La ola de violencia armada que no para: tiroteo en Nashville fue el número 131 en EE.UU. durante 2023

Robin Wolfeden reza frente a un memorial improvisado en la entrada de The Covenant School, el 28 de marzo de 2023, en Nashville, Tennessee. Foto: AP

El ataque del lunes a una escuela en Tennessee, donde murieron seis personas, incluidos tres niños de nueve años, evidenció las falencias del polémico control de armas, considerando que la abatida tiradora logró comprar siete pistolas pese a padecer trastornos emocionales diagnosticados.


La imagen es tan representativa de la compleja relación de Estados Unidos y las armas, que se vuelve desgarradora. Una fila de niños y niñas, todos tomados de la mano avanzando entre los icónicos buses escolares amarillos, salían rápidamente este lunes de The Covenant School, escuela primaria cristiana privada ubicada en el acomodado barrio de Green Hills, en Nashville, Tennessee. Minutos antes, el lugar se había convertido en el mortal escenario del último tiroteo masivo registrado en el país norteamericano.

Pero en la fila faltaban niños: tres estudiantes de tan solo nueve años y otros tres funcionarios del establecimiento murieron baleados por una solitaria exalumna del colegio que ingresó y disparó sin discriminar entre los asistentes, equipada con dos fusiles de asalto y una pistola de 9 mm compradas legalmente. No eran las únicas que poseía.

Niños de The Covenant School, escuela cristiana privada en Nashville, mientras son llevados a un sitio de reunificación en la Iglesia Bautista Woodmont después de un tiroteo en su establecimiento. Foto: AP

Audrey E. Hale, de 28 años y autora del fatídico ataque, logró comprar siete armas de fuego en cinco tiendas locales diferentes, informó el Daily Mail. Transacción que hizo pese a que estaba bajo tratamiento médico por un “trastorno emocional”, reveló este martes el jefe de la policía de Nashville, John Drake. Una de ellas fue devuelta luego de que su familia la encontrara, pero las otras seis se mantuvieron ocultas en el hogar, agregó Drake. Tres de ellas serían con las que, cerca de las 10 am del lunes, partió hacia el centro educacional para realizar su cometido.

Hale se identificaba como transgénero, detalló inicialmente la policía, y no contaba con antecedentes penales. Según el Daily Mail, Audrey Hale -su nombre de nacimiento- discutía con sus padres cristianos porque “no podían aceptar” que era gay y transgénero, y recientemente había adoptado el nombre de Aiden, utilizando los pronombres he/him en inglés, o él en español, agregó el medio británico.

Ha existido cierta confusión sobre la identidad de la persona atacante, ya que mientras desde la policía indicaron a The Washington Post que “es una mujer biológica que, en un perfil de las redes sociales, usó pronombres masculinos”, The New York Times informó que, según una publicación en redes sociales y un perfil encontrado de LinkedIn, la persona parecía identificarse como varón durante los últimos meses.

Imagen del video de vigilancia donde se ve armada a Audrey Elizabeth Hale caminando en The Covenant School. Foto: Reuters

Equipada con un chaleco negro sobre una camiseta blanca, pantalones de camuflaje y una gorra de béisbol roja puesta al revés, como se ve en un video liberado por la policía local, deambuló fuertemente armada por los pasillos de The Covenant School, institución afiliada a la Iglesia Presbiteriana del Pacto, parte de un movimiento evangélico que se separó de la Iglesia Presbiteriana, más liberal, en 1981, detalló Reuters.

A las 10.13 am las alarmas estallaron. Una llamada llegó a los cuarteles de Nashville, advirtiendo de la presencia de un tirador activo en la escuela, explicó el lunes el portavoz de la policía, Don Aaron. Los cinco primeros oficiales en llegar escucharon tiros en el segundo piso, por lo que subieron las escaleras y se enfrentaron directamente con la persona atacante, a diferencia de lo ocurrido en 2022 en Uvalde, Texas, donde aún se investiga por qué, pese a que un importante número de policías se encontraba en el lugar, estos no entraron a enfrentar al tirador.

