos mandos de Carabineros? Ahí acusan que generales omitieron acciones para que cesaran violaciones a los DD.HH., pero no se habla de crímenes de lesa humanidad...

LF: Esa querella fue motivada por el propio Micco y se resolvió recién ahora su presentación. Si alguien ha patrocinado una situación de ese tipo, ha presentado a través de su rol más de 3.000 querellas, ha recorrido el país completo en la investigación de estos episodios, y se ha reunido con altos mandos para darles cuenta de lo que estaba sucediendo. ¿Se le puede con mediana seriedad atribuir que es responsable de encubrimiento? Es legítimo tener posiciones políticas, pero no es legítimo anteponer esas posiciones a materias tan relevantes y tan claras como son la defensa y promoción de los derechos humanos.

JB: Sin duda. Esa querella sirve mucho para demostrar que las imputaciones que se le hacen a Sergio son absurdas, pero como también dije, falsas. Primero, lo que se le imputa a Sergio como supuesto acto de encubrimiento es su declaración, en el sentido de que no hay antecedentes que permitan respaldar la aseveración según la cual dijo que no se cometieron delitos de lesa humanidad. Bueno, pero Sergio se fue de la dirección del instituto hace cinco meses, y resulta que hoy la decisión de presentar esta querella incluye exponer una serie de acciones que él realizó ante las autoridades. Pero, además, viene a imputar al alto mando Carabineros por haber omitido reaccionar frente a la denuncia de la peligrosidad de ciertas herramientas o armas que estaban utilizando en el ejercicio del control del orden público en la calle.

¿Desde ahí se dibuja la estrategia que seguirán?

JB: Judicialmente es malo anticipar nuestros pasos, porque, entre otras cosas, las situaciones son dinámicas. No sabemos si el día que nos toque ir a la fiscalía la situación va a ser la misma. Se podrían producir cambios de posición de otras personas. Pero la verdad es que aquí tampoco hay mucho misterio. Esta querella es una aberración desde el punto de vista jurídico y obviamente que vamos a argumentar así frente al Ministerio Público y frente a los tribunales si fuera necesario. Uno se tiene que tomar el derecho penal en serio, y yo creo que los querellantes detrás de esto simplemente no lo hacen.

Llegar al final del caso

23 de octubre del 2019/SANTIAGO El presidente del Instituto Nacional de los Derechos Humanos, Sergio Micco, llega al Palacio de La Moneda para reunirse con el Presidente de la República. FOTO: SEBASTIÁN BELTRÁN GAETE/AGENCIAUNO

¿Por qué es tan importante para Sergio Micco librarse de estas acusaciones?

LF: Que Micco se levante contra esta querella habla muy bien de él, que se pasó la vida defendiendo la integridad física, psicológica y moral de miles de chilenos. Para nosotros, alguien que ha estado en esos roles, no nos queda alternativa, felizmente, que no sea acompañarlo, porque es una demostración máxima de dignidad. La Comisión Chilena de Derechos Humanos, constituida por Jaime Castillo Velasco y después con Máximo Pacheco y otros más, fue la madre de la protección a la persona en época de dictadura. Esta madre, hoy día en otras manos, se transforma en contra del mismo sector que acompañó a esta comisión durante tantísimos años.

JB: La razón por la cual Sergio tiene las ganas y el entusiasmo que tiene de llevar adelante esta defensa judicial es porque la convicción de que los derechos humanos son de todos y no de un grupo la tiene hasta el día de hoy y la ve en riesgo. Él considera indispensable dar esta pelea para que eso quede escrito en piedra y nunca nadie más empiece a discutir si acaso los derechos humanos son de todas las personas.

¿Cómo llegan ustedes a asumir su defensa?

LF: Yo conozco a Sergio Micco hace muchísimos años, somos cercanos y compartimos interés por varias materias comunes, y frente a esta situación que se le produjo, que se la produjeron, me pidió si me podía integrar a su defensa y yo encantado. Para mí es un honor defenderlo.

JB: A diferencia de Luciano, yo a Sergio no lo conocía. A mí me contactó un cercano suyo -no puedo decir quién es-, y mi reacción fue la misma. Para nosotros en este estudio es un honor representar a Sergio frente a esta querella y a los demás ataques que hoy día se le están haciendo.

¿A qué se refieren cuando sostienen que es “un honor” representarlo?

LF: Sergio es una persona que entregó su vida profesional y personal a una causa tan noble, quizás de las más caras causas que existe en el mundo, como es la defensa y la promoción de los derechos humanos. Eso le ha costado privación de libertad, renuncia seguramente a otro tipo de privilegios de desarrollo. Creo que merece honrársele respecto de lo que ha hecho, ha sido un hombre importante para el desarrollo de la sociedad.

JB: Los ataques de los cuales Sergio estaba siendo objeto de parte de la izquierda dura a mí me parecieron tremendamente injustos y, como dice Luciano, lamentablemente se ha transformado en un patrón, esto de que personas que se la han jugado por la democracia, particularmente en su caso por los derechos humanos, son objeto de ataques, muchas veces injustificadamente. Este es uno de esos casos. Y dado que en lo personal tengo un compromiso grande, no sólo con los derechos humanos -que son de todos y no de grupo-, sino que también con el sistema democrático, acepté. Cuando digo que para mí es un honor, me refiero a él y a su trayectoria. Me enorgullece que me haya pedido ser su abogado.