Helia Molina (PPD): “Me autoconvencí de que el Congreso no era la porquería que todos dicen, ahí hay un tremendo potencial”

Foto: Andres Perez

La exministra de Salud dice que, antes de asumir como diputada, pensaba que por su edad le sería complejo relacionarse con el Frente Amplio. Una vez dentro se dio cuenta de que las coincidencias eran más que las diferencias. "Yo, que soy de las más viejas, pensé que iba a tener un montón de problemas para conversar. Y para nada, ¿sabí tú? Son bastante respetuosos, no son agresivos", dice.


Helia Molina, exministra de Salud y diputada por el distrito 10, es la primera entrevistada del especial de debutantes de La Tercera, en que parlamentarios que asumieron por primera vez un rol en el Congreso compartirán su experiencia tras un año de trabajo.

Molina describe que, a veces, la labor parlamentaria se torna tediosa y el clima, hostil, con episodios de violencia incluidos y con faltas de respeto hacia los ministros que visitan el Congreso. Sin embargo, enfatiza que se trabaja. Y mucho. “¿Dicen que no se trabaja? Yo hacía tiempo que no trabajaba tanto. Tengo copada la semana entera y el fin de semana trabajo en el territorio”, cuenta.

Antes de llegar a la Cámara, ¿qué expectativas tenía?

Tenía expectativas moderadas con respecto a si iba a salir electa o no. Un poco porque se estaban eligiendo a personas más jóvenes. Yo soy una persona grande ya. Pero sentí que podía ser útil con mi experiencia, con mi vivencia, con lo esforzada que soy para trabajar. Mi expectativa era eso: solamente aportar.

Si lo compara con su experiencia en el Ejecutivo, ¿cuáles son los mayores cambios que nota en la manera de trabajar?

Me cuesta entender que cada vez que discutimos algo hablen de un lado 30, del otro lado 30. ¡Y dicen prácticamente lo mismo! Pero entiendo que esto es parte del protagonismo de cada diputado. El timing es muy variable también. ¿Cómo puede ser que algo que afecta a la infancia no se saque rápido? Si te demoras cuatro años en sacar una política que favorezca a los niños, ya hubo una generación que no vivió esa política. Ahora, es muy fácil hablar desde fuera. Uno dice que los diputados no hacen nada, que ganan no sé cuántos millones, que son estúpidos, inútiles. No es cierto. Me he encontrado con gente muy valiosa y trabajadora, transversales a todos los partidos políticos. ¿Dicen que no se trabaja? Yo hacía tiempo que no trabajaba tanto. Tengo copada la semana entera y el fin de semana trabajo en el territorio.

Ahora, que ganamos millones de pesos, tampoco. Yo no gano ni un peso más que lo que ganaba en la Universidad de Santiago. Era decana, es verdad, tenía buen sueldo. Pero están los gastos operacionales, está pagar tu secretaria, periodista, un abogado. Imagínate legislar yo, la Helia Molina, doctora. No tengo idea de cómo hacer una ley. Yo puedo tener la idea, puedo tener el reglamento, el qué, el cuándo, dónde, ¿pero el cómo escribir eso? Hay que tener un abogado.

¿Se ha sentido cómoda, escuchada?

Me ha costado. Recién me estoy acostumbrando. Ahora último, que entiendo más los trámites legislativos, que conozco a los diputados, me autoconvencí de que no era la porquería que todos dicen que es el Congreso. Ahí hay un tremendo potencial.

¿Cuáles eran las expectativas que tenía de la administración del Presidente Boric? En consideración de que el anillo político más cercano al Presidente es Apruebo Dignidad.

Tengo la mejor opinión del Presidente Boric, si bien no era mi primer candidato. Pero voté con mucho gusto por él. Por supuesto que las aprehensiones uno las tiene, sobre todo cuando las personas tienen poca experiencia, poca vivencia. Pero el Presidente Boric tuvo dos periodos de diputado. O sea, tampoco vamos a decir que viene directo de la universidad. Tiene muy buenas intenciones, es una persona honesta. Su gobierno ha sido un foco absolutamente continuo de persecución. Yo como ministra hacía todas las cosas supertranquila. La Presidenta Bachelet gobernaba, porque no estaban todos pensando qué le encontramos, y esto otro, y qué le hacemos aquí. Lo que haga el Presidente Boric, bueno o malo, siempre se lo van a encontrar malo.