El sangriento cometido de Hale dejó un saldo de tres niños de nueve años fallecidos. Katherine Koonce, la directora de la escuela de 60 años, Cynthia Peak, profesora sustituta, y el conserje Mike Hill, ambos de 61 años, también perdieron la vida en el ataque, detalló la policía.

Según un comunicado de la institución, Audrey Hale “había estado disparando a través de una ventana a los autos de policía que llegaban”. Y cuando dos agentes lograron arribar al lugar donde la tiradora se encontraba, le dispararon y mataron a las 10.27 hora local, detalló Aaron.

Imagen de una cámara corporal policial durante el operativo en The Covenant School en Nashville. Foto: Departamento de Policía de Nashville vía AP.

Una vez asegurado el lugar, los cerca de 200 niños que asisten a clases en el lugar fueron escoltados fuera de las instalaciones, en la simbólica fila india que conmovió a muchos estadounidenses.

Si bien se desconocen los detalles que motivaron a la tiradora a semejante acto, la policía encontró un detallado mapa dibujado de la escuela, el que incluía marcas con los puntos de entrada al colegio, además de un “manifiesto” que actualmente es examinado por los investigadores, explicó el jefe de policía John Drake.

Durante una entrevista con la cadena de televisión NBC News, Drake planteó que los encargados del caso barajan la idea de que existía “cierto resentimiento” de la sospechosa contra el lugar “por haber tenido que ir a esa escuela” durante su juventud, consignó Reuters. Sin embargo, este martes el jefe de policía reiteró que es muy pronto para hablar de un posible móvil, aunque confirmó que el ataque fue dirigido hacia la escuela.

Las dramáticas cifras

Durante 2022, en una escuela en Uvalde, Texas, se registró el tercer tiroteo escolar con el mayor número de muertos, solo superado por el de Virginia Tech, en 2007, y la masacre de Sandy Hook, durante 2012 en Connecticut. Esta historia no es ni de cerca la primera, y nada puede asegurar que no sea la última de este tipo en el año. Datos publicados por el Archivo de Violencia Armada, organización sin ánimo de lucro con sede en Washington DC, sumado al registro histórico de ataques a centros educacionales, así lo avalan.

Las muestras de dolor por los niños y profesores muertos en la masacre de Uvalde, en un colegio de Texas, en 2022. Foto: Reuters

Bajo la definición del Archivo de Violencia Armada, el que delimita a los tiroteos masivos como aquellas situaciones en que al menos cuatro personas resultan heridas de bala -excluyendo al tirador-, durante los primeros tres meses de 2023 se han registrado 131 casos de este tipo, considerando el ocurrido el lunes en Nashville. Cifra que se convierte en la más alta desde 2013, al compararla con los meses de marzo de años anteriores.

Por otro lado, la lista de centros educativos que han sido víctimas de tiroteos también crece y crece. Desde la matanza de Columbine en 1999, donde dos estudiantes asesinaron a 12 compañeros y a un profesor, se han registrado 15 ataques masivos que incluyen la muerte de 175 personas en escuelas o universidades de Estados Unidos. Cifras que resultan de la definición de un tiroteo en el que mueran más de cuatro personas, sin incluir al autor, según una base de datos recopilada por The Associated Press, USA Today y Northeastern University.

Según CNN, ha habido 89 tiroteos escolares, definidos como cualquier incidente en el que se dispara un arma en una propiedad escolar, en EE.UU. en 2023, según la base de datos de tiroteos escolares K-12.

Basándose en datos recopilados desde 2020, la Kaiser Family Foundation afirmó que las armas de fuego son la principal causa de muerte entre los niños estadounidenses de entre uno y 19 años, consignó la misma cadena. Y si bien muchos de esos decesos ocurren en barrios violentos, más que en las aulas, en las escuelas aumenta cada vez más la sensación de vulnerabilidad, escribió en el medio el columnista Stephen Collinson.

Una mujer abraza a su hija en una vigilia de oración en la Iglesia Cristiana Woodmont por las víctimas del tiroteo masivo en la Escuela Covenant. Foto: Reuters

Según el periodista, este lunes “fue el turno de Nashville de unirse a la lista de ciudades que se convierten en famosas por una epidemia de tiroteos masivos que gran parte del país parece dispuesto a aceptar tácitamente como el precio del derecho a poseer armas de fuego de alto poder”, agregando que las víctimas “fueron asesinadas en el lugar que debería ser el más seguro: donde los niños van a la escuela”.

