Julio Marileo, eventual candidato mapuche al Consejo: “Hoy no nos mueve la plurinacionalidad, nos convoca el reconocimiento de los derechos colectivos de los pueblos indígenas”

Es profesor y está a la espera de que el Servel certifique que cumple con los requisitos para postular como integrante del órgano redactor. Con ese paso listo, para obtener un escaño, deberá lograr que los votos de la circunscripción nacional indígena sean al menos el 1,5% de los sufragios del resto del país. "Hoy nos restringen la participación. Es lamentable y grave", dice al referirse a esta barrera de entrada.


Julio Marileo (45) es profesor en educación intercultural, magíster en Educación de la Universidad de Chile y doctorado en estudios culturales de la Universidad Católica. Toda esa formación, dice Marileo, es la que quiere poner a disposición del futuro Consejo Constitucional.

Marileo conoció de cerca lo que fue la fracasada experiencia de la Convención Constitucional. Por su interés en el tema y por ser pareja de la exconvencional mapuche Rosa Catrileo estuvo involucrado asesorando en varios de los temas del exórgano redactor. Ahora sabe que la opción de llegar al Consejo es difícil. Para lograrlo, necesita que la suma total de los votos de la circunscripción nacional indígena sea igual o superior al 1,5% de los votos válidamente emitidos en la totalidad de las 16 circunscripciones no indígenas del país.

El nombre de Marileo es conocido en el pueblo mapuche. No solo por su rol de dirigente indígena, sino que también por haber sido una de las primeras condenas por Ley de Seguridad del Estado en el año 2000 en un caso de un ataque incendiario. Por eso, recibió una condena que cumplió en libertad. Ya han pasado más de 20 años desde ese episodio y, confiado en que el Servel ratifique su candidatura que inscribió con 181 patrocinios, pretende ser uno de los redactores de la propuesta de nuestra Constitución.

Todo indica que solo habrá tres candidatos indígenas, ¿por qué cree que hubo tan poco interés?

En el proceso anterior se materializó un derecho colectivo indígena muy importante, que es el derecho a la participación. Se garantizó la presencia y la participación de los pueblos indígenas en la toma de decisiones, lo cual está garantizado en el derecho internacional, en el Convenio 169 de la OIT. Eso fue un avance significativo, porque sentó un estándar en que la participación indígena era reconocida. Del triunfo del Rechazo a la fecha ha habido un retroceso en ese reconocimiento de la participación indígena, partiendo por las barreras de entrada.

¿Se refiere al requisito del 1,5% del Acuerdo por Chile?

Se han generado barreras porque este proceso no garantiza la participación indígena, pese a que somos el 12,9% de la población. El umbral del 1,5% impuesto implica que se nos exige más de 190 mil votos para acceder a un espacio dentro del Consejo. Eso no es más que una barrera de entrada a la participación indígena, lo cual es una vulneración a nuestros derechos que ya están consagrados. Hay una responsabilidad de la clase política y del Estado. Cuando se logra un estándar, los derechos son evolutivos, uno no puede andar retrocediendo. Hoy nos restringen la participación. Es lamentable y grave.

¿Cuánta responsabilidad tienen los exescaños reservados de la Convención de que hoy estemos en esta situación? El proceso anterior tuvo 17 escaños para todos los pueblos indígenas y el resultado fue lo que vimos el 4-S.

Los del proceso anterior, ellos tienen que hacer su propia evaluación. Por mi parte, he hecho la mía. En esa autoevaluación creo que faltó más diálogo, abrirse a la discusión. En años anteriores hubo grupos que se atrincheraron, creo que ese no era el camino, era necesario dialogar con todos. Los partidos políticos también tienen mucho que decir, porque tampoco generaron esa condición de diálogo y sucumbieron a una idea de país que no representó a la ciudadanía.

Dado que los escaños son proporcionales a la votación obtenida, existe la posibilidad de que no haya escaños indígenas. ¿Cómo ve ese escenario?

Sería lamentable para Chile y los pueblos indígenas. Ahí el Estado estaría incurriendo en vulneraciones a nuestros derechos y se generaría el hecho político de la exclusión. Ya se está evaluando la posibilidad de recurrir a la Corte Interamericana de Derechos Humanos para manifestar lo que está generando este proceso. Yo espero que las personas que están ahí tengan la visión de futuro para defender un país que es de todos, no solo un país de la cota mil para arriba, sino que un país de todos, diverso y respetando a todos quienes habitamos de norte a sur, de cordillera a mar. En ese caso, espero que se generan las condiciones políticas para que los pueblos indígenas se vean representados.

¿Qué ideas o principios le gustaría defender en la propuesta de nueva Constitución?

La discusión anterior estuvo muy centrada en los maximalismos. Mi idea es más concreta. Son los derechos colectivos de los pueblos indígenas que dicen relación con la participación política para que nosotros podamos representarnos en los espacios públicos. El derecho a la libre determinación, como el derecho madre que nos permite definir cómo queremos ser, nuestro desarrollo, cultura, la integridad cultural. El reconocimiento constitucional lo doy por hecho, es algo que viene desde los 90.

¿Insistirá en la plurinacionalidad?

En ese proceso de evaluación del proceso anterior hemos hecho autocrítica y podemos decir que el tema de la plurinacionalidad no debió haber sido el foco principal de la discusión. El foco debió haber sido el reconocimiento constitucional de los derechos colectivos. Lo plurinacional al final es un reconocimiento que se terminará dando por sí solo, es algo más sociológico, en el entendido de que Chile ya es plurinacional, la diversidad ya existe, hay distintos pueblos que conformamos nuestro país.

¿Fue un error centrar la propuesta constitucional anterior en ese principio?

Creo que se mal utilizó, pero hoy no nos mueve la plurinacionalidad, nos convoca el reconocimiento constitucional de los derechos colectivos de los pueblos indígenas. No podemos obligar a otros a reconocer algo que para ellos es sensible. Si para un grupo es relevante reconocer a la nación chilena como el foco principal, no vamos a discutir con aquello y hay que centrarnos en otros temas más relevantes.

¿No es ideal que tenga que quedar plasmada en un texto constitucional?

A nosotros no nos mueven discusiones que pueden ser estériles y respecto de las cuales sabemos que hay una animadversión. Es necesario ir a discutir temas de futuro que nos convoquen ahora.

¿Cree que su condena por delitos bajo la Ley de Seguridad del Estado puede perjudicar su candidatura? Ya han surgido algunas críticas de algunos sectores.

Esa causa viene de la década del 2000, hace más de 20 años, en mi plena juventud. Ahora tengo 45 años. Después de eso me acogí a los decretos que me permitían, y que están instalados en Chile, limpiar mis antecedentes. Estuve durante 14 años limpiando mis antecedentes. Me acogí a ese derecho y eso ya lo hice ante el Registro Civil. Yo sabía que esto iba a salir, pero ya no es tema. Hoy estoy en otra etapa y hay que pensar en el Chile del siglo XXI. Frente a eso espero aportar a ese desafío. El partido hay que jugarlo desde adentro de la cancha para hacer los goles. Si no es así, lamentablemente, nuestra exclusión será por consecuencia de los umbrales que impusieron los partidos.

Comenta

Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.