Crisis política en Colombia pone en riesgo la agenda transformadora de Petro

El Presidente de Colombia, Gustavo Petro, durante la Cumbre Sudamericana en Brasilia, el 30 de mayo de 2023. Foto: AP

La acusación de supuesto financiamiento irregular durante la campaña presidencial que lo puso en 2022 a la cabeza de Colombia desordenó el ya apretado escenario legislativo que el mandatario enfrentaba antes de que explotara el último escándalo. Con dos semanas de plazo, varias de sus reformas insignia ahora penden de un hilo.


El importante respaldo que Gustavo Petro recibió en 2022, cuando se convirtió en el primer presidente de izquierda en llegar a la Casa de Nariño en la historia de Colombia, hoy llega a su punto más bajo, tanto en el ámbito legislativo como en el del apoyo de la ciudadanía.

La trama política por una posible investigación sobre dineros irregulares en campaña, que lo podría posicionar bajo la lupa de las autoridades judiciales fue la excusa perfecta para el rearme de la oposición, donde surgieron voces pidiendo frenar toda discusión legislativa en las ambiciosas reformas que el Presidente quiere impulsar, incluidas las de salud –la con mayores avances–, la laboral y la de pensiones, además de otras leyes menores, pero igual de insignes.

Gustavo Petro durante la ceremonia de posesión del nuevo director de la Policía, en mayo de 2023, en Bogotá. Foto: Reuters

Esto se confirmó el martes, cuando el Partido de la U, otrora aliado en el desarrollo de la reforma de salud antes del quiebre en la alianza legislativa, pidió formalmente al gobierno aplazar los debates sobre las reformas de la administración Petro. “Desde la bancada del Partido de la U hacemos un llamado al gobierno nacional para que ante la premura y el ambiente político en el que se están dando los debates en el Congreso, se haga un alto en el camino y se aplace la discusión y votación de las reformas sociales hasta el próximo periodo legislativo”, se lee en el documento.

“El gobierno está en un momento muy difícil”, dijo a France 24 Yann Basset, director del grupo de estudios de la democracia de la Universidad del Rosario. Según el experto, al no contar con una coalición estable –luego de que se fracturara en la discusión por la reforma de salud–, sin la presidencia del Senado luego de la salida de Roy Barreras, más este escándalo, se “dificulta considerablemente la agenda del gobierno, porque pone un ambiente que no es para nada propicio para sacar adelante estos proyectos”.

Estudios como Opinómetro, publicada este lunes con datos obtenidos entre el 30 de mayo y el 1 de junio, es decir, previo al escándalo del posible financiamiento irregular en campaña, detallaron cómo ha bajado en los niveles de popularidad el mandatario, consignó el diario El Colombiano. Según Opinómetro, el 60% de los consultados desaprueba el manejo de Petro, mientras que el 26% lo apoya. En comparación a la última semana de mayo y la primera de junio, su aprobación bajó en tres puntos, mientras que la visión negativa de su mandato creció un 4%.

El preámbulo de la crisis

El último escándalo, y quizás uno de los golpes más importantes sufridos por Petro en sus 10 meses como Presidente de Colombia, llegó desde su núcleo más cercano: su exjefa de gabinete Laura Sarabia y el exembajador en Venezuela y aliado durante la campaña presidencial, Armando Benedetti, ahora ambos desvinculados.

La decisión de Petro parecía una forma sensata de alejarse de cualquier problema originado por el “niñeragate”, nombre con el que titularon la trama de los dos colaboradores, pero no contaba con la bomba que la revista Semana dejaría caer en el seno del oficialista Pacto Histórico con la publicación de un audio en el que se escucha a Benedetti despotricar contra Sarabia luego de que el primero fuese dejado plantado por horas tras solicitar una audiencia con el mandatario.

Ofuscado se escucha al exembajador en Venezuela asegurando que él habría conseguido 15.000 millones de pesos colombianos (US$ 3,4 millones) para la campaña presidencial, y que estaba dispuesto a hundirlos a todos. “Ajá, marica, yo hice 100 reuniones, 15.000 millones de pesos, es más, si no es por mí, no ganan”, dice en el audio publicado por la revista Semana. “¿O es que quieren que diga, hijueputa, quién fue el que puso la plata? No me jodan la vida”, agregó.

Armando Benedetti y Gustavo Petro en una sesión fotográfica durante la campaña presidencial. Foto: AP

Tanto Laura Sarabia como Armando Benedetti fueron citados ante el Consejo Nacional Electoral (CNE) para dar testimonio por las presuntas irregularidades en el financiamiento de la campaña de 2022.

Durante la tarde del lunes, el exembajador se disculpó diciendo que todo lo que dijo lo hizo por despecho y bajo la influencia del alcohol. “He sido parte fundamental del actual proyecto político del Presidente Petro. Sin embargo, no satisfecho con lo que me correspondió políticamente, en un acto de debilidad y tristeza me dejé llevar por la rabia y el trago”, escribió en Twitter. Pero la bola de nieve, que podría afectar seriamente el programa transformador que Petro busca implementar, ya se había desatado.

Una agenda tambaleante

La primera reacción del Presidente Petro fue de despreocupación. “¿Intranquilos? ¡Qué va!”, escribió en sus redes sociales el domingo, luego de que todo el asunto de los dineros posiblemente irregulares estallara el sábado. Pero David Racero, presidente de la Cámara de Representantes, tenía otros planes iniciales, quien amenazó el lunes con que las discusiones de los tres pilares reformistas del mandatario, el cambio en el modelo de salud, el de pensiones y la laboral, quedaban en pausa hasta que el oficialismo pudiera “reconstruir la coalición de gobierno”, dijo a la prensa local.