El problema de las armas, calificado como “epidemia” por el columnista, es un fenómeno exclusivamente estadounidense, aseveró a CNN Jason R. Silva, profesor adjunto de Sociología y Justicia Penal en la Universidad William Paterson. Según el académico, la nación norteamericana es el único país desarrollado en el que se han producido tiroteos masivos cada año durante las últimas dos décadas, por lo que la cifra supera con creces la de sus pares.

Un arma que, dice la policía, fue utilizada en The Covenant School por la sospechosa del tiroteo masivo Audrey Elizabeth Hale. Foto: Reuters

Utilizando una definición conservadora, en el que el ataque incluye cuatro o más muertos, excluido el autor, y deja fuera la actividad criminal con ánimo de lucro, el homicidio familiar y la violencia patrocinada por el Estado, Silva cifró en 68 las personas muertas y 91 las heridas en ocho ocasiones distintas durante 2019. El Archivo de Violencia Armada, que contabiliza basándose solo en si son cuatro o más heridos, elevó a 417 los tiroteos masivos en 2019 y 646 en 2022.

Un problema político

Cuando el Presidente de Estados Unidos, Joe Biden, destacaba durante un evento el rol de las mujeres en las pequeñas empresas, debió cambiar el enfoque para hablar del tiroteo en Nashville. “Es enfermizo”, aseguró el lunes. “Tenemos que hacer más para detener la violencia armada. Está destrozando nuestras comunidades, desgarrando el alma de esta nación”, insistió.

Según Collinson, dichas palabras se han convertido en “una característica definitoria de la maniobra política ineficaz que siempre sigue a los tiroteos masivos, ya sea en escuelas de Texas o Tennessee o en un supermercado en Buffalo o en un campus universitario en Michigan”.

“Pido nuevamente al Congreso que apruebe mi prohibición de armas de asalto. Ya es hora de que comencemos a hacer más progresos”, agregó el mandatario. Petición que hizo a sabiendas de que no logró sacar adelante una política de ese tipo en el pasado, cuando tenía una mayoría en el Congreso, y que tampoco lo logrará ahora, donde los republicanos controlan la Cámara y los demócratas no están remotamente cerca de los 60 votos que necesitan en el Senado.

El Presidente Joe Biden habla sobre el tiroteo masivo en The Covenant School en Nashville. Foto: AP

Este martes, en tanto, el mandatario se declaró impotente ante la violencia armada en el país, en lo que The New York Times definió como una “admisión notablemente tajante”. “He agotado toda mi autoridad ejecutiva para hacer, por mi cuenta, algo sobre las armas”, indicó Biden.

El senador republicano, John Cornyn, fue de los primeros en salir a contener las peticiones de un mayor control. “Yo diría que hemos llegado lo más lejos posible, a menos que alguien identifique algún aspecto que no hayamos abordado”, dijo a CNN, en una interpelación velada a que sus rivales demócratas propongan algo que no contravenga su visión de la Segunda Enmienda, que protege el derecho del pueblo estadounidense a poseer y portar armas.

“El presidente no deja de repetir los mismos argumentos. Así que no está ofreciendo ninguna solución o idea nueva. Si lo hace, creo que deberíamos considerarlas, pero hasta ahora no he oído nada”, agregó. Según el texano, la mayoría de los “ciudadanos respetuosos de la ley” se verían afectados por medidas más restrictivas.

¿Cuál derecho es más importante?, se preguntó Stephen Collinson. ¿El de portar armas o el de defender la vida humana de jóvenes y niños? “En muchos de estos tiroteos masivos subyace una tragedia política”, escribió. “En un clima político enconado, en el que cualquier intento de legislar sobre las armas se presenta como un intento de arrebatar ilegalmente las armas de fuego, no existe un terreno común alcanzable entre la defensa del derecho constitucional a portar armas y los deseos de muchos estadounidenses que quieren leyes más estrictas sobre las armas”, cerró.

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