Ahora, los cuestionamientos no provienen solo de la oposición, sino de sus propias coaliciones. Al Socialismo Democrático no le gustaron los indultos; a Apruebo Dignidad, el TPP...

Ese es el problema. Yo no digo que uno tenga que ser obsecuente con un gobierno. Los indultos, para mi gusto, fueron poco apropiados en el momento, pero es una prerrogativa del presidente. Nunca los presidentes tuvieron que explicar nada. Pero a Boric lo llevaron a la Contraloría...

Dice que a Boric todo se le encuentran malo. ¿A qué lo atribuye?

Hay un tema de la prensa. Los medios de comunicación tienen que dar noticias que produzcan controversia, discusión, “supiste lo que dijo”, no sé qué. Yo fui objeto de un titular cuando era ministra. Eso vende, en la televisión igual. Cuando veo que el Congreso tiene el 80% de reprobación, yo me digo: “pucha, es doloroso”. La cuestión de SQM pasó hace años, Chile cambió, se transparentaron las cosas. Pero todavía vivimos como sumidos en “diputados y senadores truchos”, “mentirosos”. Puta, si la señora echó bencina, ¡la media cagada! Yo no tengo marido, pero si tuviera, alguna vez le pediría que me vaya a echar si estoy cansada. ¿Y va a salir tres días en el diario?

Foto: Andrés Pérez

¿En qué nota que se diferencia el gobierno de Boric si lo comparamos, por ejemplo, con el segundo período de Bachelet? Algunos sugieren que tras el cambio de mando de septiembre pasado, este gobierno se convirtió en Bachelet III…

No, no tiene nada que ver. Era otro momento, otra situación. Hacer una comparación de dos gobiernos en un contexto tan distinto sería un poquito de ciencia ficción.

¿Considera que hoy día el gobierno está más cerca del Socialismo Democrático que de Apruebo Dignidad?

Claro. Los que son del Frente Amplio venían de una seguidilla de puros triunfos. Pero otra cosa es con guitarra, dice el dicho. Cuando estás en el poder, te das cuenta de que no bastaba con que tú quisieras algo para que fuera. Empiezas a tener la necesidad imperiosa de negociar y de tener distintas miradas. El Presidente Boric ha sido bien humilde en el sentido de entender eso.

¿Cómo se dieron las relaciones entre coaliciones oficialistas en la Cámara?

Mi experiencia ha sido tremendamente positiva de discutir con el Frente Amplio y el Partido Comunista (PC). Estamos en las comisiones de Salud y en la mayoría de los casos logramos ponernos de acuerdo, incluso con la derecha.

¿Pero en el Congreso en qué se nota? ¿Tienen códigos distintos?

El PC siempre tiene un código muy propio. Es injusto decir que están buscando transformarnos en Rusia. Están todos esos mitos y leyendas, y vienen con la historia. Hay muchos independientes dentro del Frente Amplio, que son muy jóvenes. Yo, que soy de las más viejas, pensé que iba a tener un montón de problemas para conversar. Y para nada, ¿sabí tú? Son bastante respetuosos, no son agresivos. A diferencia del Partido Republicano, que es homofóbico, tiran mierda para allá y para acá. ¿Para qué?

Los episodios que protagonizó el diputado Gonzalo de la Carrera han sido notorios...

¡Es que esas cosas no se habían visto nunca en el Congreso!

¿Su comportamiento es una excepción?

Hay otros parecidos, pero él es el más descontrolado. Los que están de antes me dicen que eso nunca se había dado, de insultar, de pegar combos. Tú puedes tener ganas de sacarle la cresta de repente alguien, pero tu actitud tiene que ver con el cargo que representas. También siento que hay bastante poco respeto cuando van los ministros, por ejemplo. Les dicen cosas pesadas.

¿Usted, como exministra, ha intentado frenar esas actitudes?

Ah, por supuesto.

¿Con quiénes?

Prefiero no decir, porque no es uno, son varios. El diputado Kaiser tiene un lenguaje bastante fuerte, pero otras veces es muy atinado y muy agradable como persona.

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