“Discusiones tan importantes como estas, que implican una transformación profunda para el país, no pueden ser mediadas por factores externos que lleven a un desenlace no positivo para Colombia”, agregó. El ultimátum importaba porque solo quedan dos semanas de la primera legislatura, y mientras los avances de la reforma de salud ya fueron aprobados en la Comisión Séptima de la Cámara -por lo que se puede continuar discutiendo el mismo tema sin perder ningún avance en el retorno, el próximo semestre-, no ocurre así con pensiones y la reforma laboral.

No fue el único en pedirlo. David Luna, senador del opositor Cambio Radical, dijo en Twitter también estar de acuerdo en la suspensión de las tres reformas. “Ante las gravísimas confesiones sobre la financiación de la campaña del Presidente Gustavo Petro, el Congreso en pleno debe archivar las reformas presentadas, mínimamente por ilegítimas. Quieren jugar con la salud y el bolsillo de los colombianos”, escribió.

Finalmente, sí se presentaron temas en la tabla, y las fuerzas progresistas tuvieron una pequeña victoria con la continuación de las discusiones en la agenda de la Cámara de Representantes. De hecho, durante el martes la Comisión Primera del Senado aprobó la regularización del cannabis de uso adulto en su penúltimo debate. Con esto, solo requiere de una cita más en el Congreso para ser definitivamente despachada.

En la otra cara de la moneda, si bien ya es una derrota el no haber logrado sacar adelante la de salud en la primera legislatura, tal como planteó Petro en un inicio, la pérdida podría ser mayor si no logra hacer pasar a los otros dos pilares del primer debate.

Mirando hacia el pasado, el escenario político al que se ha enfrentado el mandatario durante los últimos meses no ha sido muy prometedor de cara al resto de las discusiones. La agenda con la que el líder de Pacto Histórico prometió cambiar el país se ha venido desmoronando en el plano legislativo, como quedó en claro con la reforma de salud. Mientras parte importante del corazón original se mantiene -sigue en pie la atención primaria como elemento clave del nuevo sistema-, el oficialismo ha tenido que ceder en otros puntos clave, como lo son las funciones de las Entidades Promotoras de Salud (EPS).

Si bien el gobierno logró importantes pasos en esa vertiente, al mismo tiempo transparentó la realidad de las alianzas oficialistas: importantes aliados, como lo eran los partidos de la U, el Conservador, el Liberal y algunos del Verde, pusieron en duda su apoyo e incluso quebraron la colaboración legislativa. Con la actual crisis, mantener esos esquivos apoyos podría costarle a Petro y a sus ministros aún más que antes. Es más, el Partido Conservador solicitó este martes que derechamente se archivara la reforma de salud.

Juan Carlos Henao, abogado y expresidente de la Corte Constitucional, explicó a France 24 que “ya no hay espacio político para debatir el eje esencial, el centro de las reformas que estaba planteando Petro, sino que todo se va a desviar a la discusión coyuntural, pero importante, a sobre las ‘chuzadas’ y las grabaciones”.

Además de las grandes reformas, otras dos leyes emblemáticas de Petro, la jurisdicción agraria y el reconocimiento del campesinado como sujeto de derechos, también penden de un hilo. Basta con un día de retraso, considerando que el 20 de junio cierra la primera legislatura, para que queden fuera de discusión en la segunda, puesto que requieren de una modificación a la Constitución, detalló El País.

El presente de Petro

El mandatario, en tanto, hizo un llamado este lunes a sus congresistas de Pacto Histórico para empujar sus principales reformas. La reunión, detalló El Espectador, se dio luego de los dichos de David Racero respecto de la suspensión de la discusión de los proyectos, instancia en la que este último también estuvo presente.

“Ningún proyecto se congela, nosotros -y él lo reiteró de manera concreta- vinimos a gobernar y es a producir los cambios que requiere el país y en eso nos la vamos a jugar toda”, detalló a la prensa una vez finalizada la reunión el senador Alexander López.

Ya el martes, la bancada salió a asegurar que rechazaban “contundentemente los intentos de desestabilización a la democracia, a las instituciones y al gobierno del cambio, provengan de donde provengan”.

Sin embargo, otro flanco abierto es el del nuevo embajador colombiano en Venezuela, Milton Rengifo Hernández, quien asumió el cargo ocupado previamente por el ahora caído en desgracia Armando Benedetti.

El Presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, y el embajador de Colombia en Venezuela, Armando Benedetti, se dan la mano tras una reunión en el Palacio de Miraflores, en agosto de 2022. Foto: Reuters

Cercano a Petro en distintos períodos de su carrera política, como cuando fue su asesor legislativo durante 12 años en el Congreso, Rengifo rápidamente cayó en el ojo del huracán luego de que la periodista Diana Saray Giraldo, de Caracol Radio, divulgara antiguos tuits borrados -previo a que asumiera como embajador- en los que criticaba directamente al Presidente venezolano, Nicolás Maduro.

“Rafael Ramírez, expresidente de PDVSA: Maduro se tiene que ir, está destrozando el país. Se le acabó el tiempo. Fue impuesto por presión de Cuba”, escribió en febrero de 2019. Dos meses después, agregaba: “Antes de Chávez, aquellos otros robaban con una gran diferencia: procuraron darle mantenimiento y sostener la industria petrolera, incluyendo instalaciones. Ninguna sociedad soporta ineficiencias, ni a nombre de derechas y menos de izquierdas. La salida debe ser negociada y pacífica”. El puesto es una de las claves en la política internacional impulsada por Petro, quien ha erigido como una de sus banderas de lucha la reintegración de Venezuela al ecosistema de América Latina.

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