Erdogan reconoce “deficiencias” en respuesta al terremoto y complica su reelección en mayo

El Presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, se reúne con personas después de un terremoto mortal en Kahramanmaras, el 8 de febrero de 2023. Foto: Reuters

"No es posible prepararse para semejante desastre", admitió el presidente turco. Durante el terremoto de 1999, que mató a más de 17.000 personas, la caótica respuesta del gobierno de la época abrió el camino para que Erdogan, entonces el joven alcalde de Estambul, ascendiera a la oficina del primer ministro en 2003.


En medio de pedidos para que el gobierno turco envíe más ayuda a la zona del desastre, el Presidente del país, Recep Tayyip Erdogan, recorrió este miércoles la “ciudad de tiendas de campaña” de Kahramanmaras, donde viven quienes se vieron obligados a dejar sus casas por los terremotos del lunes. Tras reconocer “deficiencias” en la respuesta inmediata a la tragedia, prometió que nadie “se quedará en la calle”.

El número de personas muertas en Turquía y Siria tras los terremotos ya asciende a por lo menos 12.049. La defensa civil de Siria dijo que al menos 2.992 personas habían fallecido en el noroeste del país. Anteriormente, Erdogan informó que el número de víctimas fatales en Turquía había aumentado a 9.057.

Erdogan visitó Hatay, la provincia más afectada, donde murieron más de 3.300 personas y barrios enteros desaparecieron. Los habitantes de la zona han reaccionado con indignación y frustración ante la respuesta del gobierno, ya que los equipos de rescate arribaron con demoras, dicen.

“¿Dónde está el Estado? ¿Dónde han estado durante dos días? Se lo estamos suplicando. Déjennos hacerlo, podemos sacarlos”, dijo Sabiha Alinak cerca de un edificio derrumbado cubierto de nieve, donde sus jóvenes parientes estaban atrapados en la ciudad de Malatya.

El Presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, visita el centro destruido de la ciudad de Kahramanmaras, en el sur de Turquía, el 8 de febrero de 2023. Foto: AP

En la ciudad turca de Antakya, decenas de cadáveres, algunos cubiertos con mantas y sábanas y otros en bolsas mortuorias, estaban alineados en el suelo a las puertas de un hospital. Melek, de 64 años, dijo que no había visto equipos de rescate. “Hemos sobrevivido al terremoto, pero aquí moriremos de hambre o de frío”.

El líder turco reconoció que hubo “deficiencias” en la respuesta al terremoto de magnitud 7,8 del lunes, pero que el clima invernal dificultó las operaciones. El sismo destruyó la pista del aeropuerto de Hatay. “No es posible prepararse para semejante desastre”, dijo Erdogan. “No desatenderemos a ninguno de nuestros ciudadanos”, agregó.

Erdogan aseguró que las operaciones ya funcionaban con normalidad y prometió que nadie se quedaría sin hogar. En declaraciones a los periodistas, con el ulular de las sirenas de las ambulancias de fondo, el presidente turco dijo que había habido problemas con las carreteras y los aeropuertos, pero que “hoy estamos mejor”. “Estaremos mejor mañana y después. Todavía tenemos algunos problemas con el combustible (...), pero también los superaremos”, prometió.

Más tarde, condenó las críticas a la respuesta del gobierno. “Es tiempo de unidad, de solidaridad. En un período como este,no puedo tolerar que la gente lleve a cabo campañas negativas por interés político”, declaró Erdogan a la prensa a su llegada a la provincia meridional de Hatay.

Abdulalim Muaini recibe atención médica tras ser rescatado después de un terremoto mortal en Hatay, Turquía, el 8 de febrero de 2023. Foto: Reuters

Con respecto a las críticas, Erdogan dijo que “gente deshonrosa” difundía “mentiras y calumnias” sobre la respuesta del gobierno. Las autoridades turcas dicen que están atacando la desinformación, y un grupo que monitorea el internet dijo que estaba restringido el acceso a Twitter, a pesar de que lo usaban los sobrevivientes para alertar a los rescatistas.

Según las autoridades turcas, unos 13,5 millones de los 85 millones de habitantes del país se vieron afectados en una zona que abarca aproximadamente 450 kilómetros desde Adana, en el oeste, hasta Diyarbakir, en el este. Erdogan declaró el estado de emergencia en 10 provincias. Más de 8.000 personas han sido sacadas de entre los escombros en el país y unas 380.000 se han refugiado en los albergues gubernamentales y en hoteles.

Impacto electoral

Cuando un terremoto en Turquía en 1999 mató a más de 17.000 personas, la tartamudeante y caótica respuesta del gobierno turco abrió el camino para que Recep Tayyip Erdogan, entonces el joven alcalde de Estambul, ascendiera a la oficina del primer ministro, en 2003.

Ahora, 23 años después, Erdogan, Presidente de Turquía desde agosto de 2014, se enfrenta a otro desastre sísmico masivo y mortal, este solo unos meses antes de las elecciones nacionales en las que busca permanecer en el cargo.

La catástrofe supondrá un desafío para Erdogan en las elecciones de mayo, que ya se preveían como la lucha más dura de sus dos décadas en el poder. El operador bursátil de Estambul suspendió la cotización durante cinco días en una medida sin precedentes.

Cualquier percepción de que el gobierno no está abordando el desastre adecuadamente, o que no ha aplicado códigos de construcción adecuados en un país propenso a los terremotos, podría perjudicar las perspectivas de Erdogan en la votación, destacó Reuters.

El Presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, y una sobreviviente se abrazan mientras visita el centro de la ciudad de Kahramanmaras, en el sur de Turquía. Foto: AP

Pero los analistas dicen que el presidente, un hábil activista cuyo gobierno ha enfrentado terremotos, incendios forestales y otros desastres naturales desde que llegó al poder como primer ministro en 2003, podría reunir apoyo nacional en torno a la respuesta a la crisis y fortalecer su posición.

“Erdogan respondió rápida y coherentemente a la crisis”, dijo la consultora Eurasia Group. “Es probable que eso mejore su imagen de líder fuerte antes de las elecciones del 14 de mayo, si el gobierno puede mantener su impulso inicial”.

Los opositores políticos de Erdogan no se han apresurado a hacer capital político inmediatamente después del terremoto, ya que la gente sigue atrapada bajo los edificios y el número de muertos aumenta. La oposición de seis partidos solo dijo que el gobierno debería trabajar “sin discriminación” para abordar el desastre que afecta a regiones, que incluye a las comunidades kurdas y los refugiados sirios.

Pero Ugur Poyraz, secretario general del partido nacionalista de centroderecha IYI, dijo que había recorrido las zonas gravemente afectadas y que hasta el martes por la mañana no había visto señales de rescatistas de emergencia. “Definitivamente, no hay coordinación de ayuda profesional”, dijo a Reuters. “Los ciudadanos y los equipos locales se están uniendo a las operaciones de rescate por sí mismos para salvar a las personas entre los escombros”.

Más radical, el principal partido de la oposición en Turquía, el socialdemócrata CHP, culpó el martes a Erdogan del alcance devastador del terremoto del lunes, e instó a sus alcaldes a ayudar a los damnificados incluso si deben enfrentarse al poder del Estado. “Me niego a alinearme con el gobierno”, dijo en un video el líder del CHP, Kemal Kilicdaroglu, en referencia a los llamados del gobernante Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) a la unidad nacional tras el terremoto.

Mujeres de Turquía revisan su edificio destruido en Kahramanmaras, en el sur de Turquía, el 8 de febrero de 2023. Foto: AP

Kilicdaroglu, un posible candidato en las elecciones presidenciales del próximo 14 de mayo, aseguró que no tratará la gestión de desastres como algo que esté “por encima de la política”, y agregó que Erdogan es responsable de los fracasos y la “corrupción” que amplificaron el daño.

“¿Hemos progresado algo desde el terremoto de 1999? ¿Hemos hecho algún progreso en absoluto?”, se preguntó Ozgur Demirtas, un destacado economista turco que critica al gobierno, en un tuit a sus 4,7 millones de seguidores la madrugada del martes.

Ese mismo día, Erdogan ordenó el despliegue de una fuerza de búsqueda y rescate de 55.000 efectivos y envió a 5.000 médicos, enfermeras y otros trabajadores de la salud, según destaca The Wall Street Journal.

En una elección reñida, la respuesta del gobierno a la emergencia podría influir en los votantes cruciales de postura intermedia, aunque es poco probable que influya en los partidarios comprometidos de cualquier lado, dijo Hasnain Malik, director gerente de estrategia de acciones de mercados emergentes y fronterizos en Tellimer en Dubái. “La respuesta del gobierno de Erdogan a este desastre natural podría dar forma a la actitud del votante flotante, pero la lealtad de la mayoría de los votantes ya está determinada”, afirmó.

Hay mucho en juego para Erdogan. Se enfrenta a su reelección más difícil en años, ya que incluso algunos miembros de su base política conservadora se han vuelto en su contra durante una crisis monetaria y una inflación récord que, según los economistas, son problemas que él mismo creó.

Mujeres descansan en una calle junto a escombros cerca del sitio de un edificio derrumbado después de un terremoto, en Kahramanmaras, Turquía, el 8 de febrero de 2023. Foto: Reuters

Desde su última victoria presidencial en 2018, su gobernante AKP ha perdido el control de las capitales comercial y política del país, Estambul y Ankara, en las elecciones municipales.

Pero Erdogan durante el último año ha visto mejorar sus números en las encuestas, ya que desempeñó un papel de alto perfil como intermediario entre Rusia, Ucrania y Occidente luego de la invasión del Kremlin a su vecino más pequeño.

Según The Wall Street Journal, las recientes entradas de dinero ruso han ayudado a las finanzas del Estado turco. Y Erdogan impulsó el gasto público, elevó el salario mínimo, aumentó los salarios de los funcionarios públicos y amplió el acceso a los préstamos.

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